Estaba nerviosa, ver su reflejo en el espejo era atemorizante. Hoy era la dichosa fiesta de cumpleaños. Melannie la había convencido para salir de compras. Ahora veía su reflejo, una chica con un vestido de flores y maquillaje le saludaba.
Se sentía una impostora. Esta chica parecía normal, no sé veían sus cicatrices y marcas. Es como si nunca le hubiese pasado ese acto tan asqueroso. Una lágrima recorrió su mejilla, la puerta de su habitación se abrió, su pequeño hermanito Jayden entró. Una sonrisa iluminó su rostro, dando alegría a su día. Él se había convertido en su mejor terapia, cada vez que esos brazos pequeños la rodeaban se sentía plena.
- Nane, tas linda- Dijo extendiendo sus brazos para que lo alzará.
Volvió a observar su reflejo, está vez con Jayden en sus brazos. Se preguntó si algún día disfrutaría de tener sus propios hijos. Su tristeza volvió al recordar que el evento fatídico dio como consecuencia un gran daño en el útero. El médico vaticinó que sería casi imposible tener hijos. La desolación la embargó, no había nada que celebrar. Era una mujer hueca, sin vida.
- Nane, ¿tas tiste?- Jayden tocó con sus manitas su rostro, limpiando la lágrima que adornaba su mejilla- te quielo.
Esa declaración, barrió cualquier tristeza. Le regaló una sonrisa y le dió un beso. Pensó que era momento de afrontar su fiesta con valentía. Bajó a Jayden de sus brazos y lo tomó de la mano, caminando hacia su pesadilla.
Escuchó al abrir la puerta de su cuarto las voces en la sala, música y holgorio llenaban el ambiente. Al acercarse a las voces, se sintió insegura. De no ser por Jayden, se hubiese encerrado en la habitación.
- ¡Feliz cumpleaños!!! - gritaron todos al verla entrar a la sala. Se asustó, Jayden comenzó aplaudir emocionado.
Ángel se acercó y la abrazó. Melannie la miro con ternura, sus amigos se fueron turnando para felicitarla. Pasado todas las felicitaciones, logró alejarse para respirar y sentirse segura.
Vio de lejos su torta de cumpleaños, decorada de rosas y listones. Supuso que estaría relleno de chocolate y fresas. Al menos eso lo disfrutaría. Jayden la alcanzó, y le tomo la mano. Él siempre sabía cuando estaba mal.
- mira mi egalo- dijo emocionado, ofreciéndole una cajita mal decorada.
- ¡Qué bello! Bebé- comenzó abrirlo, dentro estaba un par de zarcillos de girasoles. Era su flor favorita- gracias, bebé. Eres mi príncipe.
Lo levantó en brazos, abrazandolo. Se sentía muy agradecida de contar con el amor de su hermanito. Vio a Melannie con lágrimas de emoción.
- Me hizo llevarlo a buscarlos, fue una semana de pesadilla- dijo de broma- quería el regalo perfecto para, Nane.
Volvió a su fiesta, donde intentó mantenerse tranquila. Lo menos que necesitaba era que le diese un ataque de pánico. Durante toda la fiesta Jayden estuvo a su lado como su fiel caballero. Sus amigos insistieron en llevarla a un local nocturno a celebrarlo. Se negó tanto como pudo, al final ganaron. Quedaron en planificar la salida para los próximos días.
Al final la celebración no fue tan mala. Se sintió incómoda, pero no podía negar que lo disfrutó. En algún momento se sintió normal.
Ayudó a limpiar todo, se fue a su cuarto a prepararse para descansar. Al llegar un intruso ocupaba su cama. Jayden como siempre se vino a su cuarto. Nada mejor para alejar sus pesadillas, dormir con su pequeño príncipe.
Al día siguiente, se sentía extraña. Estaba sensible, los olores le parecían muy fuertes, los sonidos la atormentaban. Terminó con un dolor de cabeza terrible.
Se encerró en su cuarto, no quería que Jayden la viese así. Notó que su piel estaba de un tono rojizo. Tenía fiebre y un calor insoportable la invadió. Le dolía el cuerpo. Se asustó, no recordaba sentirse así desde el accidente.
Se despertó al escuchar un sonido en la puerta. Ángel estaba tocando, como pudo se levantó y quito el seguro de la puerta. Ángel se asustó nada más al verla.
- ¿Layne?¿que sucede?- dijo llevándola a su cama, al sentarse se quejó del dolor.
- Creo que tengo un virus, me duele el cuerpo y tengo fiebre- Ángel la tocó y confirmó que estaba hirviendo.
Salió de la habitación, llamando a Melannie a gritos. Eso la molestó, sintió que le gritaba al oído. Su pequeño caballero entró en la habitación, temió que se asustara al verla.
- Nane, ¿Te Lele panza? - dijo montandose en la cama.
Melannie y Ángel entraron en la habitación. Ángel tomó a Jayden en sus brazos y lo sacó de la habitación. Él comenzó a llorar, gritando su nombre. El corazón se le arrugo, no quería hacerlo sufrir.
Melannie entro en su baño, busco una toalla y la mojó con agua fría. Se la colocó en la frente, por un momento muy corto, se sintió bien. Pero su temperatura era muy alta. Al pasar las horas y no mejorar su condición, llamaron al médico.
Le realizó un chequeo completo, al final indicó que era un virus. Recetó unos medicamentos y se fue. Todos salieron del cuarto, extrañó el pequeño cuerpo de su hermano. Al fin logró cerrar los ojos y dormir.
Comenzó a soñar, estaba en un bosque, corría y corría sin parar. Podía escuchar su respiración acelerada, el viento en su rostro. Llego a un pequeño lago, sintió sed y se acercó. Vio su rostro reflejado en el lago, no era su rostro. Era un hermoso lobo blanco, con unos ojos azul eléctrico. Se quedó quieta, no quería asustarlo. Un sonido la distrajo, volteó su rostro. Dos lobos estaban detrás de ella.
Uno era negro con ojos grises casi blancos. La miraba con intensidad, como si quisiera hablarle. El otro era de color marrón. Se sentía atraída hacia ellos, pero tenía miedo de que la atacaran. Poco a poco se acercó al menos atemorizante, el de color marrón y cuando fue a tocarlo, despertó.
La cama estaba húmeda por el sudor de su fiebre, se sentó en la orilla de la cama. Ya no tenía fiebre, de hecho tenía frío. Su cuerpo aún le dolía. Pero ya no se sentía tan sensible.
Se levantó al baño, decidió darse una ducha. También debía cambiar su cama. Al ver su reflejo en el espejo, recordó el sueño y sintió escalofríos. ¿Qué podría significar ese sueño?
Hola aquí les dejo un nuevo capítulo¿Disfrutaron el cumpleaños?
Nos leemos pronto...
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Nacida para Pertenecer (Borrador)
Kurt AdamEl mundo gira, todo sigue aún cuando yo muero lentamente. Siempre estuve sola. Me abandonaron al nacer, crecí en las calles acostumbrada a ser violenta para sobrevivir. Lo he hecho bien durante estos 15 años, nadie me ha tocado a parte de alguna gol...