LINAJE

CAPITULO 51 - ERROR

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Error

Clarissa

En momentos como estos maldigo las veces en que dije "no puede pasarme algo peor". Hoy me trago esas palabras por que esto es peor que cualquier cosa que me haya pasado, desde las veces en que John y Valka me atraparon llegando a casa después de haberme escapado, las ocasiones en que William tuvo que dar la cara por mis problemas y falta de autocontrol, todas ellas recordándome lo malo de ser impulsiva. Recibí muchas miradas llenas de dolor y decepción, pero ninguna se compara a esta que me pone a temblar.

Mi lema era "lo hecho, hecho esta y no hay nada que pueda hacer para remediarlo" pero en este momento con esos ojos llenos de rabia clavados en mi, me hacen querer salir corriendo por la puerta y regresar al lugar del que me escape, pero no voy a arreglar nada y ya fue suficiente, si voy a morir ahora será con el gusto de que me fui intentándolo.

Porque ya me perdí mucho a mi misma, me falle y deje en segundo plano con mi dignidad de por si ya pisoteada. Ahora miro mi reflejo y me sofoca lo que veo. Olvide como es que llegue aquí y todo lo que tuve que pasar en ese horrible lugar donde fui denigrada, insultada y maltratada por que los golpes dolieron mas que cualquier palabra obscena y la tortura visual fue mas aterradora que la física.  Todo por desliz del sujeto que me observa detenidamente.

El reloj dorado en su muñeca sobresalta con su brillo gracias a la luz de la lampara y los botones sueltos dejan a la imaginación su pecho que lo adorna una cadena plateada. Su postura es tirante, las venas sobresaltan de sus antebrazos descubiertos y por que lo conozco se que su temperamento es muy ostensible y mortífero, cualquier mínima cosa de su fastidio es idónea para desencadenar su ira.

—¿Cómo me encontraste?—obligo a mi boca a articular palabras sin tartamudear.

—Me decepciona ver como subestimas mis alcances—responde con toda la tranquilidad que su postura no refleja—te sorprendería si te lo dijera.

—Lo imagino. No debiste mortificarte en venir hasta aquí—endurezco la mandíbula—pero si lo que te inquieta es el hecho de que diga algo sobre lo que vi, jure no hacerlo.

Lleva la mano al mentón y pasea el dedo índice por su barba pensativo. Se forma un absoluto silencio y la fricción de la tela de su ropa es lo único que se percibe además de mi respiración irregular.

—No, eso no es lo que me preocupa—vuelve a prestarme atención—tu y yo tenemos cosas que hablar.

—Te equivocas—me adelanto—yo no tengo nada mas que decir o escuchar de ti.

Suelta una risilla dejándome ver sus colmillos que intenta retraer, en verdad que esta furioso y aun así hace un esfuerzo por mantenerse al margen. 

—No solo te escapas y rompes tu promesa—se pone de pie haciéndome retroceder—también te robas a mi perro—mira a Aslan que se mantiene a su lado—yo diría que me lo debes.

Cuanto mas pasan los minutos con el aquí, mas aumenta mi ansiedad y ni con recelo puedo eludir que mis ojos recorran su cuerpo. Las piernas gruesas y trabajadas que sus pantalones de vestir destacan al igual que la camisa. Antonio es imposible de ignorar, es de esos hombres que parecen quiméricos y si tuviera a sus padres enfrente sin duda los felicitaría por crear semejante obra y vaya que quisiera conocerlos para saber de donde provienen tan buenos genes.

Sin embargo es una lastima que debajo de esa piel solo exista un vacío, es una lastima que seamos tan diferentes, pero sobre todo es doloroso que lo haya conocido de esta manera. A veces desearía haberlo hecho antes que a Henrry.