Cap.86

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Luego de ser separado de su bebé, se quedó un tiempo dentro de la tina, abrazó a YoonGi y admite que las lágrimas que rodaron por sus mejillas fueron de felicidad, de orgullo y de amor puro, sincero, un amor nuevo. No sabía que podía amar tanto en tan poco tiempo, pero su beba y su nene se lo dejaron claro con una sola respiración, con un llanto, con un agarre en uno de sus dedos, hasta con su simple existencia. Les amaba y él sabía que ellos le amaban, le quedaba claro cuando sus bebés lloraron al separase de él, de su calor; aunque no le agradaba que lloraran tanto, sabía que lo hacían porque ellos le reconocían, que sabían que él era su papi, el que los trató de mantener a salvo.

YoonGi también lloraba, no sabía si de felicidad o de alivio; hace solo horas le habían informado que ese parto podría ser de alto riesgo, qué tal vez el amor de su vida más sus otros dos amores no sobrevivirían, fue un proceso tan duro, tan desgarrador y casi sin calidez; tan aterrador pero tan hermoso al mismo tiempo. No sabía cómo agradecerle a JiMin, no sabía cómo expresar sus sentimientos, estaba tan feliz de aquella sorpresa que su esposo le preparó en su cumpleaños, agradecía no haberse protegido; pues a pesar de que al principio tuvieron inconvenientes y que todo se tomó como un mal entendido, ahora era más que feliz, agradecía sus acciones del pasado y no se arrepentía de nada.

Una bata mojada cubría su cuerpo hasta los muslos, ya había pasado el parto y seguía con su pancita pero menos hinchada como antes de dar a luz, sus piernas estaban adoloridas y sentía frío en casi todo el cuerpo, el momento de calor e incomodidad ya había pasado; dejando en su camino un frío pesado y sudor frío cayendo lentamente por su cuerpo, desde su frente hasta su espalda baja; o tal vez era el agua que aún recorría todo su cuerpo.

Mientras su bebé era atendido, el mismo joven Min recibía la atención apropiada, con ayuda de la enfermera y YoonGi fue levantado de la tina, sus brazos fueron agarrados por unos desconocidos y su cintura por aquellos pálidos tan conocidos para poder caminar sin dolor hasta la regadera; su entrada dolía a horrores, podría jurar que estaba desgarrada, tal vez tenga moretones o el dolor dure días; pero por sus bebés lo valía, lo valió y siempre lo valdrá.

- ¿Quiere que le ayude, Señor?.- La enfermera se dirigió hacia YoonGi.- Puedo ayudarle a limpiar al Señor JiMin.

- No, gracias.- YoonGi recibió por completo el cuerpo de JiMin, tomándolo firme de la cintura.- Con el banco será suficiente.- Sonrió amablemente.- Pero, ¿Podría, por favor, buscar a la Señora Sunni que está allí afuera?.- Está asintió y YoonGi la despidió de la habitación y se metió con JiMin a la bañera con regadera sin cerrar la puerta; esperando por su suegra.- ¿Te quieres sentar, bebé?.- Le dijo al verle acostar su cabeza y mano sobre su pecho desnudo.

- N-no.- Su voz seguía un poco entrecortada y áspera por tanto grito y sollozo.- Me duele.- Susurró abrazando más fuerte a YoonGi.

- Siento eso, Minnie.- Acarició su espalda baja suavemente, queriendo acariciar ese lugar lastimado directamente; pero sabía que dolería e incomodaría a su esposo, prefirió acariciar aquella parte más cerca y besar repetidas veces la frente que alcanzaba con su toque suave de labios rositas.

- ¿YoonGi?.- Admiró a Sunni entrar por la puerta de cristal, con una mascarilla en totalidad blanca y guantes igual de blancos en sus manos, también con unos protectores en sus zapatos de color azul y una bata casi transparente del mismo color.- Una enfermera pidió que viniera, ¿Está todo bien?.- Se adentró como temerosa.- ¿Y los bebés? No los he visto de camino para acá.- Sin dudar ni importándole su ropa, se acercó a donde estaba la pareja, acariciando la espalda de su hijo y apretando el antebrazo de YoonGi, demostrando su presencia y su apoyo a la pareja, buscando tranquilizarlos o prepararse a ella misma para la noticia.

- Está todo bien Sunni-ah.- YoonGi le sonrió.- Ambos están bien y no les vió porque los están atendiendo.- Sus ojos se volvieron más pequeños en una sonrisa más grande cuando vio un puchero de felicidad en la expresión de su suegra, sabía que estaba feliz y le alegra compartir esa felicidad que él sentía con las personas que consideraba su familia desde los años de noviazgo con su pequeño.- Le mandé a llamar para que me ayudara con Minnie, esta muy lastimado y no se quiere sentar, pero tampoco quería que las enfermeras le siguieran viendo, se dejó antes porque era el parto pero ya pasó, con usted se sentirá más cómodo y si lo hago solo se me puede caer. No me quiero arriesgar.- Besó la frente del menor, recordaron las muecas de incomodidad que hacía cuando le tocaban aquellos lugares que solo YoonGi tenía permitido tocar, aquellos lugares tan íntimos que le daban vergüenza mostrar, exponer su cuerpo ante tanto personal médico fue incómodo.- ¿Me puede ayudar?

Padres YoonMin MpregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora