Esto no podía estar pasando, ambos solo trataban de desviar su mirada para otra dirección que no fuera entre ellos dos.
Milo se acercó a saludar a Degel de manera altanera, a espaldas de Kardia lo miraba con desprecio después del incidente en la escuela.— Perfecto, estamos todos — Respondió Kardia tomando de la mano a Degel — Reservé una mesa para los cuatro.
"Los cuatro" pensó Camus, eso quería decir que tendría a Degel frente a él, vaya error ponerse las prendas que su profesor le dio. Jamás se imaginó esto, pero aprendió una lección y esa fué... Mantener siempre la ropa limpia.
Cerró sus ojos y trató de tranquilizarse, de manera repentina Milo tomó la mano de su pareja y entraron al restaurante siguiendo los pasos de su hermano.
Uno de los empleados del restaurante los guiaban hasta su mesa, aunque jamás ambos se esperaron quedar exactamente cerca.
La mesa era cuadrada, con manteles largos blancos que llegaban hasta el suelo de mármol.Milo tomó asiento a lado de Camus mientras que Kardia tomó su lugar cerca de Degel.
— Sus menús — Respondió el mesero que los atendería esta noche, entregándoles la carta a cada uno de ellos. También les acercó un vino de la mejor calidad, junto con cuatro copas.
Frente a ellos posaban sobre la mesa sus respectivos cubiertos, junto con sus servilletas de tela y sus manteles.Degel ordenó su platillo y pidió permiso a los presentes para poder levantarse de la mesa, con el pretexto de ir al baño.
A los pocos segundos Milo también ordenó su platillo y se levantó con el pretexto de ir también a los sanitarios.
Mientras tanto Kardia seguía ordenando lo que pediría para cenar y Camus se cubría su rostro con la carta de menú esperando que el hermano de Milo no se diera cuenta de que esas prendas que llevaba puestas eran similares a las de Degel.Mientras tanto en los sanitarios, Degel se encontraba lavando sus manos, era el único en el baño.
La llegada repentina del hermano de su pareja interrumpió su momento a solas.— Vaya, no pensé en encontrarlo aquí maestro Degel — Respondió Milo con una sonrisa malévola cerrando la puerta con cautela.
— ¿Qué necesitas Milo? — Cuestionó tratando de notarse lo más tranquilo posible, algo en el fondo le decía que esto no estaba bien.
De manera repentina Milo tomó sus brazos con fuerza y lo acorraló a la pared más cercana.
— ¿Qué carajos te pasa Milo? — Cuestionó Degel con molestia, no sabía porqué esa actitud repentina en el hermano de su pareja.
Esa cercanía era tan intimidante y molesto que rogaba muy en el fondo que llegara Kardia o hasta Camus y se dieran cuenta de las actitudes de Milo, jamás se había mostrado de esa forma.
— Solo le diré una cosa — Se acercó repentinamente a su oído — No quiero que le diga a Kardia sobre mi suspensión... Después de todo es su culpa — Después de decir esto cerró sus ojos y pudo disfrutar del aroma del perfume de Degel, era algo dulce que no pudo resistir dejar un beso en su cuello.
— Con chantajes no caigo Milo... Además — Rápidamente se soltó de ese agarre incómodo — No tengo la más mínima intención de hablar con Kardia sobre tu suspensión — Después de decir esto se acomodó sus prendas y tomó la manija de la puerta, no sin antes regalarle una mirada amenazante.
Después de que salió la pareja de su hermano, con una sonrisa se recargó en la pared llevándose su mano a la cabeza — Ahora entiendo porqué Kardia no lo deja... Si ese hombre es una tentación total — Sonrió de lado mientras recordaba ese aroma de la pareja de su hermano, algo en el fondo comenzaba a llamarle la atención.
Camus seguía escondido detrás del menú, quería que alguien llegara de una vez, la presencia de Kardia lo ponía nervioso ante esa mirada intimidante que tiene.
— ¿Porqué tan callado Camus? — Preguntó Kardia mientras servía un poco de vino en las copas — Aunque... Debo admitir que esta noche luces radiante.
El joven galo cerró sus ojos — Gracias, supongo.
Sin embargo la suerte se encontraba a su favor, el celular de Kardia comenzó a sonar, rápidamente lo sacó de su bolsillo y se levantó de su silla — Siento dejarte unos momentos solo Camus, tengo que atender esta llamada.
Después de decir esto caminó para otra dirección, al menos ya lo habían dejado solo, así no lidiaría con preguntas incómodas.
El primero en llegar fue Degel, tratando de disimular, en su rostro se dibujó un semblante serio y frío para tratar de aparentar.
— ¿Y Kardia? — Preguntó de manera directa sin verlo a los ojos, su vista se enfocaba en la carta del menú.
— Está por allá — Señaló hasta el fondo del restaurante, una zona donde había sillones cómodos para los comensales, adornado de variedad de plantas.
— Discúlpame por tratarte así Camus, no sabes lo mucho que me cuesta hablarte así — Le respondió en un susurro, solo audible para ambos — De verdad que si estuviéramos solos ya te hubiera arrancado mi ropa que llevas puesta — Esto último lo dijo en un susurro a manera de coquetería.
Esto ocasionó que Camus se sonrojara y le diera un trago a su copa de vino, a lo lejos notó que caminaba Milo con dirección a ellos, rápidamente le respondió sin mirarlo de frente — No tuve opción, no he lavado... Espero que no te moleste.
Antes de que llegara alguno de ellos, pasó su mano por debajo de la mesa y entrelazó sus dedos con los de Camus. Ante la mirada de los demás comensales no se veía nada sospechoso entre ellos.
Milo finalmente llegó y tomó asiento — Siento la demora mi amor — Se acercó repentinamente a besar los labios de su pareja — ¿Y mi hermano? — Preguntó buscándolo con la mirada.
— Está contestado una llamada — Respondió Camus tratando de ver para otra dirección que no fuera su amado profesor.
— Ya veo — Susurró Milo, sin embargo no prestaba atención... Estaba mirando fijamente a Degel.
A los pocos segundos el mesero llegó con sus platillos, también tomó asiento Kardia después de contestar la llamada.
— Siento la demora, era una llamada de la empresa.
— Descuida Kardia, no podíamos comenzar sin ti — Respondió Degel de manera seria, pero ya no le preocupaba nada porqué Camus y él seguían tomados de la mano por debajo de la mesa.
Milo tomó sus cubiertos y comenzó a probar su platillo mientras que Kardia sacó su celular para mandar un mensaje a un contacto al cual le tenía mucho interés.
Todo está en orden, tendremos una semana completa.
Después de redactarlo lo envió y como si nada pasara, guardó su celular dentro de su saco.
Ahora todos en su mente guardaban la postura, era un enrollo amoroso.
Degel con su alumno, Milo mirando de manera discreta a Degel y Kardia intercambiando mensajes con alguien más...
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Ya ahora si, si no subo dos capítulos de esta historia no soy feliz 😅 espero que les guste 🥰🥰
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Escondidos
FanfictionPor un simple error Camus envía unas fotos a quien menos se lo esperaba... Despertando la curiosidad del contrario... Los personajes no me pertenecen, son de Masami Kurumada y Shiori Teshirogi. La historia es mía Aries_9322. (Advertencia: mucho cont...