CAPITULO 75 - LA DAMA DESPIERTA

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Doamna se trezește

Clarissa

Hay momentos que no suelen definirnos, unos más terribles a simple vista que asustan y en verdad te preguntas ¿Realmente soy yo? Es como una especie de reflejo en el que te vez a ti mismo.

Al parecer no me conocía ni siquiera a mi misma, estoy tan cambiada y los signos de la tormenta se reflejan notablemente. Mi piel antes blanca y moteada de rojo por las mejillas, ahora luce más pálida que nada, las bolsas moradas por debajo de mis ojos los sumen haciéndome ver como un muerto.

Este es es el aspecto que tienen las personas que buscan la solución fácil a los problemas, mis labios secos perdieron su color y la ropa holgada no simula los 17 kilos que he perdido. Doy asco y soy un asco.

Meto una pastilla a mi boca que hace efecto a lo segundos inmediatos y dejo que el alucinógeno me lleve hacia atrás dejándome caer contra la pared fría del baño. Comienzo a sudar a pesar del frío y mi taquicardia resuena hasta por mis oídos.

Las rosas son hermosas y las espinas a su alrededor las vuelve una amenaza para todo aquel que intente cortarlas. Aquellos con suficiente valentía dejaran cortarse y derramar su sangre, todo por obtenerla...

Todos quieren a la bella rosa en sus manos pero temen a espinarse con ella, ya que cada pincho contiene veneno que mata, que pudre y deteriora.

Es como la peor de las hierbas venenosas y letales con un perfecto disfraz que atrae por su hermosura. Todo lo bello cuesta... hasta la vida... la belleza es una maldición andante... el que caiga en ella se condena para toda la eternidad... su veneno es adictivo y cuando la rosa lo inyecta en tu sistema, te vuelves suyo...

Carraspeo negando con la cabeza, mi cuerpo se vuelve tan pesando como si cargara costales de harina. La regadera del baño gotea lentamente y no soy capaz de obtener fuerza suficiente para levantarme.

Mis sentidos están más despiertos que yo y estos me avisan que me ponga de pie y abra los ojos. Con dificultad lo hago mirando hacia enfrente la mujer con cabello largo y castaño oscuro. Su vestido esta teñido de sangre y me observa con esos aterradores ojos que no he podido dejar de imaginar.

—¿Que quieres? —preguntó tragando saliva.

Ella se coloca de rodillas gateando hasta mi y el miedo me inunda pero no puedo hacer nada, no puedo huir cuando se acerca cada vez más. Mi vista se desenfoca y puedo sentir que tiemblo de terror.

A ti —toma mi rostro entre sus manos frías como el hielo— eres mía y yo soy tuya.

Niego con la cabeza sollozando fuertemente y cierro los ojos esperando a que se vaya otra vez pero me toma entre sus brazos acariciandome con sus garras filosas que se me clavan en la piel cuando me persigue.

Tengo miedo, estoy aterrada escuchando su voz en mi oído y puedo hasta oler lo viejo en ella. Cada vez qué pasa la mano por mi cabello, entierra su garras estremeciéndome el cuero cabelludo.

Me he convertido en inservible hasta para huir de mi misma y no soy nada ahora, quisiera escapar de este infierno sin retorno pero siento que no hay escapatoria. Ella se está metiendo en mi cada vez más, yo siento como se introduce a la fuerza y me quiere dominar aunque sigo luchando, pero estoy segura que pronto, muy pronto perderé esa batalla.

LINAJEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora