LINAJE

CAPITULO 57 - PLANIFICACION

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Planificación

Antonio

—No les concierne, son nuestras decisiones.

—Debe entender nuestra suma preocupación, sus actos son... inquietantes ¿Hay algo malo de lo que debamos preocuparnos?.

—No hay absolutamente nada de malo, ni con mi hijo, Antonio se queda aquí con Gabriel y punto.

—Afuera también tiene deberes Sire, al igual que ella y nuestra gente necesita un a su rey cumpliendo sus deberes, no un padre de familia. El príncipe debería estar siendo instituido con nuestros jóvenes, es de preocuparse que suspenda dichas actividades.

—Habla como si estuviese insinuando que el príncipe es incapaz de prepararse fuera de los estándares—interviene Gabriel saliendo de la oscuridad— le aseguro que esta mas capacitado que cualquiera allá afuera e incluso usted, por que soy yo quien se esta encargando de llevar su educación.

—Seria incapaz de algo así, el consejo solo se preocupa por el futuro de los sangre pura, después de todo es nuestro deber—el viejo inclina la cabeza a mi padre que se mantiene al margen y yo me escondo en silencio.

—Asteria volverá cuando lo desee, es la ultima vez que lo digo. Los asuntos sobre nuestro hijo son sólo nuestros, estoy siendo benevolente al explicárselo y misericordioso al dejarlo salir por esa puerta, a mi nadie me cuestiona y creo que no soy el único que ya se lo dejo en claro, apuesto que Constantin ya le ha dicho lo mismo—el viejo palidece—ahora, márchese.

El miembro del consejo no duda en irse lo mas rápido posible, mi padre da miedo y no necesita hacer movimiento corporal para ponerlos alerta. Esta tan enojado que la madera cruje y los ventanales se quiebran. Gabriel sabiamente se marcha sin decir nada y los nervios me atacan cuando padre voltea en mi dirección ¿Me habrá notado y si fue así desde cuando se dio cuenta?

Se levanta con lentitud y camina a pasos cortos hacia mi que he salido a la luz esperando a que me reprenda por ser irrespetuoso al espiar sus asuntos. Juego con mis manos por delante y agacho la cabeza apenado.

—Ven aquí—me obliga a mirarlo cuando se inclina a tomarme en sus brazos y lo rodeo por el cuello—¿Qué haces fuera de la cama?—sube conmigo las escaleras.

—¿No vas a regañarme padre?—le pregunto con voz baja.

—Pude hacerlo desde que te escuche bajar silenciosamente las escaleras—responde—puede que ellos no lo noten, pero yo si y mientras lo permita Antonio, maten los oídos alerta y la boca tan silenciosa como tu respiración.

—¿Por que no castigaste a ese hombre?—abre la puerta de mi habitación y me coloca en la cama—su manera de hablarte e intromisión fue grosera.

—Aun no es tiempo—responde pensativo cubriéndome con las sabanas—todavía no.

Stoian sabia que era mejor dejarme escuchar y aprender que privarme de sus asuntos como cualquiera lo habría hecho. Desde siempre tuvo panes y secretos que me sorprenden mas de lo que espero, ambos siguen dejando cosas ocultas por los largos caminos que recorrieron. El no me mantuvo con una venda en los ojos, al contario, me dejo ver la cruda y cruel realidad de lo es.

Me tuvo lejos de donde no me hacia falta estar y Gabriel se convirtió en mi sombra. Observo al hombre que tengo enfrente postrado en una cama y de repente me parece tan viejo como un anciano humano. Los nobles no tienen la inmortalidad eterna como nosotros, no viven tanto como desearían y a Gabriel ya se le notan los siglos.