CAPITULO 26 - SIN MIEDO

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Sin miedo

Clarissa

¿Alguna vez nos pasó en que dimos pasos sin rumbo alguno? Solo caminamos y caminamos sin saber a donde ir, el cuerpo inerte avanza sin destino y la mente divaga en lo más desolado del olvido sin pensamientos razonables, sin nada.

Din timp...

Din timp...

Din timp...

Suena en eco a mi alrededor y la sensación de miedo me invade. Camino por un largo pasillo oscuro, las paredes se adornan un tapiz púrpura oscuro que podría fundirse con el negro. ¿A donde voy y que es este lugar?.

Las paredes se mueven y se tornan borrosas, se escuchan voces en el aire, voces que se acercan cada vez más y se vuelven susurros en mis oídos.

No quiero escucharlos....
No quiero escucharlos...
No quiero escucharlos...

Tengo miedo, mucho miedo y empiezo a correr, el pasillo no tiene fin y pareciera que nunca podré alcanzar el pomo de la puerta.

Din timp... din timp... din timp...

Las voces se hacen cada ves más fuertes y me perforan la cabeza, me duelen, me torturan y me consumen. Siento la mano de alguien en mi hombro y grito presa del pánico cuando los vidrios de las ventanas se rompen.

El corazón me late a velocidad y el sudor me empapa la ropa. Me incorporo rápidamente cuando la comida regresa por mi garganta y tengo que ir de inmediato al retrete, la expulsó vaciando mi estómago y un así las arcadas no se detienen, no sale nada más de mi estómago, las manos me tiemblan y puedo sentir aún el miedo de mi pesadilla.

No tengo idea de lo que ha sido el maldito sueño pero me ha quitado las ganas de cerrar los ojos de nuevo, lavo mis dientes y mi boca se reseca. A fuera está fresco aún y mi reloj marca las dos de la madrugada. Aún y en la penumbra de la oscuridad, la pulsera de plata brilla sobre mi mesilla de noche.

La luz de la luna hace contraste con ella volviéndola más potente de lo que parece. Henrry se me viene a la mente y su recuerdo aún duele aunque no tanto, me pregunto si él se sentirá como yo o quizá me habrá olvidado ya.

Me la coloco por costumbre ya que siento extraño no tenerla en mi muñeca y a pesar de todo me gusta mucho. La moral me golpea al recordar como me entregue a otro hombre que ni siquiera me quiere y el que lo merecería en su momento no le fui capaz de corresponder de la misma manera.

Actúe como toda una ramera gimiendo su nombre y ahora ni siquiera se quedó a dormir conmigo como la noche anterior. Mi lengua exige agua y me dirijo abajo por un vaso. Antonio dijo que durmiera en el último momento antes de salir de mi habitación que en cierto modo me decepcionó ya que termino en la ducha y con la misma se marcho pensativo.

¿Y que esperaba, que después de unos acostones el sería diferente conmigo? Pues si, la verdad lo llegue a pensar por un momento pero ya quedo claro que estaba equivocada, ese hombre sólo quiere sexo de mi y yo debería querer lo mismo. Simple placer carnal y es todo, porque es imposible negar que no sabe lo que hace ya que cada maldito orgasmo que me causó, sacudió mi cuerpo como nunca antes al punto de dejarme las piernas temblando y el sexo palpitando.

Todas sus amenazas fueron cumplidas y me sumió en un abismo de placer, pero eso fue todo, solo un rato de calentura y ya está. No lo buscaré por más mi tampoco sucumbiré a mis ganas desenfrenadas. Bajo al último escalón y todo está en penumbra como siempre, tomo mi vaso de agua pero el piso de abajo tiembla.

LINAJEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora