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Para los mazoku, el decimosexto cumpleaños es un día complicado que produce tanto orgullo como temor.

Antes de ser considerado un adulto, debes pararte frente a un montón de gente importante y contestar detalladas preguntas y demandas como ceremonia. Algunos niños, no estando preparados emocionalmente, no son ni siquiera capaces de completa r la ceremonia. Haber nacido en una de las diez familias nobles significa que el examen será mucho más minucioso. Se puede sufrir el acoso por horas... No hay nadie que pueda decir que no cometió un error durante la ceremonia de transición. Así que no importa cuantos años pasen, nadie puede olvidar esa terrible ocasión. Todos tienen recuerdos de ese día que son tan vergonzosos que, hasta el día en que mueran, sus rostros se pondrán tan rojos que podrían prenderse fuego de solo de recordarlo.

Es una historia de hace mucho tiempo, pero von Karbelnikoff Anissina también sufrió dicha "desgracia".

—Ese momento fue bastante desagradable.

Ella voltea tan rápidamente que su llameante cabello rojo hace un chasquido como si hubiera golpeado algo. Sus ojos celestes claro que ligeramente observan hacia arriba brillan con curiosidad y seguridad.

—Tres de los testigos se echaron a llorar.

Sintiendo un escalofrío como un ratón que está siendo observado por un gato, von Voltaire Gwendal grita: —¡¿Qué?! ¡¿Qué hiciste?! —aunque solo en su mente al parecer.

—No importa cuán conmovedora fuera mi declaración de devoción y servicio a mi país, solo eran las ideas aniñadas de una pequeña. Tomarlas tan en serio...

—¿Qué les dijiste?

—Mis planes para reorganizar la burocracia central y también sobre mi invención del momento, la maquina picadora de cerdo accionada a maryoku.

—...Oh, esa...

Desde esa época que ambos eran la magicalista loca y el conejillo de indias. La picadora de carne era, sin duda alguna, algo impresionante. Ver las enormes cuchillas accionadas por maryoku girar y cortar un cerdo entero era algo inolvidable, incluso si quisieras olvidarlo. Pero un día, su hermano mayor había estado buscando a su mascota gallo y miró dentro... El resto de la historia es demasiado aterradora para contarla.

—Eso debe haberlos hecho llorar de miedo...

Comparado con eso, la horrible magia de Draco que vio el otro día parecía linda.

—Que grosero. Se supone que debían reírse.

La mujer, cuyo indeseado apodo era La Cazadora Roja*, manipula el control en su mano con gran destreza. El conejillo de indias, con sus manos dentro de la maquina en el escritorio, abre los ojos bien grandes en una expresión impropia de él mientras apenas se mantiene sentado levemente sobre la silla. Su boca forma un casi grito, apenas logra contener la voz. Fuegos artificiales de color purpura saltan de sus dedos abiertos tanto como pueden estar abiertos. Son chispas de maryoku que salen volando, forzadas.

—A-Anissina. Quiero sacar ahora los dedos de esto.

—No hasta que termine el tejido.

Al otro lado de las manos de Lord von Voltaire está instalado un pequeño telar. El pequeño carril amarillo que ha sido pinchado encima se teje en forma de una cinta amarilla. Está en modo tejido, pero solo con un cambio de cabezal puede cambiarse rápidamente a modo tela. Es una trama complicada, pero se forma de alguna manera gracias al misterioso mecanismo dentro de la máquina.

—¡A-a-apágalo! ¡Tan solo detén al Sr. Tejedor Rápido por un momento!

—Que holgazán. Es por esto por lo que la gente dice que los hombres mazokus se han vuelto débiles últimamente.

Rey Demonio (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora