Capítulo 54

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Layne se sentía abrumada, después de todo acaba de encontrar a su madre y ahora debía dejarla. Sin saber cuando la podría ver de nuevo. Entendía que debía protegerla, pero seguía sintiéndose como una niña asustada. Tenía temor de no volverla a ver.

- Nos veremos pronto, hija- dijo Helen, con lágrimas corriendo por su rostro.

Madre e hija se abrazaron intentando expresarse toda la angustia que la separación provocaba en ambas. Helen había logrado conocer a las parejas de sus hijos. Le tenía aprecio a Dante, pero seguía dudando de Daniel. Sin embargo, veía como su hija compartía con ambos y no tenía duda, de que su historia jamás se repetiría con ella. Eso le daba un poco de calma.

- Por favor cuiden de mi niña- Helen indicó a Daniel y Dante.

- Con nuestra vida la vamos a proteger - respondió Daniel. Dante se acercó y la abrazó efusivamente.

Los tres se despidieron de todos. Los Deltas esperaban con impaciencia el momento de partir. Layne tenía miedo, sabía que lo que tenía que enfrentar no sería fácil.

Entraron al auto, Layne iba sentada entre los hermanos. Dos deltas iban en un carro por delante. Los otros dos iban con ellos, en el auto. Harold iba con su pareja en el primer auto.

Arthur los esperaba hoy en la manada. Layne se recostó en el hombro de Dante, buscando un poco de alivio para su desasosiego. Daniel le tenia tomada la mano, quería que sintiera su apoyo. El camino la fue calmando y dado que no había logrado descansar bien, fue cayendo en un dulce sueño.

Un impacto despertó a Layne, el carro que iba delante de ellos estaba volcado. Escuchó impactos de bala. Sus deltas ya no estaban dentro del auto. Layne se sentía desorientada, intentaba entender que pasaba. De pronto notó que estaba llena de sangre. Observó su cuerpo, pero no tenía ninguna herida. Miro a su lado, su corazón se detuvo. Dante estaba herido e inconciente. Buscó a Daniel, pero este no se encontraba en el auto.

Intentó ubicarlo visualmente, pero no estaba a la vista. Se acercó a Dante, con las manos temblorosas. La herida parecía estar en la cabeza. Llamó a Daniel por su conexión. Éste le indicó que estaba en persecución de un atacante.

Se alteró al escuchar pasos fuera del auto. Su loba tomó control de la situación. Leo uno de los deltas se acercó al auto, con un arma en la mano.

- Alfa, ¿Se encuentra bien?- preguntó preocupado.

- Dante está herido- respondió en un gruñido- debemos marcharnos ya. Leo asintió. Observó cómo hablaba con alguien por una radio.

Daniel, estaba de regreso. El atacante había desaparecido. Layne gruñó enojada. Unos minutos más tarde Daniel, junto a Jason y Romeo regresaron al auto.

- Debemos revisar el otro auto. Ver si logra arrancar- escuchó decir a Leo.

- ¿Y si no funciona? - indagó Layne- de ninguna forma nos quedaremos aquí, nos podrían atacar de nuevo.

- Nos iremos con o sin ese auto en un minuto, Alfa- respondió Leo.

- ¿Cómo está Dante? - preguntó inquieto Daniel.

- Respira, pero no responde y no sé qué tan grave sean sus heridas- respondió Layne- debemos irnos ya.

Daniel salió del auto, Layne se dedicó atender a tu mate. Estaba preocupada, no contestaba su llamado. La herida de la cabeza seguía sangrando profusamente y su corazón latía muy lento. Esto no estaba bien.

- El auto encendió - Daniel la sacó de sus pensamientos- nos marchamos. Harold entró al auto, observó a Layne y después a Dante.

- ¿Me permites revisarlo?, Alfa- ella asintió.

Se acercó y le reviso la cabeza, después palpó su pecho. Layne le vio cerrar sus ojos y mantenerse en silencio un minuto que le pareció un año.

- ¡Debemos marcharnos ya!- gritó - Dante no está bien.

Esa declaración aceleró el corazón de Layne. No podía perder a su pareja. Todos se distribuyeron dentro de los autos.

- ¿Donde esta Daniel? - indagó Layne al notar su ausencia.

- Se transformó, va por delante de nosotros. Con Larry y Jason- le contestó Leo, mientras conducía a gran velocidad- quieren tener al médico esperando para cuando lleguemos.

El camino se hizo muy largo. Layne no prestó atención al pueblo, ni a la manada ni a los rostros. Solo tenía atención para su pareja. Al llegar fueron guiados a una habitación, donde un hombre mayor los esperaba.

Al colocar a Dante en la cama, comenzaron a quitarle la ropa. Layne se sentía inútil y desesperada. Mataría a quien atacó a su pareja, pero primero lo iba hacer sufrir.

- ¿Cuanto tiempo ha estado inconciente?- preguntó el hombre mayor.

- Más de media hora- respondió Layne en un susurro.

- Necesito que salga de la habitación - indicó el hombre mayor. Layne se alteró, de ninguna manera dejaría solo a su pareja. No confiaba en nadie.

- No saldré y al menos que quieras morir- dijo mientras su garra tomaba el cuello del hombre- me hablaras con respeto la próxima vez que te dirijas a mí.

- Layne, por favor suéltalo- dijo una voz detrás de ella. Por alguna extraña razón su loba obedeció.

Quiso ver de dónde provenía la voz. Un hombre mayor, muy parecido a sus parejas, estaba de pie en la entrada de la habitación.

- ¿Arthur? - pregunto insegura. Éste asintió.

- Saúl, te presentó a Layne. Pareja de mis hijos y futura alfa de la manada- sí le sorprendieron las palabras, Saúl lo disimulo muy bien.

- Layne, él es nuestro médico. Por favor permitele hacer su trabajo - declaró Arthur.

- Disculpe, Alfa. Necesito que se retiren de la habitación.

- No lo haré, fuimos atacados y no confío en nadie. No dejaré a mi pareja en manos de nadie. Puedes atenderlo en mi presencia- este asintió y reinicio su trabajo.

Layne deambulo por la habitación. El médico se mantuvo en silencio, mientras oscultaba a su pareja. Ella, mientras intentaba hablar con él, a través de sus pensamientos, pero sin respuesta. En algún momento, Daniel entró en la habitación. Comenzó a contarle a su padre lo sucedido. Layne escuchaba atentamente. Ella sabía que esto era el inicio de una guerra.

Se escuchan trompetas de guerra!!!

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Se escuchan trompetas de guerra!!!

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Nos leemos pronto

Nacida para Pertenecer (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora