Capítulo 28 (Deseo sublime)

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Un tremendo desastre terminó en su habitación después de ayudar a su querido maestro por llegar en ese estado a esas altas horas de la noche

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Un tremendo desastre terminó en su habitación después de ayudar a su querido maestro por llegar en ese estado a esas altas horas de la noche.
Después de encontrar algunas prendas cómodas que Ecarlate no usaba, tuvo que ayudarle a salir del baño, estuvo a escasos segundos de resbalarse.
Era muy tarde, el servicio de la luz aún no regresaba y parecía que la lluvia los acompañaría el resto de la noche.

El joven de cabellos escarlata había dejado todo listo para que Degel entrara a darse un buen baño y retirarse de una vez por todas aquel olor desagradable para el olfato de Camus.

— No quiero pretextos Degel, en estos momentos te darás una ducha — Respondió Camus tomando del brazo a Degel para llevarlo hasta la entrada del baño.

Degel dio un profundo suspiro y dejó que su belleza escarlata lo llevara

— Mientras te bañas iré por agua a la cocina.

Degel estuvo por responderle pero justo en ese momento Camus se había pasado a retirar dejándolo completamente solo.

Aquella luz de la vela que iluminaba el baño era muy tenue pero lo suficiente para mirar su reflejo en el espejo, su aspecto lucía terrible.
Con mucha pesadez empezó a retirarse sus prendas aún húmedas por la lluvia, dejó caer aquella camisa al suelo seguido de su pantalón de vestir y su ropa interior.
Se acercó a la regadera para poder abrirle el paso al agua caliente y poco a poco fue entrando justo en el momento que la temperatura del agua estaba en su punto ideal.

Aquel chorro de agua recorría por su cuerpo, Degel pasaba sus manos por sus brazos y lentamente hasta su pecho, algunas gotas recorrían su espalda dejando varios caminos muy brillosos ante la poca luz de la vela aromática a rosas.

Con suma delicadeza tomó la esponja y el jabón con un aroma sutil de flores y aceites, pasaba por su cuerpo aquella esponja que a su paso le dejaba algunas burbujas en su piel.

Mientras dejaba que el agua caliente recorriera su cuerpo sus mejillas se tornaron un ligero color carmín justo en el momento que recordó que alguna vez su amado alumno le había insinuado aquella posibilidad de dejarse llevar mientras tomaban un baño.

— ¡Camus! — Comenzó a llamarlo esperando que estuviera cerca de ahí.

El joven de cabellos escarlata regresaba sosteniendo un vaso de agua y lo dejó en su tocador para atender el llamado de su maestro.

— ¿Tienes algún problema Degel? — Cuestionó Camus entrando al baño para ver que se le ofrecía. Pero justo en ese momento se quedó sin palabras al darse cuenta que Degel no había cerrado la puerta corrediza, al contrario aquella luz tenue de la vela le daba la oportunidad de observarlo mejor, aquellas gotas reflejaban en su piel.
No pudo evitar morderse los labios ante el espectáculo que tenía de frente.

— Camus... Ven — Lo llamó en una voz ronca extendiendo su mano para que siguiera aquella orden.

Aún con la mirada perdida en aquello que veía, no pudo evitar sonrojarse. Cerró la puerta a sus espaldas y con pasos sigilosos se fue acercando hasta la regadera.

Había entendido a donde iba todo esto, su piel comenzó a estremecerse en el momento que se despojaba de sus prendas hasta quedar completamente desnudo ante aquella mirada penetrante de su maestro.

Ambos habían pensado mucho en este momento después de dos semanas sin verse.
Se habían olvidado de los celos, del desastre de la borrachera de Degel... De todo el mundo entero. Esta noche era para ellos dos.
Degel estaba feliz al tenerlo de nuevo en sus brazos, Camus dejó escapar un suspiro mientras una leve sonrisa se dejaba ver en sus apetitosos labios.

— No sabes cuánto te extrañé — Susurró en el momento que su belleza escarlata colocó su mano sobre la suya, de un movimiento sutil lo llevó hasta quedar a su lado mientras el agua caliente seguía cayendo en sus cuerpos despertando el deseo nuevamente.

— Igual yo... — Camus no terminó de hablar, en ese momento Degel lo tomó de la cintura, acercó su rostro al suyo y se apropió de aquellos labios de los cuales ya era adicto.

Poco a poco el vapor fue inundando ese lugar, por sus largos cabellos verdes y rojizos corría el agua como si fueran largos caminos que terminaban pegados a sus cuerpos.

— Laisse mes lèvres courir sur tout ton corps.

Este susurro cerca de su oído lo hizo sentir un ligero cosquilleo en su vientre, mientras Degel tocaba a su belleza escarlata con sutileza, también pudo observar que aún portaba aquel collar que le había enviado como regalo.
No pudo evitar acercarse a su cuello y morder ligeramente esa piel que ansiaba nuevamente probar después de imaginar en estos últimos días aquellas aventuras a su lado.

Camus dejó escapar un ligero gemido ante lo que estaba sucediendo, aquellos suaves y dulces besos de Degel fueron bajando más a su pecho encontrándose con sus pezones erectos, envolvía con su boca uno de ellos y con la mano diestra tocaba su piel.

El corazón del joven de cabellos escarlata latía con mayor rapidez, esa sensación lo llenaba por dentro queriendo dar el siguiente paso.
Con una ligera sonrisa se alejó un poco de su amado profesor y se recargó en la pared dándole la espalda dejando a su completa disposición todo su cuerpo y su ser.

Aún con el agua recorriendo sus cuerpos, Degel se acercó para abrazarlo por detrás mientras repartía besos por toda su espalda bajando lentamente hasta llegar a ese escondido lugar.
Se abrió paso entre aquellas nalgas, tomó su miembro y lo fue introduciendo lentamente mientras Camus deliraba de placer.

— ¡Ah... Degel! — Lograba articular aquella oración al sentir aquella intromisión que añoraba en estos días. Esas ganas que solo Degel puede calmarle y hacerlo tocar el cielo.

— ¡Oh Camus... Eres una delicia! — Exclamó justo en el momento que aquel movimiento se volvía más repentino, con una mano tomó su cintura para hacer los movimientos más frenéticos mientras que la otra se posaba en su pecho de tal manera que lo envolvía en un cálido abrazo.

— ¡Ah... Así...! — Gritó cerrando los ojos, echo su cabeza para atrás encontrándose con la mirada cargada de deseo de aquellos iris violeta.

En esa posición Degel posó sus labios en el contrario profundizando los movimientos.
El lugar se inundó de sonidos ante la entrega de dos amantes escondidos donde la obscuridad era su único confidente.

Sus cuerpos temblaban ante aquel delirio de deseo y entrega, ambos eran presa del placer y de la necesidad de tenerse el uno al otro.

Ante aquellos intensos movimientos Degel se acercó un poco más haciendo su mayor esfuerzo para tomar de la barbilla a Camus, giró un poco su cabeza para al alcanzar sus labios envolviendose en un beso apasionado.
Sentía aquellos espasmo de su pareja invitándolo a liberarse dentro de aquellas paredes que lo envolvían y se contraían ante ese elixir blanquecino inundando su interior.

Camus no pudo evitar liberarse después de sentir aquella esencia dentro.
Intentaba regular su respiración mientras lentamente salía su amante de su interior.
Se dio la media vuelta quedando frente a frente, Degel tomó aquellas delgadas manos y entrelazó sus dedos con los de su belleza escarlata.

— No sabes cuánto te necesito Camus — Susurró Degel depositando un beso más en sus labios mientras esperaba que el agua de la regadera terminara de limpiar sus cuerpos después de todo lo que había pasado entre ellos.

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(Mandé hacer una imagen, está en el siguiente capítulo) 💖💖💖

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