Nacida para Pertenecer (Borrador)

Capítulo 61

Layne estaba muy nerviosa, tenía  las manos sudorosas y un pequeño dolor de cabeza, ahora la acompañaba constantemente. Sus compañeros le habían dado privacidad para arreglarse. Esta noche era la base de todo su futuro trabajo como alfa de la manada. Ella sabía que no la iban a respetar de la noche a la mañana, pero al menos podía intentar caer bien. El respeto se lo iría ganando.

Como primer paso se había aprendido de memoria los nombres de las personas y sus rostros. Estaba muy contenta por ello, sus días de estudio darían frutos positivos.

Se miró en el espejo, cuando finalizó de arreglarse. No reconocía a la mujer que le devolvía la mirada. Esa mujer era hermosa, rellena de curvas y muy esbelta. Se veía segura y en definitiva tenía toda la actitud para liderar.

Por primera vez, vio en ese espejo lo que todos los demás veían. Ella era un alfa y había nacido para liderar. Paso sus manos por su vestido, alisando unas arrugas imaginarias. Inspiró varias veces, ya era hora de que bajara a su fiesta. Como si la hubiesen escuchado, tocaron la puerta.

- Layne, ¿Estas lista? - pregunto Arthur, mientras la observaba. Layne asintió- estás hermosa- aprobó su vestimenta.

Arthur ofreció su brazo, Layne aceptó gustosa. Layne sintió que su temperatura descendía. Arthur posó su mano sobre el brazo de Layne.

- Tranquila, hija. Todo saldrá bien- Layne se detuvo. Arthur la observó con detenimiento- ¿He dicho algo malo?

- No, es solo que me dijiste hija- observó Layne emocionada.

- Es que lo eres- afirmó Arthur- Layne asintió intentado retener las lágrimas. Después de todo no deseaba dañar su maquillaje.

- ¿Cómo sabes que todo estará bien? - preguntó ansiosa Layne.

- Porque aunque haya problemas , confío plenamente en la madre naturaleza. Sé que ella no te hubiese elegido, sí no estuvieras capacitada para esto. Además confío en ti plenamente, te he entregado no solo a mis hijos, sino a mi manada- finalizó. Layne tenido el corazón como un tambor de guerra. Valoraba muchísimo que Arthur la aceptase.

Prosiguieron su camino, al bajar las escaleras todo sonido desaparecido. Las personas centraron su atención en ellos. Layne sintió que dejaba de respirar y trago fuerte.

- Ha llegado nuestra invitada- dijo Arthur, aún sosteniendo su brazo como para darle fuerzas- Ella es Layne, la compañera de mis dos hijos: Daniel y Dante - se escucharon murmullos de desaprobación- y su futura alfa.

Los murmullos pasaron de desaprobación a asombro. Los invitados la observaban con atención.

- Una vez celebrada la unión con mis hijos- prosiguió Arthur, llamando su atención- dejaré mi puesto y ella pasará a ser su nueva Alfa- esta vez los murmullos se convirtieron en gritos. Layne apretó el brazo de Arthur, intentado encontrar apoyo- en ese momento mis hijos pasarán a ser sus betas. Ella irá eligiendo a su círculo de confianza a según los vaya conociendo. Aprovechen la noche para conocerla. Aquellos que no estén de acuerdo, tienen la libertad de marcharse de la manada. Les daré está semana para que me lo comuniquen- se detuvo mirando con atención a todos. El silencio era abrumador- y para aquellos que sientan el deseo de buscar la forma de que ella no llegue al cargo, sepan que tiene todo mi apoyo y haré todo para que se cumpla su destino. Ahora disfruten la fiesta.

La música se reanudó, Daniel y Dante se acercaron para buscar a su compañera. Arthur se alejó, debía comenzar a sondear los invitados.

Daniel guió a Layne hacia el primer grupo. Ella reconoció de inmediato sus rostros era una de las familias fundadoras de la manada. Roger y Mary Black, eran los líderes de esa familia. Tenían dos hijas casaderas Leyla y Lory.

Las presentaciones se hicieron, Layne no se sentía cómoda. Ellos le sonreían, pero no era una sonrisa real. Para ella estás personas no la aprobaban. Lory se acercó a Daniel, se notaba que le coqueteaba.

- Mi querido Daniel, mi hermana y yo te extrañamos mucho- dijo toda provocativa- espero que pronto volvamos a correr juntos por el bosque.

Daniel estaba incómodo, en ese momento uno de los deltas llamó su atención. Quedamos solo Dante y yo con el grupo de arpías. Dante hablaba con Roger, las tres mujeres se centraron en Layne.

- Dime niña, ¿Qué edad tienes? - dijo de forma despectiva Mary. Y sus dos hijas se burlaron de la pregunta.

- Mi edad no es de su incumbencia- dijo Layne controlando a su loba. Quien ya estaba a punto de marcar a sus parejas en público.

- Sabías que mis pequeñas fueron hasta hace poco pareja de Dante y Daniel- el aguijón se clavó profundo en su corazón- siempre he creído que los cuatro estaban muy enamorados. Pero bueno cuando la naturaleza llama nada se puede hacer.

- ¿A qué se refiere, señora?.

- Que ellos están contigo, por química. Algo que no pueden rechazar. Pero sé que amaban a mis hijas. De hecho ya estábamos haciendo planes de bodas, ¿Verdad, niñas?

Ambas asintieron como borregos. Layne sintió como si el piso hubiese desaparecido y ella estuviera cayendo. ¿Sería verdad?¿Sus mates solo estarían con ella por química?

Tenía deseos de huir, pero no podía. Ella no debía mostrar que la habían herido.

- Señora, desconozco la relación de sus hijas con mis parejas. Eso es su pasado. Lo que si le puedo decir, es que soy su presente y futuro- miro a las tres. Ellas se sintieron asustadas y abrumadas, al ver su rostro deformado- y si ustedes valoran su puesto en esta manada, les daré un consejo: nunca vuelvan a faltarme el respeto. No lo permitiré, ¿Queda claro?- preguntó.

Las tres asintieron en silencio. Dante se acercó y colocó, sus manos sobre las suyas. Que estaban clavadas sobre los hombros de Mary. Layne cayó en cuenta que sus garras habían salido. Los hombros de Mary sangraban. Dante, la calma con sus pensamientos.

- Disculpen, debemos seguir presentándola. Disfruten la celebración- indico Dante, tomando de la mano a Layne para llevarla al próximo grupo.

Buenas noches, aquí les dejo un nuevo capítulo.

¿Qué les ha parecido Layne? ¿Qué hubiesen hecho ustedes ante esta situación?

Nos leemos pronto...