Helen estaba agotada, el día había sido lleno de muchas emociones. Aún se sentía un poco abrumada y agradecida de la nobleza de su pequeña Layne.
Su hija estaba viva y la había recibido con los brazos abiertos. Sentía que estaba en un sueño. Conoció a cada uno de sus compañeros. Daniel era quien más le preocupaba, tenía un carácter muy parecido a Harry. Controlador, vigilaba cada paso que Layne daba. Quería confiar en que la cuidaría, pero estaba aterrada que se repitiera su historia.
Dante por el contrario, le encantaba. Amoroso y muy juguetón. Parecía un niño pequeño. Lo que más le agradaba es que hacía reír a su niña. Es quien suaviza las situaciones.
Una vez que se conocieron, Aheorio los guío al comedor. Donde por primera vez se sintió como en familia. Durante la cena, la principal conversación era la toma del puesto de su hija. Helen aún no entendía la razón, porque su hija debía regresar a las manadas de lobos. Su vida corría peligro, pensaba que lo mejor era ignorar su destino.
Quería tomar a su hija y llevarla a un agujero donde protegerla. No quería perderla de nuevo. Centró su atención en la cena, cuando Jackson tomó su mano. Él había estado a su lado al salir de la biblioteca.
Layne lo había mirado con desconfianza. Aún lo hacía, su hija la protegía. Eso llenó de amor su corazón, después de todo puede que su hija y ella si lograrán tener una relación de madre e hija.
- ¿Estas bien? - preguntó Jackson, colocando su brazo en el respaldo de la silla de Helen. Está asintió tímidamente.
Layne estaba al frente de ellos, observaba con atención al hombre. No había hecho hasta ahora nada que le generará desconfianza, sin embargo Helen no necesitaba a otro hombre que la controlará y manejara. Layne pensaba que no estuvo para protegerla de su progenitor. Pero estaba vez estaría para cuidarla de cualquier daño.
- Quita esa cara, nena- le indicó Dante a Layne- Parece que te fueses a comer a Jackson - dijo de forma jocosa. Layne gruñó en respuesta. Desde su primera trasformación, notó que su loba tomaba el control en situaciones de estrés.
Dante tomó su mano suavemente, la acerco a su rostro y beso gentilmente.
- Debes darle una oportunidad, antes de querer acabar con él. O no recuerdas como nos trataste a nosotros- le miró perpleja al recordar, el temor que sentía cerca de ellos.
- Eso es distinto - declaró molesta.
- ¿Donde esta la diferencia? - indagó Dante. Daniel escuchaba con atención la conversación entre su hermano y su mate.
- No confiaba en ustedes y estaba en una situación totalmente irracional para un humano- señaló a su madre y al hombre a su lado- él no lo conozco, es un hombre adulto que se ha encargado de una mujer que no conoce, ¿Porqué?
- Es la misma situación, Layne- respondió Daniel, interrumpiendo la conversación- ese hombre se le nota que muere por tu mamá. Deja de ser controladora, vamos a darle una oportunidad- tomó su mano entre las suyas- te prometo que si la lastima, Dante y yo le cazaremos y daremos muerte.
Ella regresó su atención a su madre y el hombre a su lado. Jackson la atendía con total devoción, se veía realmente enamorado. Quizás esta vez su madre si había encontrado alguien que la valorara.
- Está bien- respondió a sus compañeros- le daré una oportunidad, después de tener una conversación con él. Necesito conocer sus intenciones con Helen.
Los hermanos asintieron al unísono, entendiendo su necesidad de proteger a su recién adquirida madre.
- Donde está Harold- preguntó Layne. El lobo Omega, había traído a su madre a casa. Pero desde su llegada no le había visto- está con Larson, deben hablar de cómo manejar sus poderes. Él es nuestro Omega y lo necesitamos en plenas funciones para tu protección.
- Buenas noches- entró en el comedor, el lobo Omega. Como si hubiese escuchado el llamado- veo que me han extrañado. Layne querida, que cambiada estás. Ya comienzas a parecer un alfa. Me alegro.
Harold se acercó a Layne. Esta se levantó de la mesa. Al estar de frente de un alfa, los lobos bajo su mando debían bajar la cabeza se señal de sumisión. Layne le miró como reprendiendole por su comportamiento. Harold bajó su cabeza en señal de respeto. Layne le gruñó, todo el comedor estaba en silencio.
- Me disculpó, alfa. No volveré a faltarle el respeto- dijo sumiso Harold. Toda la tensión del cuerpo de Layne cedió. Tocó su hombro en señal de aprobación. Volvió a su puesto junto a sus compañeros.
- Debes aprender a comportarte, Harold. No permitiré tus impertinencias. Recuerda que ya va ser difícil como mujer que me respeten- dijo Layne en un tono que no sabía que poseía. Mientras Harold se sentaba en su lugar, junto a Larson. Quien también había entrado en el comedor.
Terminado el incidente, todos volvieron a sus conversaciones. Layne sintió una mirada sobre ella. Al levantar la vista, vió como Aehorio la miraba. Con orgullo y complacencia. Su corazón se sintió dichoso. Quería que él la respetará y no se decepcionará al dedicar tiempo a su entrenamiento.
Terminada la cena, Layne se levantó de la mesa. Se dirigió a Jackson, ya no podía esperar más.
- Acompañame, por favor- este miró a Helen. Quien estaba tan sorprendida como él. Con su mirada quiso darle fuerza. Layne se detuvo en la entrada al ver que Jackson no la seguía- ¿Vienes? - preguntó. Jackson tenía temor. Nunca había tratado con un alfa, pero Layne se veía molesta. No quería ofender a la hija de la mujer que amaba y menos a un alfa. Esta conversación no auguraba nada bueno. Trago fuerte, caminó con piernas temblorosas.
Layne caminó por delante de él. Pudo oler su miedo. Eso le dio placer. Lo quería temeroso, necesitaba que supiese que no perdonaría que dañará a su madre. Llegaron a las puertas de la biblioteca, las abrió y se preparó para su primera conversación como Alfa e hija. Esperaba que saliera como debía ser. Sin tener que herir a nadie.
¡Feliz Domingo! Aquí les dejo un nuevo capítulo. Pobre Jackson
¿Que opinan de esta reunión? ¿Saldrá bien?
Nos leemos pronto...
Post Data: gracias a todas las que me dieron sus buenos deseos en mi día de cumple. Les amo 💞💞💞
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Nacida para Pertenecer (Borrador)
Hombres LoboEl mundo gira, todo sigue aún cuando yo muero lentamente. Siempre estuve sola. Me abandonaron al nacer, crecí en las calles acostumbrada a ser violenta para sobrevivir. Lo he hecho bien durante estos 15 años, nadie me ha tocado a parte de alguna gol...