Capítulo 57

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Layne entró rauda y veloz a la habitación, necesitaba ver a Dante que al fin ha despierto. Al entrar escucho su voz, todo su estrés y angustia salió a flote abrumándola. Le observó, Dante le regaló una maravillosa sonrisa. Que hizo que a Layne las piernas le temblaran.

Se sentó en la cama, le repartió pequeños besos por toda la cara. Mientras Dante le abrazaba y la calmaba.

- Nunca me vuelvas a dar este susto- le advirtió molesta, Dante tomó  su rostro entre sus manos y limpio las lágrimas que rodaban por su mejilla. 

- Te prometo que haré mi mejor esfuerzo, nena - le dijo pacientemente, rozando sus labios gentilmente. Layne suspiró, sabía que esa era una promesa que él no podía cumplir, pero confiaba en poder proteger a los hombres que amaba.

- ¿Saúl ya te vio? - preguntó Arthur al entrar a la habitación.

- Hola, papá- dijo Dante, tomando las manos de Layne entre las suyas. Necesitaba sentir su contacto- Sí, dijo que estaba mucho mejor. Que debía transformarme nuevamente, para seguir acelerando mi sanación. Estoy esperando alimentarme para intentar cambiar. 

- Debes cuidarte, hijo - observó Arthur de forma severa- necesitas curarte rápido. Tenemos un evento que realizar y sin ti, no podemos realizarlo.

- Lo haré, papá - dijo diligentemente Dante- Ahora me pueden explicar ¿qué pasó?

- A ciencia cierta, nosotros tampoco lo sabemos- declaró Daniel - sólo sabemos que nos atacaron en la distancia. Pero no pudimos atrapar a quienes perpetraron este hecho. Ni hemos logrado averiguar quien fue.

La habitación quedó en silencio, decir en voz alta que no sabían lo que pasó  y quién lo hizo, les hizo entender lo fácil que sería un nuevo ataque. Y sí, ¿está vez tuviesen éxito?

Un toque en la puerta, interrumpió el incómodo silencio. Entró un chico joven con una gran bandeja de comida. Layne ayudó a Dante a sentarse para comer. En ese momento, Arthur salió de la habitación. Dejando a los tres solos.

Layne entró en la cama, quería sentir su piel. Mantenerse cerca de Dante. Poco a poco le fue dando de comer, a veces Layne observaba como intentaba ocultar cuánto le dolía estando sentado. Eso la hacía sentir culpable, era la responsable de su estado.

Una vez que terminó de comer, entre Layne y Daniel lo ayudaron a llegar al baño. Layne quedó sola con Dante. Éste estaba en la bañera, Layne comenzó con una esponja a limpiarlo. Aún tenía zonas donde quedaban rastros de su sangre. Dante disfrutaba de la atención que le prodigaba  su mate. Le dolía muchísimo las heridas, que estaban cerradas casi en su totalidad. Pero no podía negar como su cuerpo era esclavo del toque de su compañera.

Layne podía oler la excitación  de su compañero. Moría por sentirlo y probar cada parte de su piel. Sin embargo, intentaba controlar su deseo, pues sabía que Dante estaba muy adolorido.

Dante estaba excitado y deseaba poseer a su mujer. Con todo su malestar, colocó sus manos en el torso de Layne y la levantó para meterla en la bañera. Su compañera se sorprendió y exclamó un grito.

Dante necesitaba probar y disfrutar de su compañera. Había estado cerca de morir, no quería perder el tiempo. Layne estaba mojada y encima de las faldas de Dante. Podía sentir su miembro taladrando su muslo.

Se sintió de pronto hambrienta y muy necesitada. Extendió su garra destrozando su ropa. Dante observó hipnotizado, ver a su mujer, usar sus garras era muy excitante.

Layne le miró con lujuria. Con su garra aún extendida, recorrió su barbilla, como tentandolo. Dante gruñó, mientras sus garras extendidas arruñaban la espalda de Layne.

Layne se arqueó, al sentir el dolor. Sin embargo, esta acción logro excitarla más. Dante se lanzó a su pecho, donde se alimentó de cada uno de sus senos. Layne rastrillaba su pelvis contra su miembro, estimulándolo hasta enloquecer.

Pronto se adentraron en una lucha de poder, donde cada uno quería marcar su territorio. Layne mordió su cuello, haciéndolo sangrar. Dante a su vez succionó sus pezones hasta hacerla enloquecer.

Todo se salió de control y pronto Layne estaba en cuatro siendo montada por Dante. Quien no perdió tiempo y la penetró con fuerza.  Se detuvo cuando estuvo totalmente dentro de Layne. Quería disfrutar su lugar favorito, su cueva del placer. Los músculos de Layne lo auparon a continuar sus movimientos.

Dante clavó sus garras en la cadera de Layne. Comenzó a entrar y salir a una velocidad asombrosa. Layne sintió su cuerpo arder en llamas. Necesitaba más, más velocidad más fuerza, solo más.

Pronto ambos estuvieron volando en una vorágine de sensaciones. Sus cuerpos danzaban al mismo ritmo. Layne fue la primera en sentir su orgasmo. Dante se dejó llevar por las sensaciones que Layne le transmitió y se entregó al placer.

Layne estaba aún controlando su respiración. Por su parte, Dante acomodaba su cuerpo entre sus brazos. Que bien se sentía, tenerla cerca y poseerla. Ella era suya para amar y proteger.

Suspiró disfrutando de su presencia. Ella besó sus manos. Él tomó su cabello e inclinó su cabeza, para poder tener acceso a sus labios. La besó disfrutando del sabor de sus labios.

- ¡Dios! Como extrañaba tus labios, nena - dijo Dante, abrazándola.

- Bebé, solo estuviste lejos de mí un día- respondió Layne con una gran sonrisa.

- Para mí fue toda una eternidad que no deseo repetir - dijo besando su coronilla.

Disfrutaron ese momento de paz juntos. Después de todo no sabían cuanto duraría ese descanso.

Hola!!! Feliz San Valentín!!! Espero que hayan disfrutado su día tanto como yo

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Hola!!! Feliz San Valentín!!! Espero que hayan disfrutado su día tanto como yo.

Les quise regalar un poco de calor y amor.

¿Qué tal tu día?

Nos leemos pronto...

Nacida para Pertenecer (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora