CAPITULO 74 - AURTACA

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Aurtaca

Antonio

Nunca he solido ser del tipo de mente que se distrae con facilidad, me enseñaron a ser un perfecto en todos los aspectos. Desde mi manera de actuar, hablar y hasta lucir, a denotar el poder y diferencia que nos caracteriza ante los demás.

Por que cuando uno de nosotros camina, los súbditos se abren paso y agachan la cabeza, es lo que somos y nacimos para ser relevantes, con un fin y propósito que nadie más podría cumplir como lo es nuestro papel.

La presencia se siente y el poder pone de rodillas a quien sea. Mayormente ningún nivel inferior tendría la suficiente voluntad para alzarse ante su señor, pero cada uno entre 100 lo logra y aunque es una acción estupida, se convierte en una piedra en el camino qué hay que quitar.

Ahora sentado aquí escuchando los intereses de mi gente, los problemas por los que tengo que ver. No me enfrascan como antes que comenzaba a maquinar en todas las posibilidades. El abuelo de Eisak Hansen, Vidar. Explica las contantes represalias que se han tomado con los vampiros del ejército para limpiar a los traidores.

Sin embargo, asiento por inercia dándole la razón. Mientras mi mente viaja a otro lado, a una persona en específico que no abandona su lugar y al cerrar los ojos puedo llegar a imaginar su calor.

Se han sufrido enormes bajas entre los nuestros y más con los de nivel C, Londres se convirtió en una de las ciudades más inseguras junto con otras y me estresan los ataques que se siguen provocando. Me he jodido a la mayor cantidad de aurtacas cada que actuó, le quite a sus aliados, los cabecillas que movían todo desde la pirámide y aún así queda uno que sigo contemplando hasta que me de el último motivo que necesito. Es el jefe de todo su puto movimiento.

—Algunos se han alzado apoyándolo —habla Lucian Blade's —las protestas son evidentes al igual que las marchas.

—Están más muertos que la figura que alaban —contesto— si su sugerencia es el encarcelamiento, la declino —sentenció— a partir de ahora abro de nuevo la pena de muerte directa sin derecho a juicio, o sea, aniquilamiento a los protestantes.

Sus caras de impresión los lleva a mirarse unos con otros, es algo que estaba esperando por aludir y se dejó de practicar con fines a los derechos de los vampiros, pero yo soy diferente y la misericordia no va conmigo.

—¿Alguno va en contra? —me han visto a donde puedo llegar, fueron los mejores testigos y serían muy tontos si se atrevieran a contradecirme.

Ninguno se opone y no muy convencidos asienten de acuerdo.

—Bien —tamborileo los dedos en mi silla al pie de la mesa— continúen.

Él aura se ha puesto más sofocante y Gabriel que está a mi lado me lanza una mirada breve que deja mucho de que hablar para después.

—Vemos que es necesario una reapertura a la conversión de nuevos miembros a la especie —chasqueó la lengua.

—¿Como dice? —habla Gabriel incrédulo pero levantó la mano para que calle y me lo deje a mi.

—Los humanos mueren por ser parte de nosotros —explica Lizzandro Roar —existe un balance y con lo sucedido, se ha perdido este por completo. Necesitamos esclavos, servidores nuevos.

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