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Un olor hasta ahora incierto inunda la cocina y los soldados han ido a llorar a Lord von Voltaire otra vez. Pisoteando los pasillos hacia la cocina escupió una maldición hacia el hombre culpable de todo mal.

—Gün... agh... ¡achh...uú!

Un humo escarlata se precipita sin parar hacia el techo. Gwendal se asoma con una mano contra su rostro y las lágrimas cayendo sin parar de sus ojos.

—¡Maldita sea, ¿q-qué estás haciendo?!

El dolor punzante atacó su garganta cada vez que respiraba. Sus palabras se entrecortaron con la toz.

—Günter! ¡¿Qué, coff, crees que estás haciendo, coff?!

—¿Gwendal, eeeres tú?

¡¿Quien más podría ser?! El perpetrador descarado del gas venenoso está parado justo en el medio del humo que sale a borbotones usando una máscara y anteojos.

—¿Qu-qué es este horrible gas?

—Siendo que me has prohibido tirar animales pequeños al aceite hirviendo, tengo planes de emergencia. Mira esto, ¿no se parece este ají gigante a un ratón pequeño cuando lo miras bien de cerca?

—¿Estas tirando ají picante en el aceite?

—Sí.

—¿Un lote completo de ajíes picantes?

—¡Exacto!

Y así se inventó el aceite de chile rojo en Shin Makoku.

Gwendal se las arregla para arrastrar a Günter fuera de la cocina sujetándolo del brazo. Parece que aún no puede parar de llorar.

—Para con esto de adivinar la fortuna.

—¿Por qué? ¡¿No deseas el regreso a salvo de Su Majestad?!

—No estoy diciendo eso. Ciertamente querría que regresara a salvo... sería una molestia si muriese en tierra extrajera.

—¡¿Si muriese?! ¡...como puedes decir algo tan horrible! ¡Demonio, ogro, bestia sin corazón!

—Llámame demonio todo lo que quieras.

Ambos eran mazokus después de todo.

La belleza de Günter es tan extrema que las mujeres mantienen la distancia de él, y posee el título del segundo más codiciado. Ha mantenido la medalla como la belleza número dos de Shin Makoku por al menos cuarenta años y contando. Antes del nacimiento del joven lord Wolfram, Gunter poseía la corona y el título número uno del más codiciado por su belleza. Aunque la llegada de Draco debe haber marcado un cambio en los rankings del reino.

—O puede ser que... —El miedo se refleja en la cara desgastada más allá de todo reconocimiento. — ¡¿...finges apatía para esconder los retorcidos pensamientos que tienes hacia Su Majestad?!

—Tú eres el único que tiene pensamientos retorcidos hacia su persona.

—¡Aaaargh, pero que rabia! ¡Justo como pensé!

¡¿Qué es justo como lo pensó?!

Los ojos de Gwendal reflejan tal confusión que parece estar a un nivel de un crítico de literatura y de moda. Una crítica sobre el local, por favor.

—Tenía mis sospechas, aunque eran vagas. Después de todo, Su Majestad esta bendecido con tal sensatez, tal belleza... ¡incluso porta el noble rubio platino en su persona! Es poseedor de un fuerte sentido de justicia, compasión por su gente, y ambos picardía y ferocidad, se maravilla de todo con tal inocencia... En eras pasadas el favor de Shinou seguramente hubiera estado de su lad... ¡Gwendal!

Rey Demonio (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora