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Tras caminar toda la tarde, nuestro destino final luego de nuestro pequeño desfile es un edificio redondo rodeado por un cercado bajito. Está nublado así que no soy capaz de ver la posición del sol, pero pronto va atardecerá.

Hay grupos de espectadores entre los intervalos de la cerca. Cuando todos los prisioneros son forzados a entrar al campo, escucho la conmoción de la gente en los espacios de la cerca. Eso significa que lo que nos espera no es nada bueno.

Hay hombres vestidos con ropas de sacerdote cerca de las paredes a intervalos regulares. No tengo idea como lucen porque tienen las capuchas bajas tapándoles los ojos

Pansy tiene los brazos envueltos alrededor de su cuerpo y tiembla de frío. Sus mejillas están pálidas y luce enferma. Notando que la observo, sonríe forzosamente.

—Estoy bien.

—No, está bien. Incluso yo tiemblo desde hace un rato y mi cabeza se siente increíblemente pesada.

De hecho, un extraño sonido ha estado reverberando en mi cabeza desde que vi este lugar. Es un ruido parecido a miles de snitchs aleteando alrededor de mi cerebro. Mi cabeza se siente ridículamente pesada y lenta, además, el malestar en mi corazón no se calma.

—Definitivamente he pescado un resfriado. De verdad me gustaría salir de aquí tan pronto como fuera posible.

—Sí —responde Pansy.

Aunque hace frío y los prisioneros usan ropas delgadas, si caminan lo suficientemente rápido puede que entren en calor. Por otro lado, nosotros estamos usando chaquetas mojadas. Cuanto mas pega el viento, mas frío y pesado se vuelve el abrigo y nuestro calor corporal se evapora. Sin ser capaz de vernos sufrir, Josak nos saca a todos las chaquetas en el camino, pero estamos teñidos de verde hasta la ropa interior por el agua del río así que no sirve de mucho.

—¿Te he contado?

Caminamos más juntos uno del otro para compartir al menos un poco del calor.

—¿Acerca del enorme baño en mi castillo? De verdad es hermoso. Es un baño privado, ¿sabes? Cuando estemos ahí, podrás usarlo. Hay un montón de gente amable ahí.

Las abejas en mi cabeza de repente doblan su actividad. Trastabillo un poco.

—¡¿Qué pasa, Draco?!

—No es nada. Solo tengo dolor de cabeza y me zumban las orejas. Quizá me he contagiado de una enfermedad muggle

Josak me presta su hombro en silencio.

Las puertas de madera se abren y un extravagante carruaje con un escudo de armas amarillo y celeste entra. Cinco o seis soldados entran justo después y el hombre en el caballo al final de la fila es alguien que reconozco.

Tiene la barba y peinado de los soldados de Shimaron. Las mejillas hundidas y, a falta de una palabra mejor, ojos estrechos. Gracias a eso, la impresión que da es la de un arma afilada y letal más que de un hombre fuerte y temerario. El hombre que luce como si incluso olería frío si te acercaras lo suficiente se baja de su caballo con movimientos precisos y eficientes y voltea hacia nosotros.

Nigel Weisz Maxine. Es el perro faldero de Lord Saralegui, el rey de Shou Shimaron —de acuerdo a Flynn Gilbit.

—...Maxine...

No se puede esconder el leve temblor en la voz de Flynn. Ya veo. Así que es justo como dijo Adalbert. No moriría por caer un par de pisos. Con un movimiento de su capa, le da una orden con la mano a sus subordinados que saludan.

—Descansen.

Aunque está alrededor de los treinta, su voz ya es dura y habla intencionalmente de una manera intimidante para aquellos a su alrededor.

Rey Demonio (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora