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Lord von Bielefeld Wolfram desenvaina su espada y corre hacia la popa. Lo que cae desde arriba no es agua de lluvia sino agua de mar. El barco se inclina con fuerza hacia babor y todos los pasajeros se deslizan y patinan sobre la cubierta mojada, rodando hacia atras y adelante.

—¡De prisa! ¡Todos los que estén desarmados vayan bajo cubierta! ¡Resistan y mantengan la calma! —ruge una voz.

Wolfram ya ha experimentado antes viajes por mar que sufren catástrofes. Por ejemplo, un barco donde se encontraba fue atacado por piratas y se lo trato como un esclavo, y otra vez él y Draco fueron confundidos por una pareja casada que abusaba de su hija.

—¡Pero esta es la primera vez que me encuentro bajo ataque por un calamar gigante!

Wolfram arremete con su espada e intenta cortar el tentáculo del calamar gris que se ha envuelto alrededor de la popa. Es tan grueso como el tronco de un árbol de cien años, una sola ventosa es mas grande que un inodoro del castillo.

La gente a su alrededor se ha armado con diversas armas cortantes y pelean contra la enorme pieza de comida marina. Un mercenario blande una espada en cada mano y un aventurero usa un hacha. El cocinero en jefe revolea su cuchillo gigante, sus dos compañeros clavan sus cuchillos de carniceros y brochetas de metal. Un tipo callado pelea serio con una espada exepcionalmente afilada.

—¡Corten todo desde la comida congelada hasta el calamar fresco!

Incluso las mujeres ponen todo su empeño.

—¡Ya casi lo tenemos! ¡Solo continúen de este modo! ¡El calamar es peligroso, pero también es importante para nuestras provisiones!

Había visto muchísimas señales que decían: "Peligro, los calamares frecuentan esta parte del océano", "A partir de ahora se cazan calamares", pero nunca pensó que de verdad se encontrarían con uno.

Con solo un tentáculo enganchado, este gran barco se bambolea violentamente como si se fuera a hundir en cualquier momento. Si también usara su cuerpo, el lado humano definitivamente perdería.

—¡Lo logré! ¡Que feliz estoy! —grita una de las mujeres—. ¡Profesora! ¡Es la primera vez que desmiembro a un calamar!

Al mismo tiempo que la eufórica mujer grita, el monstruo desaparece de vuelta en las profundidades del océano dejando su séptimo tentáculo cortado atrás en la cubierta inundada con el mástil roto.

La gente se va de la cubierta alardeando en voz alta sobre sus propias hazañas heroicas con trozos de carne como suvenires. Va a haber abundante calamar para la cena.

—¡Podrían por favor las damas y caballeros que solamente tienen heridas leves venir hacia mi bajo sus propios medios! ¡Si tienen una herida en la cabeza, por favor esperen tranquilos donde están hasta que yo vaya hacia ustedes!

Lady von Christ Gisela, llama a los heridos para que entren a las cabinas ahora que el peligro ha pasado. Los hombres que la acompañan caminan alrededor revisando cuantas personas se han herido y donde están.

Lord von Bielefeld, que ha terminado su trabajo, se limpia el sudor de la frente e intenta hablar con su acompañante mayor.

—Gise...

—¡Oigan, ustedes holgazanes! —grita ella—. ¡¿Qué demonios hacen moviéndose tan lento?! ¡Los heridos no van a esperar!

¿G-Gisela?

Wolfram se queda congelado con su mano extendida y la mirada en blanco sobre su vieja conocida.

—¡Oye tú, el de ahí! ¡¿Qué aprendiste durante el entrenamiento?! ¡¿Para qué tienes las piernas?!

Rey Demonio (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora