Capítulo 37

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Layne despertó entre sus brazos, se sentía dichosa y amada. Larson le había contado que con el pasar de los días y el compartir de sangre, las parejas podían compartir pensamientos. Pero lo que más le llamó la atención, fue que sí ella se sentía triste su mate estaría triste y sí estuviese feliz, él estaría feliz. Le parecía imposible que eso pudiese pasar.

Sin embargo, ahora después de compartir su sangre con Daniel, deseaba poder compartir todo con él.  Le miró descansar, sus dedos picaban  deseosos de explorar su cuerpo. Se sentía hambrienta, necesitada por probarlo.

Quería probarlo, se dió cuenta de  que podía. Él le pertenecía. Comenzó a besar su pecho, sus pezones le llamaron la atención. Los lamio con cuidado y esmero. Escuchó  el momento en que despertó, ella estaba excitada y muy necesitada de su atención.

Daniel la colocó sobre la cama y se montó sobre ella. La miro con intensidad. Layne pudo sentir su deseo.

- Buenos días, mi pequeña- sus labios comenzaron una batalla.

Layne abrió más sus piernas, para sentir más cerca su cuerpo. Daniel recorrió su cuello, Layne pudo sentir sus colmillos arañando su piel, se estremeció.

Daniel la penetró, está vez no fue cuidadoso. Layne amó su fuerza y dominio sobre ella. Podía sentir su necesidad, él deseaba marcarla.

Ambos comenzaron una lucha de poder. Ella quería ir más rápido y él ir más lento. Al fin lograron una tregua y ambos se sincronizaron. Pronto llegaron al orgasmo, Layne por primera vez se sintió que pertenecía a un lugar a sus brazos. De pronto recordó a Dante, se sintió mal. Lo estaba traicionando.

- ¿Qué sucede, pequeña?- Layne odiaba que la llamará así, la hacia sentir endeble, pero al mismo tiempo le gustaba ser su pequeña.

- Dante- intento salir de sus brazos, sabía que este tema era incómodo. Daniel la tomo con mayor fuerza.

- No huyas de mí- Daniel la miró a los ojos- no te preocupes, él  y yo lo hablamos, no es fácil para él. Pero quería que tú estuvieras comoda y segura.

- Lo sé, pero me siento que lo traiciono al estar a solas contigo- expresó preocupada.

- Pequeña, está bien sentirse asi- ella le extraño su repuesta- significa que tienes sentimientos por él. Debes saber que aunque está relación sea de tres, no siempre estaremos juntos los tres. Cada uno de nosotros tendrá su tiempo a tu lado, este es mi tiempo y mi hermano lo sabe.

- ¿No está celoso?- preguntó curiosa.

- No, sabemos que tú nos perteneces...- le acaricio su rostro con profundo amor- a ambos por igual y que tú nos amas por igual. No debes preocuparte por herirnos.

Layne quedó pensativa, Daniel se preocupó de que la hubiera herido con sus palabras.

- ¿Por cuanto tiempo tenemos la cabaña? - pregunto ansiosa. Daniel la miro intentando adivinar que se le había ocurrido a su pequeña loba.

- Un mes- declaró confundido. Layne le miro con una sonrisa traviesa.

Dante corrió a la cabaña, su hermano le había llamado y de forma corta y distante, le informó que lo necesitaba en la cabaña

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Dante corrió a la cabaña, su hermano le había llamado y de forma corta y distante, le informó que lo necesitaba en la cabaña. Miles de ideas negativas cruzaban en su mente mientras de dirigía allí.

Imaginó que Layne había tenido un ataque de pánico y que no había iniciado el acoplamiento. Se sentía triste y muy desesperado. Sí Daniel no lo logró, significa que ellos no podrían vivir en pareja. Su malestar iba en aumento a medida que se acercaba a la cabaña.

Al llegar a ella, notó  que el auto de su hermano no se encontraba allí. Eso lo preocupo más, quizás Layne se había ido asustada y lo dejo abandonado.

Abrió la puerta, miro alrededor y se sorprendió de lo que encontró. Layne estaba desnuda recostada en la cama, mirándole con deseo. Pensó que su vista le engañaba, por lo que usó su olfato. Layne olía distinto, era una mezcla entre su aroma y el de su hermano. El acompañamiento entre ellos había iniciado, eso calmo sus nervios un poco. Pero se preocupó, ¿porqué su hermano lo había llamado?

- ¿Layne?- llamó ansioso a su pareja.

- Dante, te estaba esperando- dijo de forma seductora. Nunca la había visto en esta faceta. Su lobo reaccionó a su voz y su aroma.

- ¿Dónde está Daniel? - inquirió ansioso. Sólo deseaba lanzarse a la cama y probar ese bocado tentador.

- Nos dejó solos- dijo Layne, levantándose de la cama, para dirigirse hacia él - regresará luego. Este es nuestro tiempo. Te he extrañado.

Con el dedo índice, describió el contorno de sus labios. Un gemido escapó de Dante. Layne le miró coqueta, posó sus manos sobre su chaqueta.

- Te necesito- expresó excitada- me siento incompleta sin ti.

Sus palabras calentaron el corazón de Dante. Tomó su rostro con dulzura, degustó sus labios lentamente.

- ¿Estás segura? - Dante esperó su respuesta.

- Estoy muy segura, quiero pertenecerles y que ustedes me pertenezcan a mí.

Dante reconoció a la alfa en ella. Esta no era la pequeña que había conocido, aterrada de todo a su alrededor. Esta era una mujer segura de sí. Comenzó a quitarse la ropa, ansioso de estar piel con piel.

Layne le miraba embelezada con su cuerpo. Dante y Daniel eran tan parecidos y distintos entre si. Dante era más oscuro que su hermano, pero al mismo tiempo más dulce.

Terminó de desvestirse y como un hambriento la tomó  entre sus brazos. Ella enredó sus piernas en sus caderas. Cayeron en la cama, él recorría su cuello con sus labios. Repartió dulces besos y así descubrió la marca de su hermano en su hombro. Aunque los lobos sanaban con facilidad, la marca de emparejamiento, sanaba pero no desaparecía. Se sintió orgulloso de esa marca, está era el inicio de algo único y hermoso.

Besó sus pechos, pero estaba ansioso. Tenía mucho tiempo esperando este momento. Por lo que se fue hasta su centro y se alimentó hasta saciarse.

Layne estaba abierta cual meretriz, amando lo que Dante le hacia con su lengua. Gritó de dolor, Dante le había mordido sobre su clítoris. Ese dolor se convirtió en placer, pronto estaba volando en su primer orgasmo.

Hola bellezas!!! Aquí les dejo otro capítulo

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Hola bellezas!!! Aquí les dejo otro capítulo... Espero que les guste.

Nos leemos pronto...

Nacida para Pertenecer (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora