Partieron temprano hacia la casa del Consejo paranormal. Aunque habían sido días muy felices, no podían seguir en la cabaña. Debían regresar a la manada, Layne sabía que debía comenzar a cumplir sus funciones de Alfa, bajo la supervisión de Arthur.
Layne estaba nerviosa, sabía lo que le esperaba al llegar a la casa del Consejo. Estaba preocupada, no tenía idea si podía llevar las responsabilidades de Alfa. Le parecía que no, pero todos confiaban en ella para un destino que ella no creía posible. Después de todo, pasó casi toda su vida siendo nada. No lograba ajustarse a la visión de los demás.
Iban en el carro, ella observaba nerviosa el camino. Su estómago estaba hecho un nudo. No sabía cómo reaccionaría cuando conociera a la que un día le dió la vida. Sus nervios eran tal, que no había logrado comer nada. Toda la vida soñó con conocer a su madre y padre. Al pensar en él sintió curiosidad por saber, por qué sólo conocería a su madre. ¿Qué habría pasado con él? ¿tendría hermanos?
En el horizonte, pudo observar la silueta de la vieja mansión del Consejo. Comenzó a escuchar el palpitar de su corazón en sus oídos, como si estuviese corriendo. Dante y Daniel, iban sintiendo todo lo que su compañera sentía. Ellos querían protegerla del dolor, pero no podían. Solo podían apoyarla en este momento tan difícil y amargo.
Al llegar al lugar, Aehorio los esperaba en la entrada. Layne bajó del auto insegura y se lanzó a sus brazos. En los días que había pasado junto a él, había aprendido a quererlo. Layne estaba aprendiendo a valorar la lealtad y el cariño que le era dado.
- Alfa- saludó Aehorio, siempre formal- te esperaba. Necesito hablar contigo antes de conocer a tu madre- se sintió desesperada, por qué tanto protocolo- acompáñame.
- Nosotros iremos con ella- Dijo Daniel. Aehorio asintió, entrando a la casa.
Llegaron a la biblioteca, Layne se sentó. Sus piernas estaban temblorosas e inestables. Daniel y Dante se sentaron uno a cada lado. Tomando las manos de Layne para darle su apoyo. Aehorio comenzó a explicarle la historia de su madre. Unos minutos más tarde, Layne estaba molesta y muy triste, su madre había vivido un infierno peor al suyo.
Todo el dolor por saberse rechazada, se diluyó. Para sentirse llena de ira y rabia, a causa de lo injusto de la situación. Odiaba a su padre y quería hacerle pagar por todo el daño que les causó.
Helen no había comido en todo el día. Jackson había insistido, pero no podía ni tragar del estrés que tenía. Y sí, ¿Su hija la despreciaba?¿Qué iba hacer?
Había llorado toda la noche. Después de lo que había pasado con el tutor de Layne. Sabía que su hija la rechazaría. Le costaba respirar y sabía que estaba a punto de un ataque de pánico.
Se preguntaba, ¿Porqué había sido tan estúpida? ¿Porqué permitió que un hombre controlará su vida? ¿Porqué había dejado de luchar?
Sabía que su hija le haría esas y más preguntas. Sabía que no tenía respuestas. Así que cómo la iba aceptar o al menos escuchar. Si no tenía nada bueno para decirle. Su corazón se sentía oprimido y totalmente desesperada, su hija la iba odiar.
El camino hacia el lugar de encuentro había sido un infierno. Jackson tuvo que detenerse varias veces para que ella pudiera vomitar. Jackson intentaba calmarla, pero no había forma. Desde que perdió a su bebé, Helen había añorado ver su rostro, tocar sus manitas. Escucharla decir mamá o verla dar sus primeros pasos. Sin embargo, sabía que eso nunca sucedería.
¿Cómo se había desviado tanto su vida? ¿Tenía sentido estar viva? Jackson la observó angustiado. Por como se comportaba Helen, parecía que si está reunión salía mal ella ya no querría seguir viva. Y él no quería que eso sucediera. Sin darse cuenta se había enamorado de la frágil mujer. No podía darse el lujo de perder está segunda oportunidad. Pero, no sabía cómo hacerla reaccionar.
- Helen- llamó su atención- solo debes darle la oportunidad que te conozca y escuche tu historia. Quizás no te acepte de inicio, pero cuando te conozca estoy seguro que te amará- guardó silencio pensando sí se lo decía, quizás está fuese la única oportunidad que tendría- como lo hago yo.
Helen lo observó como un ciervo deslumbrado por la luz, una lágrima corrió libre por su mejilla. Jackson quiso decirle más, pero las palabras no salían de sus labios. Estaba muy asustado que lo rechazara.
- ¿Me amas?- dijo Helen entre hipidos. Pues todo este día era muy abrumador para ella.
- Sí, te amo- confirmó Jackson- se que estás muy herida y que tu vida es muy dura. Pero - tomó su mano entre la suya- dame la oportunidad de mostrarte lo hermosa que puede ser la vida.
- Yo...- se interrumpió Helen, sabía que sentía algo por él, pero sin su hija ya nada tendría sentido. ¿Cómo podrían tener un futuro?
- Tranquila- Jackson le interrumpió - esperaré y estaré aquí para ti, pase lo que pase hoy. Solo quiero que sepas, que no estás sola. Quiero acompañarte y darte mi fuerza si la necesitas. Y si algún día me llegas amar, me sentiré un hombre muy dichoso.
Tomó su rostro con suavidad, rozo sus labios con dulzura, temiendo el rechazo. Pero Helen no reaccionó, por lo que Jackson aprovechó y la beso con toda la fuerza de su amor. Quería transmitirle todo lo que ella generaba en él.
¡Feliz Martes! Mi musa está muy pero que muy comunicativa. Aquí les dejo otro capítulo.
Se siente en el aire, como diría en una famosa película 😉
Nos leemos pronto...
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Nacida para Pertenecer (Borrador)
WerewolfEl mundo gira, todo sigue aún cuando yo muero lentamente. Siempre estuve sola. Me abandonaron al nacer, crecí en las calles acostumbrada a ser violenta para sobrevivir. Lo he hecho bien durante estos 15 años, nadie me ha tocado a parte de alguna gol...