Capítulo 5

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6 meses más tarde...

Layne

Desde que salí de hospital la vida me ha cambiado. Ya todas mis heridas han sanado, sigo sin poder recordar que me pasó. Todas las noches tengo pesadillas, nunca logro dormir completo. Al despertar no recuerdo de que trataba, sólo sé que era algo malo por la sensación que me queda.

Mis entrenamientos han regresado, junto con el trabajo en el bar de Ángel y además mis estudios. Eso me mantiene centrada. Me he vuelto muy desconfiada, me siento casi todo el tiempo asustada, sin razón. Tengo ataques explosivos de ira, luego me siento culpable. Ángel y Melannie han sido pacientes conmigo, pero temo que esa paciencia se termine.

Hoy especialmente necesito controlarme, finalmente se van a casar. Es un día muy especial y no necesitan mis arrebatos de niña malcriada. Observo como Ángel se arregla, hoy se ve muy guapo. Su traje es negro, con un chaleco blanco de tres botones. Su corbatin también es de color blanco. 

Una lágrima se me escapa, estoy muy emocionada. Ángel merece ser feliz. Su reflejo me mira.

- Layne ¿Qué sucede?-dice preocupado.

- Nada, es sólo la emoción- la verdad es que por fin hoy tendré lo que tanto he deseado: una familia.

Desde hace unos dos meses, la adopción se había cerrado. El estado permitió, luego de mucho estudio que Ángel fuese mi tutor legal. Desde que salí del hospital, Melannie se había mudado con nosotros. Sin embargo, hoy serían marido y mujer. Desde unos días atrás, me había descubierto con este deseo de pertenecer a una familia.

Ángel me trataba como su hermanita y Melannie es muy cariñosa conmigo, pero aún me sentía de paso. El día anterior, Melannie me había descubierto llorando. Sin pensar le dije mi deseo, ella me miro con admiración. Después que logre calmarme me preguntó sí la aceptaría como mi familia. Me emocioné enormemente, le dije que sí.  Esta vez ambas terminamos llorando. Ahora sabía que está no era sólo una boda, era mi bienvenida a una familia, por fin sería parte de algo.

Llegamos a una pequeña Iglesia, Ángel y yo. Al bajar del auto, ya se podían ver los autos de los invitados aglomerandose. Ángel no tenía familia, pero si muchos amigos. Melannie por el contrario, venía de una extensa familia. Casi todos los invitados venían de su parte.

La capilla era una hermosa hermita, antiguamente parte de un convento. Ahora era parte de un colegio. Era pequeña, con una capacidad máxima de unas cincuenta personas. El altar estaba tallado en piedra. Preciosos Ángeles y querubines lo decoraban. En medio de ellos una imagen de la Virgen María con su hijo en brazos, daba una exquisita belleza al muro.

Estaba adornada con margaritas y lirios. Las flores favoritas de Melannie. Los colores de la boda eran blanco y Lila, las damas esperaban en la puerta la llegada de la novia. Ángel entró a la capilla, mientras yo me quedaba afuera, era parte del cortejo.

Me sentía un poco cohibida, durante estos meses había compartido con la mayoría de estas personas. Pero me sentía una extraña, una intrusa.

- Hola, Layne. Te ves hermosa- dijo Molly. Hermana mayor de Melannie. Me abrazó efusivamente. Me sentí muy incómoda. No entendía, los contactos me hacían sentir náuseas.

- Hola, Molly- Dije en susurro, mientras me clavaba mis uñas en el centro de mi palma. A veces era la única forma de sentirme un poco mejor.

Fuimos interrumpidas por la llegada del carro de la novia. La coordinadora de la boda, nos fue organizando para la entrada. De pronto me sentí una mera observadora de mi vida. Estuve parada casi una hora en el altar, acompañando a la boda. Por fin la ceremonia había finalizado, Ángel y Melannie se veían exultantes de felicidad.

Tenía miedo, en lo que finalizará la recepción estaría separada de Ángel por quince días. Su luna de miel. Ángel estuvo intentando que me quedase con algún familiar de Melannie, me negué de lleno. No me sentía bien habiéndolo. En un inicio le molestó,  pero luego aprobó el quedarme en casa sola. Los padres de Melannie estarían al pendiente.

Al finalizar la recepción, me despedí de ellos. Sentí temor de no volver a verlos. Lloré cual niña pequeña mientras se despedían de mí. Llegué a casa, estaba agotada. Me sentía vacía y muy sola, no sabía que hacer. De pronto me di cuenta, la casa estaba sola. Mi estómago se cerró, comencé a sudar frío. No entendía porque me sentía de esa forma. Me fui a dar una ducha, estaba agotada y muy sensible.

Salí del baño, el temor había ido en aumento. Vi mi mesa de noche, allí estaba las pastillas que me recetó el médico para poder dormir toda la noche. Generalmente no tenía necesidad de usarlas, pero hoy eran necesarias. Revise toda la casa, que las ventanas y puertas estuviesen cerradas y me tomé dos pastillas, quería dejar de sentirme indefensa.

Me despertó un sonido fuera de la habitación. Mire el reloj sobre la mesa se noche. Eran pasadas las dos de la tarde. El sonido volvió a escucharse. Me levanté asustada, con cuidado me asomé por la puerta de mi cuarto. Los sonidos provenían de la cocina. Al acercarme reconocí a mis invasores, los padres de Melannie.

- Buen día, mi niña- Dijo Sofía, besando mi frente- ¿descansaste?

- Sí, gracias- tome una silla del mesón y me senté.  Ella junto a Rafael, estaban preparando uno de mis platos favoritos, panquecas.

- ¿Tienes hambre? - pregunto Rafael, poniendo frente de mi una pila de panquecas, listas para comer. Sonreí cual niña.

Pasamos el resto de la tarde hablando sobre mis estudios. En algún momento me hicieron saber que si no me sentía comoda sola, ellos podían venir a quedarse. Me sentí muy feliz, eran sinceros. Me costaba tratar con esas emociones positivas. Después de todo llevaba toda la vida siendo despreciada. Les agradecí el ofrecimiento, pero no quería ser una molestia. Al final decidimos que vendría un día de por medio.

Llegada la noche, volví a sentir la angustia. No entendía porque me estaba pasando esto. Desde la salida del hospital no me había pasado. Estaba sudando, comencé a sentir que había alguien observandome dentro de la casa. Me fui a la habitación, sabía que esa sensación era sólo causada por mi mente. Vi nuevamente las pastillas y decidí nuevamente tomarlas, no me creía capaz de pasar la noche en este estado de ansiedad. Por suerte, mañana tengo consulta con el psiquiatra. Quizás me podría explicar, que estaba pasandome.

Buenas, una nueva entrega

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Buenas, una nueva entrega. Parece que las cosas se van arreglando para Layne. Pero aún no recuerda lo que le pasó.

¿Qué creen que pase cuando lo recuerde?

Nos leemos pronto...

Nacida para Pertenecer (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora