Capítulo 35

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Llevaba tres semanas como un vagabundo, yendo de un lugar a otro sin saber muy bien a donde dirigirse. Se sentía pérdida, aunque irónicamente también sentía agradecimiento. Después de todo, estaba viva. Estaba segura que su marido, no lo estaba.

Después de que ese hombre le abandonara a mitad de una carretera desierta, Helen había caminado por horas. Estaba exhausta y segura que iba morir deshidratada, cuando un auto se detuvo a su lado. Primero se sintió asustada, creyó que habían vuelto para matarla.

Pero al no reconocer al hombre como uno de sus captores, decidió aceptar amablemente su ayuda. Así llegó a una pequeña población, el hombre llamado Jack Long, la acogió en su casa. Ella no había querido explicarle lo que le había pasado. Pero Jack sospechaba que no era nada bueno.

Durante una semana, Jack se dedicó a cuidarla con esmero. Ella se sentía extraña, tenía casi dos décadas sin tener ese tipo de atención. Una noche despertó gritando, Helen había tenido una pesadilla. Era la misma de siempre, ella daba a luz y le decían que el niño estaba muerto.

Se despertó gritando en los brazos de Jack. Y allí, en ese momento, se sintió segura como nunca se había sentido. Entonces le contó todo, incluso lo de los lobos. Para su sorpresa Jack le creyó, su pueblo aunque era de humanos, pertenecía a un clan de lobos.

Ella se asustó, creyó que estaría en riesgo. Jack logró calmarla, él sabría si la estuviese buscando el Consejo. Esa noche él,  le prometió que le ayudaría a encontrar a su hija.

Habían pasado tres semanas, hoy por fin conocería a alguien que según Jack le daría información. Estaba ansiosa, caminaba por toda la casa. En los días que había estado en ella, la había sentido su hogar. Algo que no había sentido antes. Cuando estaba con Jack, se sentía insegura y cohibida. Recordaba los días en que era una joven y hermosa mujer.

A veces, mientras Jack revisaba su auto o trabajaba en el jardín, ella lo miraba oculta desde la casa. Había comenzado a sentir cosas por él, eso la asustaba. No podía confiar en nadie, su ex había abusado de su confianza.

Jack era muy paciente con ella. Era una mujer muy hermosa, le recordaba a una hermosa flor, que ha sido arrancada del jardín. Aún era hermosa, pero muy frágil. Jack era viudo, se había casado adolescente cuando su novia quedó embarazada.

Sus padres les habían casado antes de que naciera su primer hijo. Fue un matrimonio muy bueno, tuvieron cuatro hijos. Tres varones y la consentida de la casa. Hace cinco años, su esposa había enfermado y muerto de cáncer. Para Jack, la muerte de Clara lo había devastado. Desde hace más de veinticinco años, ella había sido su mundo. Al morir, no supo que hacer. Se entregó a la depresión, se sentía sólo. Su hija, se mudó a vivir con él por casi un año.

En ese tiempo, consiguió su pareja. Se casó y ahora lo iba hacer abuelo. Verla enamorarse, le había ayudado a salir de su duelo. Entendió que su esposa no hubiese querido que él abandonase a sus hijos. Por lo que ahora se dedicaba de lleno a ser padre.

El día que había visto a Helen, venía de visitar a su hija. Ella vivía a las afueras del pueblo con su esposo en una granja. Helen, era para él como una suave brisa de verano. Ella le había dado vida a su casa, le gustaba y sabía que se estaba enamorando de ella. Lo que le asustaba, porque sabía que ella estaba muy herida. Lo que le dificultará que pueda confiar en él.

El timbre de la puerta sonó. Había movido muchos hilos para lograr estaba visita. Durante tres semanas, se había dedicado a averiguar como ayudar a su pequeña flor a encontrar a su hija.

Vio a Helen dirigirse a la puerta, había estado ansiosa desde que le informó sobre está visita. Cuando pidió más información sobre el visitante, no pudo ahondar en ello. Ni él mismo sabía quien era, ni a que venía.

- ¡Vaya! Ya veo de donde viene la belleza de Layne- escuchó que dijo alguien al abrir la puerta. Se acercó para conocer al visitante.

- ¿Layne? - preguntó Helen al desconocido.

- Hola, soy Harold. Soy un lobo omega. ¿Sabes lo que es?- ella negó con la cabeza, mientras el visitante entraba sin invitación y se instalaba en un sillón de la sala.

Helen observaba al visitante, era joven. Tendría la edad de su hijo, muy animado y suponía que gay.  Pues era muy amanerado para ser lobo. Harold le explicó lo que era un Omega, después le habló de lo que su hija, Layne, significaba para los lobos. Después le dijo todo por lo que su pobre hija pasó. Lloró desconsolada al saber lo abandonada y sola que estuvo. Pero lo que la destrozó, fue saber cómo a su hija le había sido arrebatada la inocencia. Se sintió orgullosa al saber lo fuerte que fue al sobrevivir a la violación. Imaginó que su fuerza la heredó de su padre, sabía con certeza que de ella no fue. Y esa idea le generó mucho dolor.

Al finalizar Harold su explicación, ella tenía sólo una duda.

- ¿Cómo sabes que soy su madre? ¿porqué confías en nosotros para darnos esa información? - Harold se comenzó a reír ruidosamente.

- Es fácil, la madre naturaleza me comunicó que debía buscarte y llevarte a tu hija- se levantó de su silla y se arrodilló delante de ella- pero aunque no tuviera está comunicación con Madre, no hay manera de negar que Layne es tu viva imagen. Eres su madre.

- ¿Cuando partimos a buscarla? - preguntó ansiosa.

- Aún no ha llegado el momento, Helen. Tu hija debe primero pensar como un Alfa, para luego ser Alfa. De lo contrario no tendrá éxito  y nadie la respetará- la tomó de la manos y la miró a los ojos- pero será pronto, mientras debes sanar. Tu serás la mayor fortaleza de tu hija, su sostén. Vendré por ti cuando llegue la hora.

Aquí tenemos un nuevo capítulo

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Aquí tenemos un nuevo capítulo.¿Les gusta Jack? ¿Qué creen que pase entre Helen y Layne?

Nos leemos pronto...

Nacida para Pertenecer (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora