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Luego de bastante reflexión, Lord von Christ llego a la conclusión de que se necesitaba alguna clase de disculpa debido a su comportamiento excéntrico, es por eso que en ese momento se dirigía la recamara privada de Lord von Voltaire con una canasta de frutillas en la mano.

Aunque se conocían desde hace mucho tiempo esta era su primera visita a la habitación de Gwendal. Günter suspiró dramáticamente. ¿Qué pasaría si al entrar se encontrara con Gwendal acompañado por un grupo de mujeres hermosas?

—...Siendo Gwendal, al menos eso no es muy...

Con la cabeza gacha, Günter subió las escaleras con una elegancia que se convertía paso a paso en tragedia. Aunque sea algo rudo decirlo, lucia como a punto de convertirse en comida para Dragones.

Anunció su visita aristocráticamente usando la aldaba y abrió la pesada puerta empujándola.

—Gwendal, me permites un momento por favor... Vine a discul... par... um...

Sus palabras se apagaron lentamente ante la inesperada escena frente a él.

Gwendal no estaba siendo acompañado por ninguna mujer hermosa, u hombre hermoso por lo que respecta, ni tampoco se estaba divirtiendo con ninguna clase de pasatiempo erótico.

El aposento perteneciente al señor del castillo está amueblado y decorado apropiadamente con pulidas y brillantes armaduras ornamentales, un retrato encuadrado del anterior lord con su esposa se exhibe prominentemente, tal vez la única cosa que falta es la cabeza ornamentada de un venado. Pero en un rincón de la habitación hay una pila de extraños objetos.

Lord von Voltaire se encuentra sentado en la silla cerca de la ventana con sus largas piernas cruzadas.

—¿Te di permiso para entrar?

— Ahhh, um, bueno... en realidad... em, lo siento mucho. Este, Gwendal, ¿qué es...?

Una montaña de objetos hechos de lana tejida, están apilados en el rincón opuesto a la chimenea. En la parte de abajo hay cosas hechas de telas dobladas, pero en la parte superior de la pila están los objetos más complejos. Hay tantos animales tejidos que parecieran querer comenzar una avalancha en cualquier momento.

—No sabía que.... Tejías como pasatiempo...

—No es un pasatiempo.

—Está bien, entonces, ¡¿qué son esos conejitos, gatitos y perritos?! ¡¿Y qué hay con ese que estás haciendo ahora mismo?!

—Es para reducir el stress.

—Stress...

—Cuando tejo mi mente es libre de pensamientos que la bloqueen.

¿Así que cuando su mente es libre hace animalitos tiernos? La expresión de Gwendal no cambió en lo más mínimo mientras sus dedos se mueven sobre su regazo.

Ah, eso era, se dio cuenta el tutor. Es por eso que sus dedos se retuercen así cuando está irritado. Inconscientemente trata de mantener su calma mental fingiendo que teje.

Ahora sabía algo que no debería. Si fuera posible dejaría de saberlo.

—Pero ha habido tantos eventos desagradables últimamente que he terminado uno tras otro. Se los he estado dando a mis subordinados y sirvientes, pero honestamente, los padres adoptivos escasean.

—¿E-escasean?

—¿Quieres este?

Günter atajo apresuradamente el pequeño y oscuro animal que Gwendal le arrojo.

—Q-que lindo chanchito negro.

Gwendal levantó una ceja. Sus inigualablemente fríos ojos azul zafiro brillaron aterradoramente.

Rey Demonio (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora