Capítulo 23

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Layne estaba sentada en un rincón del salón. Grandes lágrimas decoraban su rostro. Tenia la nariz y ojos hinchados. ¿Alguna vez su vida sería normal?

Aun no creía lo de los lobos, aún cuando soñaba con ellos en su forma animal. Además los hermanos se habían transformado para ella. Fue vergonzoso verlos desnudarse, en una habitación llena de gente. Layne no entendía, como podía ser lobo sí nunca se había transformado o comportado de manera distinta a la humana.

Hubiese sido genial tener poderes especiales aquella noche. Estaba al borde de una crisis nerviosa, Ángel y Melannie la veían preocupados. Los hermanos habían intentando estar sentados a su lado, ella se negó de lleno.

Cuando estaban cerca no lograba concentrarse. Además estaban esas locas sensaciones que tenía por ellos. Debía pensar con claridad. Notó que la habitación estaba silenciosa, regresó su atención a ellos. La miraban con atención, como esperando una respuesta que ella no tenía.

Esto era demasiado para procesar, necesitaba descansar. Pensar calmadamente. Se levantó, todos le miraron con atención. No tuvo el valor para hablar, sólo se retiró a su cuarto. Se sentía débil y asustada. Ellos estaban confundidos, ella no era lobo. Y mucho menos un Alfa. Ella lo sabía bien, era cobarde y no sabía defenderse. ¿Cómo lograría guiar a alguien en su vida?

Entró en su habitación, decidió no encender la luz. Aunque le temía a la oscuridad. Se carcajeo al recordarlo, allí estaba su gran líder. Se acostó en la cama, ocultó su rostro en las almohadas. Estaba mareada y un dolor de cabeza comenzaba atormentarla.

Poco a poco, él cansancio la venció y se quedó dormida.

Comenzó a caminar por el sendero, no tenía deseos de estar allí. No quería tener está conversación. Al llegar al claro se sorprendió. Alguien con capa le esperaba, sólo veía su silueta. Un aroma a metal fundido inundó sus fosas.

- Te esperaba, Alfa- dijo una voz fuerte, con un sonido metálico.

- ¿Quien eres? - pregunto dudosa de acercarse al ser, porque estaba segura que eso no era humano, pero tampoco lobo.

- Soy Aheorio, Lord de los duendes- indicó mientras se acercaba a ella- es momento de que recibas ayuda para discernir tú camino- finalizó con una venía, como quien trata con una reina.

- ¿Duendes? ¿ayuda? - preguntó temblando. Estaba aterrada, quería escapar. Pero una fuerza la mantenía en su lugar.

- Entiendo que tengas preguntas. Después de la vida que has llevado, también las tendría. Prometo contestaré a todas- dijo observando con atención su figura- lo primero que debes saber, es que el mundo paranormal tiene normas y leyes, como la humana. Los hombres lobos poseen su consejo, manejado por un grupo de selectos miembros elegidos cada cierto tiempo.

- Pero, ¿no eres lobo? - interrumpió Layne. Él  la miro con ternura, como un padre vería a su niña pequeña.

- No, no lo soy. Tampoco pertenezco al Consejo de lobos- se anticipó a su siguiente pregunta- por encima de ese consejo. Esta el consejo paranormal, reúne a todas las criaturas mágicas y gobierna por sobre cualquier otro consejo.

Nacida para Pertenecer (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora