Capítulo 10 (Tener que Fingir)

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Trató de relajarse lo mejor que podía para disimular que no pasaba nada, un minúsculo error podría costarle caro y daría mucho de que hablar.
Con pasos firmes abrió la puerta de manera tranquila, era quien nada menos que su pareja.

- Al fin te dignas en responderme - Respondió con malicia tomándolo de la cintura y pegándolo a su cuerpo - El no contestarme las llamadas ayer te costará muy caro - Esto ultimo lo susurró cerca de su oído y después se acercó a su cuello para dejar una marca muy notoria en su piel.

- Kardia... Espera - Susurró tratando de quitárselo de encima pero era difícil. Agradecía que al menos le dio tiempo de acomodar las cosas de su casa, de lo contrario eso lo delataría.

- Siempre haciéndote el difícil Degel - Chasqueó molesto, lo soltó rápidamente y entró a la casa, Degel cerró la puerta después de esto.

- Estoy muy cansado Kardia, ayer me quedé dormido, necesito planificar mis clases siguientes - Esperaba que esta mentira fuera por lo menos creíble, también bostezó un poco para que Kardia viera que en realidad tenía razón.

- Degel, Degel... Ya te propuse que te cases conmigo, así ya no estarás sufriendo de tanta carga con tus mocosos en la Universidad - Se burló mientras caminaba a la cocina del galo y tomaba una manzana del frutero.

Degel rodó los ojos molesto - No son mocosos Kardia, mis alumnos ya son adultos... Si llegué aquí fué porqué me gusta enseñar.

- Así es llegaste aquí - De manera peligrosa se acercó a su pareja - Sólo que no se te olvide quien te enseñó hablar griego cuando llegaste aquí.

Quería intimidarlo, siempre lo hace pero esta ocasión Degel no cedió - Lo sé... Estoy agradecido por que me ayudaste pero - Bajó la mirada intentando en que más excusarse - A veces no quiero ceder, estoy muy cansado.

Kardia esbozó una sonrisa malévola - Yo me encargaré de que todo tu estrés desaparezca.

Lo tomó de los brazos y sacó nuevamente aquella cinta de cuero que cargaba consigo, llevó los brazos del joven galo a su espalda para atarlo y así tenerlo completamente a su disposición.

- Solo tú relájate dulzura - Susurró cerca de su oído, después lo tomó de la cintura y bajó de manera repentina su pantalón, seguido de su ropa interior.
Después rápidamente lo agachó recargándolo en el sillón, de esta manera lo tenía completamente a su merced.
Si algo que le gustaba a Kardia era darle unas nalgadas, disfrutaba como quedaba la piel sensible de Degel reflejando un tono rojizo en sus glúteos.

Degel trataba de mantenerse calmado, cerraba sus ojos para olvidar ese momento...
De pronto en su mente se le vino el recuerdo cuando trató de pedirle un tiempo, ya que no se sentía a gusto con sus tratos.

No se le olvidaba que siempre lo ha mantenido al márgen "De mi no te salvas" "Soy el único con que que disfrutarás las mieles de la vida" "Si se te ocurre dejarme, soy capaz de buscarte hasta el fin del mundo" "Cualquiera desearía tenerte pero tú solo me perteneces"
Kardia no sabía diferenciar entre la obsesión y el amor, siempre fué aquél chico que obtenía lo que siempre quería a costa del chantaje.

Necesitaba una buena idea para dejarlo de una vez por todas.

¿Pero cómo?...

Si se la pasa casi todo el tiempo controlando su vida.

Mientras tanto solo le quedaba fingir y hacer de cuenta que nada pasó.
Sentía la rudeza de su pareja, mientras lo tomaba dejaba marcas muy notorias en su cuerpo...









Camus se encontraba en su recámara tratando de estudiar para el concurso. Pero sus pensamientos siempre se interrumpían a cada momento por la inquietud del joven de cabellos rojizos quien a cada rato desbloqueaba su celular para entrar a la aplicación de mensajes instantáneos y mirar la fotografía de contacto de su profesor.

Lo que vivieron ambos parecía un sueño porqué Degel después de todo lo trató con una sutileza única.
Mientras observaba su fotografía cerraba sus ojos recordando el agradable momento, pasaba sus dedos sobre sus labios recordando sus besos, sus manos recorrían ligeramente su cuerpo imaginando que era aquel hombre de cabellos verdes que le robó el aliento con tan solo unas cuántas palabras.

Su imaginación podría ir más allá de no ser por su celular que comenzó a vibrar, le habían interrumpido sus pensamientos, hizo una mueca molesto y tomó su celular.
Era un mensaje de Mu, era evidente que quería saber donde rayos se había metido su amigo para desaparecer una noche completa.

Aún no sabía si era buena idea contarle la verdad...










Como era de esperarse, Milo tuvo que buscar donde descargar sus ganas.
Se le hizo extraño que Camus no le contestara sus llamadas ni sus mensajes pero ya tendrá tiempo de arreglarse con él.

Justamente después de una tremenda borrachera con amigos terminó en su casa con una amiga suya que no se negaba a los encantos del griego.

Moría de celos de ver a Camus a lado de Milo, no podía creer como el más calladito y serio de la escuela fuera novio del guapo y sensual Milo.
Es por ello que buscó meterse hasta por debajo de sus narices hasta lograr algo con él y lo obtuvo, sabiendo que Camus no cedía tan fácil ante su pareja.

Lentamente despertaba la mujer de cabellos verdes sobre el pecho de Milo - Buenos días dormilón - Susurró mientras mordía levemente su pecho para que despertara.

- Mmm - Se quejó el contrario - Cinco minutos más Camus - Aún seguía adormilado, se giró para darse la vuelta y abrazó a la almohada.

Cuando Shaina escuchó ese nombre no pudo evitar levantarse molesta de la cama del griego jalando las frazadas con las que se cubrieron en la noche.

- ¡Siempre mencionando a ese imbécil!

Este grito hizo que Milo se levantará de manera repentina de la cama - ¡Ah! - Se quejó molesto - ¿Ahora que carajos te ocurre Shaina?

- ¿No habrá día en el que nos veamos y no menciones al imbécil de tu noviecito? - Después de decir esto tomó una de las almohadas y se le aventó... Detestaba que mencionara a su pareja.

- Aunque no te guste Camus es mi novio... Es el oficial si así lo quieres ver - Se acercó con rudeza y la tomo de los brazos - Aunque te quieras meter de esta manera conmigo no quiere decir que lo dejaré por tí.

Shaina esbozó una sonrisa maliciosa - Sigue con tus jueguitos Milo... Pronto le diré a Camus sobre lo nuestro y verás como terminará dejándote... Terminarás a mi pies porque nadie más cede a tus juegos más que yo - Se acercaba de manera intimidante para acorralarlo en la pared - Así que tu dices ¿Nos seguimos viendo? Ó ¿Le digo a Camus de lo nuestro?

- Detesto que me quieras ver la cara - Rápidamente la tomó de los hombros y ahora fué el quien la acorraló con fuerza - Más te vale no abrir la boca.

Esos arranques de pelea le gustaban a Shaina porqué nuevamente los llevaba a entregarse al placer...

Después de todo hacía lo que quería.

Y jugar con la mente de Milo de esa manera era lo que más disfrutaba.

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¿Querían conocer el lado de Milo? 🤔

Bueno ya lo tienen y es válido que los cubitos se entiendan y se busquen, pronto los dejarán porqué Camusito no se cuidó y bueno eso traerá consecuencias.

Sin más me despido y les mando un abrazo, los quiero 🥰🥰🥰💖

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