CAPITULO 45 - QUEDATE

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Quédate

Clarissa

Una ráfaga de viento se traspasa por algún lado de estas gruesas paredes que me llevan a un largo camino oscuro. Siento frío, mi cuerpo tiembla y se estremece cuando él aura helada me envuelve.

Mis pies avanzan por si solo y el crujir de la madera es un ruido sonoro que rebota en las paredes, mi respiración es lo único que logro escuchar cuando me detengo. Dos caminos diferentes se encuentran cuando llego a una división.

Ninguna me anima a seguir pero al momento que quiero retroceder, una  pared  invisible me detiene como si solo existiera en mi imaginación. Observó detenidamente ambos senderos y por un segundo vislumbró aquella mujer que resulta tan familiar.

Su tunica blanca se arrastra sobre el suelo y comienzo a seguirla automáticamente. Continúa girando a más pasillos pero no logro alcanzarla, otro ruido sordo me detiene y capto su procedencia justo detrás de mi. La mujer sigue esperándome en el fondo de una puerta negra que ilumina una leve luz tenue.

Garras se escuchan arañar el tapiz púrpura y mis pies corren por sí solos presos del miedo. Se mueven a velocidad cuando algo pesado retumba el suelo con sus grandes zancadas. La puerta me parece tan inalcanzable que estiro la mano tratando de llegar a ella pero no sucede, unas manos heladas me toman de los hombros y por encima veo las horribles garras teñidas de rojo que me sumen de nuevo a la oscuridad, mi grito es lo único que escucho.

Abro los ojos llorosos por la pesadilla que me aterra cada vez que los cierro. Un escalofrío me recorre la espalda cuando siento unas manos frías tocarme, no lo pienso dos veces y las aparto asustada. Mi corazón late a velocidad pero se controla cuando devuelvo la mirada cuando acepto quien es la persona que se encuentra parada justo al pie de la camilla.

Tranquila—unos ojos azulees me traen devuelta a la realidad—soy yo.

Cecilia se encuentra con las manos en el aire en muestra de que me tranquilice y asimile que todo fue un sueño. Siento como mis músculos se relajan hasta que resulta doloroso a semejante tensión que estaba experimentando, un sentimiento de alivio me reconforta y me permito volver a cerrar los ojos respirando profundamente.

¿Te encuentras bien?—se acerca de nuevo—luces demasiado pálida linda.

Si si—me siento lentamente en la camilla recorriendo el lugar de paredes frías y blancas—solo un mal sueño.

Parecía demasiado malo—sus ojos azulees resaltan rodeados de un color tan contrarío por todos lados—pude escuchar tus quejidos deste el otro pasillo.

Que pena—me encojo—no me he dado cuenta en que momento me quede dormida.

Era de esperarse—se sienta en el borde—te hicieron venir aquí a media noche y nos has pegado el ojo desde ese entonces hasta ahora que amaneció—se mira el reloj sorprendida—dormiste considerablemente.

—¿Que hora es?—pregunto frotándome los ojos.

—Está por anochecer—responde y la miro sorprendida—dormiste prácticamente todo el día.

—Carajo no pareciera—muevo el hombro ya que la mordedura aun me duele—siento como si solo lo hubiera hecho por diez minutos—refutó—me siento demasiado cansada como si ese vampiro me hubiera extraído toda mi energía.

LINAJEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora