CAPITULO 60 - DUBAI

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Emiratos Árabes ~ Dubái 18.08.27

Narrador omnisciente

El futuro, una palabra soñadora que abarca mas allá de lo que podemos ver y esperar, nadie puede saber con exactitud lo que te espera el día de mañana. El destino y el futuro, parecen dos palabras iguales, sin embargo el primero parece venir programado por algo místico que se hace real a partir de nuestros actos, pues estaría labrado como una especie de juego enfermizo por algo mas poderoso. Y lo segundo viene instantes después del presente, ambos muy peligrosos y despiadados si así lo dictamina.

Los humanos dicen que dios tiene un plan para todos, incluso para aquellos los hijos del pecado. Cierta persona no cree en el destino, pero si en alguien que juega con los caminos de la vida a como le de la gana en el momento exacto que lo quiera. Te quita, te da y todo parece tener el mismo patrón, pero no siempre es así. Existen tres reinos, uno entre las nubes que te lleva por misericordia si así lo merecías, el otro por debajo del suelo que te condena a pagar y sufrir toda una larga eternidad tus pecados y el ultimo en la tierra donde tienes un poco de ambos, te prepara lo suficiente para ascender o descender.

El futuro te puede regalar cosas buenas y malas, ambas inolvidables y el pasado es un recordatorio de eso. Tal es el caso de Cecilia, que jamás imagino lo torturante que puede ser la memoria, porque sin duda esa es la maldición mas terrible de todas, el recordar, que esta ahí para recalcarte tus fallas a cada momento hasta que tu mente se apague para siempre como un ciclo de agonía y sufrimiento constante.

La encantadora criatura de cabello rubio y ojos azules carga con cadenas demasiado pesadas, que la han dejado en el camino con profundas heridas sin sanar por completo. El que su hermano mayor le dijera sobre cierta persona que asechaba en la misma ciudad que ella, la hundió de nuevo a las arenas movedizas de las que tanto le costo salir. Aun dolía y lo haría para toda su larga vida, por que los vampiros recuerdan todo y viven mucho tiempo para hacerlo.

Clarissa la observo a través de la rendija de la puerta, con la mano en pecho. Vio sus bellos ojos oscurecerse como el anochecer, la vio apretar tan fuerte los dientes que temió por que terminara rompiéndoselos. Aun no comprendía lo que pasaba y por mas que intentara persuadir a Antonio, él no le dijo absolutamente nada. Algo que recalca él príncipe es su creencia de que cada quien lucha su propia batalla y se salva como puede, su egoísmo lo llevo a preocuparse muchas veces solo por él y nadie mas. Sin embargo, no siempre fue así y lo recuerda bien, recuerda las palabras de su padre y cada una es un hierro ardiente por su garganta.

Su promesa sigue estando allí y es no volver a amar, lo hizo una vez y se perdió por completo así mismo. Se perdió tanto que ya nunca regreso y solo quedo un cascaron vacío, pero a veces sueña que encuentra sus huellas de regreso y las va siguiendo por una luz que le ayuda a buscarlas en medio de la oscuridad para retomar el camino del que una vez se desvió. Cuando se siente desorientado, sigue la luz del atardecer cuando la noche se asoma ya que le recuerda a ciertos ojos que solo en sus recuerdos viven.

A veces no puede evitar recordar a su vieja amada y mirar hacia la criatura que aprendió a necesitar, ambas tan distintas pero con un espíritu similar que le causa el mismo sentimiento que había enterrado en lo más profundo de su ser. Al principio sintió que estaba traicionando a su recuerdo, pero después se volvió tan intenso que cada día la resultaba mas difícil alejarse de ella, pronto dejo de resistirlo, de soportarlo y se dejo ir como el viento al llevarse las hojas hasta los brazos de una humana que al principio solo quería poseer.

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