Capítulo 20

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Ángel los miraba como si estuviesen locos. Alan lo había convencido de recibir a los dos chicos que habían atacado a su hija. Pero con el pasar de la conversación, se estaba arrepintiendo de aceptar.

- ¿Porqué nos miras como si estuviésemos locos? - preguntó Daniel indignado.

- Porque es lo que parece- contesto Harold, sin darle chance de responder - Será mejor que le demuestres el punto.

- Ok- aceptó Daniel- pero debes mantener la calma. Esto es muy importante.

Ángel observaba a los tres chicos con incredulidad. Se sentía enojado y la realidad es que quería terminar la conversación para no volverlos a ver nunca más.

Daniel se levantó, comenzó a desvertirse en la sala de la casa de Ángel. Éste se levantó para impedírselo. Daniel levanto su mano para detenerlo.

Una vez desnudos, la sala se llenó de sonidos escalofriantes, en segundos Daniel había desaparecido y en su lugar quedó un lobo gigante de color negro. Ángel se lleno de temor, palideció sin saber como actuar ante está situación.

- Dices que Layne, ¿es igual?- pregunto ansioso e incrédulo. Su hijo dormía con Layne - Pero ella jamás a mostrado síntomas.

- ¡Oye! No es una enfermedad- le regaño Harold- sólo una raza superior a la humana. Y tu hija es lo que en tu mundo sería un Rey.

- Querrás decir, reyna- le corrigió Ángel.

- No, Rey- le corrigió Harold - Ella no debería ser un Alfa, sólo los machos nacen alfa.

- Pero, ella lo es...- sentenció Ángel.

- y es por ello, que su manada la desterró. Ahora ¿alguna vez has visto un programa de naturaleza o de la vida de los lobos?- preguntó Harold a un muy sorprendido Ángel. Éste negó con la cabeza- Los lobos andan en manada con un Alfa y un círculo cercano. Algo así como sus guardaespaldas. Los lobos solo tienen una única pareja en la vida. Una vez que la encuentran, no existirá nadie más que esa pareja. Si muere, el lobo se alejara de la manada para enloquecer y morir. Ellos- señaló a los hermanos- son la pareja de Layne.

- ¿Dos hombres?¿ están locos? Ella ni tan siquiera permite que alguien la toque. No creo que acepte tener dos hombres- dijo gritando, ya había sido muy paciente- quiero que se marchen de mi casa ¡ya!

- Señor- dijo Daniel, quien ya se había transformado en humano- sé que no es fácil de aceptar. Pero necesitamos su ayuda con Layne. Ella está en peligro, en nuestro mundo no será aceptada y cuando sepan que existe, que ya es adulta y puede exigir su lugar- se detuvo tomando conciencia de su declaración- vendrán a matarla. Nosotros debemos protegerla, mientras ella este tan inestable, necesita de todos lo que puedan ayudar.

Ángel se sentó, esto era demasiado para digerir. Layne es muy importante para él. Desde que la violaron, se había asegurado de resguardarla.

- ¿Qué proponen?- dijo cediendo al fin.

- Necesitamos hablar con ella. Debemos ayudarla a salir de ese estado que nosotros causamos. Ella necesita ver que estamos bien. Y que no la odiamos- dijo Dante, hablando por primera vez- debe entender que ella es lo más importante para nosotros. Es nuestro mundo y nuestra pareja. Daremos la vida por ella.

- ¿ Cómo es posible que sean dos? - volvió a preguntar preocupado.

- Sucede muy pocas veces. La naturaleza decide que una sola pareja no será suficiente para la fuerza y funciones de su mate- dijo Harold- ella es muy importante para la naturaleza. Tiene una gran batalla por delante. Debe entender señor, que nuestro mundo es machista. No hay feminismo u homosexualidad. La mujeres nacen para procrear decendencia, ser propiedad de sus parejas y nada más.

Ángel comenzó a caminar por la sala, mientras escuchaba sus declaraciones. Lo cierto es que Layne, no había mejorado nada. Esta situación se estaba saliendo de sus manos. Francamente no sabía que hacer.

- Esta bien- dijo creando un silencio sepulcral- dejaré que uno de ustedes la vea, si veo mejoría dejaré que continúen viéndola. Sino, está será nuestra última conversación. ¿Estamos claros?

Todos aceptaron, debieron elegir quien sería el indicado para la primera visita. Harold parecía el mejor, pues ella le conocía. Pero al final, Daniel ganó. Le había rechazado, tenía que disculparse e intentar que volviese a la realidad.

Daniel camino detrás de Ángel. Estaba muy nervioso. No sabía que decirle, no quería hacerle más daño. Al llegar a la habitación, la encontró acostada de espalda a la puerta, mirando a la pared. La enfermera estaba jugando con su hermanito menor. Al parecer él le estaba haciendo un dibujo.

La habitación era muy hermosa, de colores claros. Tenía librerías de pared a pared. Su cuarto estaba muy ordenado. Al ver el perfil de su mate, noto lo delgada que estaba. Se le veían los huesos. Sin duda, ella debía salir de ese estado.

- ¿Tú quien edes?- pregunto Jayden, en actitud dominante.

- Soy Daniel, amigo de tu hermana- le ofreció la mano. El pequeño le miró con escepticismo.

- Nane no tiene migos. Sólo Ala- le reclamó.

- Soy un nuevo amigo- respondió Daniel con paciencia.

Ángel le indicó a la enfermera que saliera llevándose al niño. Éste se molestó negándose a salir de la habitación. Daniel le pidió permiso por sólo unos pocos minutos. Él como si fuese un adulto lo pensó, al final accedió.

Al final, quedaron en la habitación Ángel, Daniel y Layne. Ya que Ángel no pensaba dejarlos solos. No sabía que tramaba. Se sentó en un rincón de la habitación, dándole espacio para hablar.

Daniel se sentó en la silla que estaba ubicada al lado de la cama, estuvo unos instantes en silencio.

- Hola, Layne- dijo mirando atentamente la reacción de ella a sus palabras- sé que sabes quien soy. Por favor déjame ver tu rostro.

Espero unos minutos en los que ella lo ignoró. Cuando se iba a levantar dando por pérdida la visita. Vio como ella, se movía para darle la cara. Él se asustó, tenía grandes ojeras, los ojos rojos y húmedos. Su mate se estaba matando.

Ella le miró con atención, podía ver como sus fosas nasales se movían, aspirando el aroma. Su aroma. Sus pupilas se dilataron, su piel se erizó y su respiración se alteró, como si estuviese corriendo.

- Hola, pequeña- dijo con dulzura- yo te debo una disculpa- esto captó la atención de Layne, quien lo miró con curiosidad- yo no debí abandonarte, estaba molesto. No sabía quien eras y todo lo que has pasado. Yo lo siento, no quise hacerte daño.

¿Qué opinan de lo que les tocó hacer a los hermanos? ¿Qué hubiesen hecho ustedes?

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¿Qué opinan de lo que les tocó hacer a los hermanos? ¿Qué hubiesen hecho ustedes?

Nos leemos pronto...

Nacida para Pertenecer (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora