CAPITULO 49 - MIENTRAS YO ESTE

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Mientras yo este...

Clarissa

Me aflige saber que mis luchas constantes por acercarme a el son en balde. Cual grande será el recelo por no dejarse ver la cara detrás de a mascara de indiferencia que siempre carga. Jamás creí que llegaría a esta situación tan peculiar con el hombre que me embrollo bajo su encanto y como una tonta caí en su trampa.

Se apodero de mi sentido común y la mayor parte del tiempo me confunde. Trato de entenderlo lo mas que puedo pero me estoy cansando, se esmera tanto por hacerlo imposible. Es como si en ocasiones de repente lograra pescar esa parte de el que me susurra sus deseos profundos al oído y después se me escapa cuando por fin siento que puedo tocarlo y aferrarlo a que se quede.

Posiblemente me he vuelto loca y sea tan ridícula como el afirma, pero yo se bien lo que veo a través de esa mirada insufrible de hielo y mi ser me dice, muy en el fondo que no me equivoco y que lo que me trasmite es real cuando esas manos heladas se suavizan en el momento que lo hacemos, yo percibo el sentimiento que surge entre los dos cuando nuestros cuerpos de unen. No es necesario hablar cuando sus ojos lo dicen todo, pero yo necesito escucharlo.

Duele que piense en que mis palabras son vacías y que todo lo que siento solo sean imaginaciones mías. En un principio así lo dije, cuando no quería aceptar que alguien tan hijo de perra como el podría llegar a gustarme si se supone que es mi raptor, pero ahora que todo esta claro no hay excusa. Aunque tampoco explicación lacónica que justifique mi error, por que lo es y tengo un poco de sensatez para admitirlo.

Dije que quería seguir con la venda en los ojos, pero lo que siempre quise decir para mis adentros, es que no estaba preparada para reconocer en voz alta que posiblemente me he enamorado...

Por que yo se bien que estoy jodidamente perdida por el, tanta es mi dependencia por estar a su lado que me siento en abstinencia cuando no lo tengo junto a mi. Es tan increíble que cuando me están consumiendo las pesadillas, el las aleja como mi faro en la oscuridad, sus brazos son mi refugio cuando siento que estoy al borde del precipicio.

No logro dormir en lo absoluto y sigo mirando hacia la puerta con la esperanza de que regrese, pero las horas pasan hasta que da paso al amanecer y ningún solo ruido se escucha en esta casa tan silenciosa. Los parpados se me cierran, el cuerpo se me ablanda; tengo tanto sueño pero en un descuido cuando me dejo llevar, una mano atraviesa mi campo de visión. El miedo me toma y obligo a mis neuronas despertar.

Acuno mis rodillas envuelta en la sabana y caigo por si sola cuando no logro mantener los ojos abiertos, mi vista se nubla aun fija en la puerta esperándolo. El cerrojo de mi puerta cruje y es suficiente para abrir los ojos de nuevo; no lo imagino por que alcanzo a ver cuando se cierra la puerta.

Antonio—lo llamo por que estoy cien porciento segura que era el.

Me levanto de la cama en un salto rápido y corro hasta el pasillo, bajo las escaleras pero ya no lo escucho. Tengo que hablar con el...

No me rindo y sigo hasta la puerta principal con el piso frio calándome los pies descalzos. El aire esta helado afuera pero logro verlo caminar hacia su auto, el corazón se me para cuando mis ojos viajan a la maleta que lleva en la mano. Va vestido con ropa común y capucha con lentes oscuros.

¡Oye!—bajo corriendo con la lengua entre los dientes cuando las piedras se me clavan en los talones—¿A donde vas?—lo tomo del brazo y se vuelve hacia mi, odio esos lentes por que me privan de ver su bello rostro aunque luzca tan guapo con ellos.

LINAJEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora