Capítulo 71

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Abrió los ojos, sintiéndose descansada. Su piel ardía, se sentía húmeda y necesitada. Sus aromas inundaron sus fosas nasales.

Su centro cobró vida, necesitaba de su néctar. Sentir su piel y ser poseída por ellos.

Dante fue el primero en oler su excitación, la miró y quedó prendado por su hermosa mirada azul. No necesitaron palabras, podía sentir la necesidad de su pareja. Se acercó cual pantera, que acorrala a su presa.

Layne comenzó a respirar de forma acelerada. Dante se desvistió rápidamente, mientras despertaba a su hermano.

Daniel se despertó sobresaltado, sin entender que pasaba. Observó cómo su hermano desnudaba a Layne, entonces comprendió lo que pasaba y como si fuese una máquina se despertó su deseo.

Tomó las piernas de su amada, las separó mientras él ocupaba el espacio. Verla viva, volver a disfrutar de sus ojos. Esos ojos que con solos mirarlos podías ver cuanto amor tenía por ellos.

-Nena- dijo ansioso Dante, invadiendo su boca. Ambos iniciaron una batalla de control. Llenos de hambre y necesidad- como te extrañaba, no me vuelvas asustar así.

Ella gruñó desesperada. Daniel por su parte invadió su cuerpo, sin dilación. Necesitaba sentir como era recibido, ansioso de ver como su cuerpo lo recibía.

Layne levantó sus caderas, amoldandose al movimiento de Daniel. Quien la golpeaba con fuerza, haciéndola sentir poseída y amada. Dante saco sus colmillos y sin dilación la mordió sobre su marca. Tenía necesidad de probar su sangre y saberla viva.

Con sus labios aún llenos de sangre, volvió a sus labios. Ambos hermanos se convirtieron en uno solo, en una danza perfectamente sincronizada. Layne se sentía viva, quería marcas a sus mates. Necesitaba protegerlos, tenía miedo de perderlos.

Daniel y Layne, llegaron pronto a un orgasmo devastador. Layne aún estaba en los estertores de su orgasmo, cuando Dante ocupo el puesto de su hermano.

Layne logro sentarse sobre el dorso de Dante. Como una Amazon a perdido en su placer, comenzó a cabalgarlo. En el cuarto solo se escuchaba sus gemidos y el el chasquido del encuentro de sus carnes.

Dante clavo sus garras en la cadera de Layne. Este acto era más salvaje y explosivo que cualquiera que hubiesen tenido antes. Layne saco sus colmillos y sin más mordió a su amante. Sintiéndose completa al probar el elixir de su amor.

Ambos aceleraron sus movimientos, deseosos de sentir todo lo que la experiencia les podía dar. Poco a poco pudieron sentir el momento en que se desbordó el deseo y explotaron. Sus movimientos se fueron ralentizando hasta detenerse. 

Daniel se acercó a sus labios y los tomo como un sediento. Layne lo atrajo hacia su cuerpo, mientras aún Dante estaba dentro de ella, Layne comenzó a moverse nuevamente y Dante la acompaño en su movimientos.

Daniel se poso detrás de ella, poco a poco la penetró, Layne curvo su espalda al sentir la doble penetración. Amaba sentirse así de poseída. Daniel aprovecho el momento y le mordió su cuello. Ella gimió necesitada, exigiendo más.

Ambos atendieron su pedido y como si estuviesen sincronizados, iniciaron una danza donde uno entraba mientras el otro salía. Los gemidos de Layne eran una sinfonía exquisita que les iba guiando en su danza.

Se dedicaron a amarse y darse placer, está vez su danza era suave y tranquila. Pasado el hambre inicial, estaban disfrutando de su unión.

Layne grito llegando a su orgasmo, pero sus mates aún no estaban ni cerca. Así que continuaron torturandola, exigiendo más de su compañera. Este era el único lugar donde ambos se convertían en alfas, machos dominantes y posesivos. Donde su cuerpo debía rendir pleitesía a sus amos.

Layne remontó en otra ola de placer, necesitaba más. Ellos eran su alimento, su complemento y bienestar.

Juntos llegaron, todos se sentía al fin bien y saciados. Daniel se levantó, tomo a Layne entre sus brazos y la llevo a la ducha. Donde con mimos y cariños la baño, agradeciendo a la madre que su pequeña estuviese viva.

Layne lo miro bañarla con ternura, lágrimas escaparon de sus ojos. Aún en esta situación tan adversa, podía ver cuán bendecida estaba con sus compañeros.

- ¡Te amo, pequeña! - dijo ahogándose en un nudo de emociones Daniel. Ella se perdió en sus hermoso ojos, su corazón palpitaba aceleradamente.

- Te amo, Daniel. Jamás creí sentirme tan amada y completa con ustedes- dijo tomando su rostro en su mano para acercarlo y darle un tierno beso.

Terminó de asearla, con ternura la secó y la llevó de nuevo en brazos a la cama. Donde Dante ya estaba dormido nuevamente. Ambos no habían descansado bien, desde que Layne había sido envenenada.

Layne se acercó a Dante, posó su cabeza en su pecho. Aspiro su aroma, disfruto saberlo suyo. Daniel se colocó a su lado, poniendo su brazo sobre su cadera. Y poco a poco, se fueron quedando dormidos.

Layne despertó gimiendo, se sentía desorientada y muy excitada. Dante estaba entre sus piernas disfrutando de un festín. Daniel jugaba con sus pezones, cuando quiso moverse no pudo, descubrió que estaba atada.

Ambos se dedicaron a torturarla, ella exigía más. La hacían llegar a la cuspide y se detenían, esperaban a que se calmara e iniciaban de nuevo. Layne se sentía necesitada y al mismo tiempo, amaba que la controlaran su placer.

Estuvieron torturandola por mucho tiempo, hasta que juntos la colocaron de lado, para poseerla al mismo tiempo. Layne llegó casi en el instante en que ambos entraron en ella. Pero eso no impidió que siguieran usándola, comenzaron de nuevo a excitarla y así la llevaron nuevamente a las cumbres del placer.

Hola, perdón por estar pérdida

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Hola, perdón por estar pérdida. He estado full con cosas del trabajo y sin deseos de escribir.

Espero que hayan disfrutado el capítulo, a mi me calentó.

Nos leemos pronto...

Nacida para Pertenecer (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora