Rey Demonio (Editando)

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Este capitulo es narrado por Wolfram

No me sueltes

"Quiero volar libremente por el cielo" es lo que las personas creen que sueñan todas las criaturas que carecen de alas. Consideración la constitución del cuerpo de un mazoku o de un humano, volver ese sueño realidad es casi imposible. Sin embargo.

—... Estamos volando, ¡vamos a caeeer!

Para ser precisos, estamos flotando.

—Confía en mí, nunca te soltare Wolfram.

Si no estuviéramos a metros del suelo, tomaría esas palabras como una confesión de amor. Y aunque sé que no es una confesión, controlar los latidos del corazón es una tarea imposible, pero la verdadera pregunta es, ¿en qué momento la mano de Draco llego hasta mi cintura?

—¿Lo prometes?

A pesar de no haber recibido ningún entrenamiento ni nada, nuestros cuerpos de flotan en una pose erguida, él sonríe mientras mira amablemente hacia mis ojos con sus brazos rodeando mi cintura.

—NO, no lo prometo... Lo juro, nunca te soltare.

Por cosas como estas es que mi corazón te pertenece, así que por favor no sigas, porque después dejarte ir será doloroso.

Nos deslizamos a través del aire, y tomamos posición entre las dos torres de vigilancias.

Ya que es su segunda vez, Hyscliff no se exalta al ser observado por brillantes y feroces ojos grises de mi prometido, pero Louis Buiron pierde la capacidad de hablar. Ni siquiera su "pon" favorito sale de su boca.

Las personas que corren sin rumbo en el suelo intentado escapar se detienen y apuntan hacia nosotros, con sus rostros llenos de miedo.

Incluso si lo comparara con todos los Maous de la historia, Draco los supera a todos con su maravillosa figura

—...Portáis una máscara de digno noble, siendo la verdad que engañáis jóvenes mujeres para explotándolas y violándolas...

Una voz sonora y fuerte, y una frase digna de un rey. Aunque parece haber entrado en modo Maou, sin dudas solo es Draco. ¿Estás diciéndome que nunca sufriste amnesia? Me rebelas tu secreto, ¿por qué?

—... Al fin y al cabo, si la crueldad es expuesta, me abalanzaré sobre ella y prenderé fuego para convertirla en cenizas. Habéis creído que podríais deshaceros de vuestros camaradas...

Con un lento pulso como si un gigante se estirara bajo tierra, son atacados por un temblor de cinco segundos. Al principio es una agitación lejana y débil, pero ahora está cerca de la superficie.

—Cruzasteis la frontera a un país donde deberíais haber ayudado a apaciguar la hambruna de las madres, padres y hermanos; carecéis de devoción filial, y en su lugar habéis cometido actos inhumanos. ¡Sois capaz de engañar a esta gente ignorante que acude en tropel hacia el dinero, pero no podráis burlar mis ojos!

Los espectadores son incapaces de apartar sus ojos de Draco, solo los bomberos se dedican a su trabajo. Sin embargo, no hay suficientes manos y el reabastecimiento de agua no llega a tiempo.

Luego de mirar brevemente en esa dirección, fulmino con la mirada al hombre congelado en su lugar.

—Las bestias humanas no poseen reglas y ética. ¡Me das asco!

El malvado comerciante retrocede de manera inestable hasta la barandilla.

—Incluso si se trata de un villano, no es mi intención tomar vidas, pero... ¡es inevitable! ¡Os rebanaré en dos!

Con un —¡Bam!— aparecen tres dragones transparentes formados de agua, o mejor dicho, de agua hirviendo. Dos de ellos se enfrían y saltan salvajemente sobre las zonas incendiadas, y el ultimo pasa sobre nosotros antes de envolver eficientemente a Louis Buiron.

El dragón, tan ancho como una tubería, lo traga entero y lo baja por el tubo hacia su estómago. Más o menos hasta donde está escrita la palabra "Justicia". La apariencia del hombre comienza a verse muy rojiza el dragón desaparece.

—Qué extraño —murmuro con expresión escéptica— ¿Dragones? Qué extraño; no hay manera de que tu magia pueda ser tan elegante. ¡Ah, ¿conseguiste una amante?! Y ahora intentas mostrar tu lado bueno...

—... No es extraño, esta no es solo mi magia ... Es la unión de tu poder y mi poder, ¡en estos momentos somos uno!

—... Asombroso...

Miro hacia abajo ante el susurro fascinado de la niña. Había olvidado por completo que estaba ahí, pero los ojos de Greta están llenos de admiración y respeto.

—Así que intentas mostrarle tu lado bueno a tu hija.

Parece que ha tomado consciencia como padre.

—¡A nuestra hija!