Estaba exhausta, llena de sangre y aún así podía sentir el poder recorrer su cuerpo. La energía que le fue dada por Madre, era parte vital de su cuerpo.
Ya no la sentía extraña o fuera de lugar. Ahora podía sentir todo y a todos. Podía escuchar y sentir a su manada. Observó alrededor como su manada le daba la bienvenida. Y sus mates la cubrían, mientras el cuerpo de Ario terminaba de desangrarse.
Ella sabía que no sería su último enemigo y que ni sería su última elección. Pensó en lo que pudo perder y aceleró el paso, necesitaba llegar cuanto antes a la casa.
Al llegar, una ola de amor le golpeó. Jamás había sentido una sensación igual. Por su conexión mental, preguntó ¿Dónde están?
De inmediato recibió la respuesta, corrió desesperada. Esperaba no haberse equivocado con su decisión. Pero aún tenía mucho temor, no quería ser la causante de un mayor daño.
Al entrar, a la que a partir de hoy sería su oficina, se encontró a Aheorio. Estaba solo y su rostro no mostraba expresión alguna.
Layne comenzó a sudar frío. Y su corazón de aceleró. Sus mates llegaron detrás de ella, sin entender su actuación.
- Aheorio, ¿Dónde estabas? - preguntó Daniel preocupado- no estuviste en la ceremonia de unión.
- Ni viste a Layne destripar a Ario - Dijo Dante muy orgulloso, abrazando a su Mate.
- Tenía una tarea que hacer- Dijo todo criptico. Después observó a Layne, estaba orgulloso de lo que se había convertido - Alfa, sus invitados están siendo revisados en este momento.
Y así sin más Layne rompió a llorar, mientras se lanzaba a los brazos de Aheorio. Estaba muy agradecida y no sabía cómo lograría pagar tal favor. Aheorio la consoló, sabía la presión a la que había estado sometida.
- ¡NANE!- Layne levantó su vista, buscando desesperada a la razón de su angustia.
Su pequeño hermano, Jayden. Se lanzó a sus brazos. Prodigandole de su amor, como siempre. Su caballero de brillante armadura.
- ¿Estás bien, bebé? -preguntó ansiosa mientras lo revisaba.
- Unos hombres feos me amalaron y me decían cosas feas- ella escuchaba sintiendo como su vida se le escapaba.
- Lo siento, bebé. Fue mi culpa, no te protegí. Prometo que no volverá a suceder -dijo besando su cabeza con amor. Se concentró, quería borrar cualquier dolor o daño inflingido.
Poco a poco su energía fue pasando por los brazos de su hermano. Y recorriendo cada parte de su cuerpo. Comenzó a reír sin parar.
- ¡NANE! ME HACES COSQUILLAS -dijo con su carita risueña.
Terminó de revisar a su hermano, en ese momento fue que se dió cuenta de que Melannie estaba en la habitación.
Se sintió culpable, la pobre tenía un moretón en el ojo y unas grandes ojeras. Layne dejó a Jayden en el piso y se acercó lentamente a la mujer que le había regalado un hogar y una familia.
Cayó de rodillas a su pies, no tenía valor para enfrentar a la mujer a la que casi le matan su hijo, por ella.
- Lo siento, jamás... Yo jamás- lloró desconsolada. El solo imaginar lo que Angel pensaba de ella.
Él que le había dado cobijo y la había ayudado. Y ella le paga logrando que maten a su hijo.
- Layne, para -le regañó Melannie- esto no es tu culpa.
Con cuidado se arrodilló a su lado, quería mirarla a los ojos y hacerla entender que no la culpaba.
La oficina quedó en absoluto silencio. Melanie tomo el rostro de su pequeña niña. Y le obsequio un beso en la frente.
En el momento que sus labios tocaron su piel, el proceso de sanación inició.
- Mila!!!- grito Jayden- Nane blilla como un hada.
Ambas se levantaron, se abrazaron mutuamente haciendo las paces.
- Lo único que me importa, es que lograste salvarnos- expresó Melanie.
- ¿Qué fue lo que sucedió? - pregunto Dante- ¿Cómo lograste saber dónde estaban? Nosotros los buscamos y no logramos dar con ellos.
- Ario me lo dijo - indicó Layne- cuando llegó y estaba entrando a esta oficina, su mano tocó accidentalmente mi brazo y tuve una visión de dónde se encontraban- Se acercó a sus mates, pues bien sabía que estarían enojados por no compartir con ellos está información- Llame a Aheorio, necesitaba que todo siguiera igual. Hacerle. Creer a Ario que él poseía el control de la situación.
- ¿Así que jamás nos elegistes?-dijo un muy dolido Daniel.
- Claro que sí, los elegí desde el principio. Mi malestar no era por elegirlos. Pues sabía que ese era no solo mi deber, sino mi necesidad. Mi malestar era saber que por mi bien y el bien mayor, dos inocentes morirían. Ario aún cuando no me hubiese presentando a la ceremonia, igual los asesinaría. Lo supe desde el inicio.
-¿Por qué no nos dijistes? -preguntó dolido Dante.
- Yo no podía, mientras no fuesen mis betas, le debian lealtad a Harry. Si les decía su deber para con su alfa era ir a decirle. No podía saberse. Solo Aehorio y yo teníamos conocimiento. No podía arriesgarme a que alguien en esta casa le dijera a Ario- ambos se veían dolidos- por favor no me juzguen, deben confiar en mis decisiones aunque no estén de acuerdo con ellas.
Un toque en la puerta interrumpió la reunión. Angel entro ansioso y corrió a besar a Melania. Hayden corrió abrazar a sus dos padres, mientras estos se besaban y lloraban de la emoción.
Layne se volvió a sentir nerviosa, Angel sería tan comprensivo como lo había sido Melanie y Jayden.
- Papi, nane blilla -dijo Jayden muy emocionado.
Eso trajo la atención de Angel a Layne.
- ¿Estas bien? -preguntó ansioso. Ella solo asintió -gracias por salvarlos.
Se acercó y la abrazo, recordándole a Layne que está era su familia. La familia que la aceptó con todos sus defectos.
- ¡Dios, como te he extrañado! Mi pequeña -dijo acariciando su cabello-, has cambiado, te ves más madura y un poco más grande.
Ella le sonrió y sus lágrimas seguían corriendo por su rostro.
Hola!!! Aquí les dejo un nuevo capítulo. Ya nos acercamos al final. Eso me tiene muy triste.
Nos leemos pronto...
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Nacida para Pertenecer (Borrador)
Hombres LoboEl mundo gira, todo sigue aún cuando yo muero lentamente. Siempre estuve sola. Me abandonaron al nacer, crecí en las calles acostumbrada a ser violenta para sobrevivir. Lo he hecho bien durante estos 15 años, nadie me ha tocado a parte de alguna gol...