Capítulo 23 (¿Te atrae ó realmente lo amas?)

246 31 42
                                    

Aún no entendía porqué su hermano lo necesitaba con suma urgencia, llegando tenía pensado recriminarle el hecho de que lo haya interrumpido justo cuando estaba por tener su encuentro con su pareja

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aún no entendía porqué su hermano lo necesitaba con suma urgencia, llegando tenía pensado recriminarle el hecho de que lo haya interrumpido justo cuando estaba por tener su encuentro con su pareja.
Molesto abrió la puerta de su casa, al entrar completamente se llevó sus manos a su rostro con asombro.

— Kardia... ¿Qué hiciste? ¿Porqué lo trajiste a él aquí? — Señaló al joven de cabellos rubios que descansaba tranquilamente en uno de los sillones.

— Al menos tuviste la delicadeza de llegar rápido ante mi llamado — Respondió Kardia entrando a la sala con una caja de cartón en sus manos.

— Dime, ahora que quieres que haga para tapar tus aventuras — Exclamó Milo rodando los ojos.

— Estoy terminando de minimizar los hematomas de su piel, después necesito que vayas conmigo a la casa de Asmita... Le dije a Deuteros que te habías ido conmigo de viaje también — Respondió esbozando una sonrisa maliciosa terminando de colocar un remedio que conocía a la perfección para disimular las marcas de su amante.

— ¡Me arruinaste en el mejor momento Kardia! Por fin estaba con Camus — Contestó con molestia mientras sostenía aquella caja.

— Ja, ese chico cada vez huye más de ti.

— Mira quien lo dice... Degel está igual — Respondió intentando molestar a su hermano.

— ¡Bah! Por favor, Degel sin mi no es nada... No tiene ningún motivo para dejarme cuando yo fui quien le ayudó a pagar parte de la casa donde vive... Cuando por primera vez pisó Grecia, venía huyendo de sus padres que lo querían casar con una mujer para asegurar los negocios de la familia ¿Porqué crees que sigue aquí? — Cuestionó Kardia mirando con enojo a su hermano, poco le importaba si Asmita lo escuchaba... Aunque él estuviera profundamente dormido.

Milo alzó una ceja incrédulo ante lo que oía — Eso jamás lo dijiste, creo que en esa parte se seguirá siendo fiel hasta el fin del mundo.

Kardia asintió y siguió en la labor de bajarle los hematomas que le quedaron al rubio con ayuda de una torunda de algodón empapado en alcohol y la ayuda de un hielo.

Kardia asintió y siguió en la labor de bajarle los hematomas que le quedaron al rubio con ayuda de una torunda de algodón empapado en alcohol y la ayuda de un hielo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Degel se encontraba leyendo a las afueras del lugar donde los demás docentes se hospedaban.
Bajo la sombra de un árbol sin que nadie lo interrumpiera. Estaba a escasos días de regresar nuevamente para poder ver de nuevo a Camus.
Jamás en su vida se había sentido tan pleno con alguien más.
Sacó su celular y lo desbloqueó, era evidente que no llamaría a su belleza escarlata porqué justamente a estas horas se encontraba en clases y por lo tanto no lo molestaría.

Su curiosidad lo llevó a entrar a su galería, aún guardaba aquellas fotos que envió su alumno por error. Sonrió al deslizar sus dedos para seguir admirando toda esa belleza que irradia, pero una voz que no escuchaba desde hace años atrás lo interrumpió.

— ¡Hola Degel! — Saludó una joven de cabellos rubios, tez clara y  con un vestido negro amplio, en sus mejillas se podían observar sus pecas y con esa sonrisa encantadora que siempre la ha caracterizado.

— ¡Fluorite! ¿Cuántos años sin verte! — De manera repentina se levantó del suelo para acercarse pero en ese momento se le cayó el celular al suelo cayendo justo en los pies de la joven.

— Yo lo levanto, no te preocupes Degel — En ese momento Fluorite se agachó para tomar el celular y sin querer miró esa foto donde aparecía un joven de cabellos rojizos, vistiendo una camisa blanca frente a un espejo — ¡Oh que galán! — Respondió Fluorite entregándole el celular.

Al menos Degel tuvo suerte que aquella foto no estuviera su adoración escarlata con poca ropa.

— Gracias.

— ¡Hay Degel no sabes como te extrañado! — La joven se acercó para abrazarlo, aunque su estatura no ayudaba en mucho, era mucho más pequeña que él.

Degel correspondió aquel abrazo, ella era una vieja amiga que conocía desde hace muchos años atrás en Francia. El galo siempre le había ayudado a corregir la ortografía de los libros que escribía — Lo mismo digo... ¿Porqué estás en el mismo lugar del curso de docentes?

— Vine a recoger un libro que me corrigieron... ¡Estoy feliz porqué pronto saldrá en físico! — Gritó emocionada la joven de cabellos rubios mostrando su libro.

— Me alegra mucho Fluorite, tu sueño de ser escritora se ha vuelto realidad.

— ¿Y que hay de ti Degel? Cómo te sonrie la vida aquí en Grecia.

El joven profesor dejó escapar un largo suspiro, invitó a su amiga a tomar asiento junto a él, aunque fuera en el suelo. Comenzó a relatarle su vida en ese lugar desde que llegó, sabía que podía confiar en ella y por ello se animó a platicarle sobre su alumno Camus y la relación prohibida que llevaban.

— Degel, es bello saber que alguien logró entrar a tu corazón... Eres guapo, inteligente y siempre demuestras frialdad ante los demás, jamás imaginé que amaras a alguien así y más porqué siempre dijiste que el amor no era para ti — Contestó la joven contenta por su amigo.

— ¿Amar? — Cuestionó Degel nervioso, no era algo que temiera, de ese sentimiento nadie escapa pero... La forma en que Camus y él se conocieron más a fondo no era la correcta. Claro que su amado pelirrojo le importaba en demasía, sin embargo ahora el detalle era... ¿Camus lo ve de la misma manera? ó solo amor de un rato.
Ambos tenían a sus respectivas parejas y todo se había dado tan inesperado — No sé, no estoy seguro si Camus me ame ó sea simplemente un rato — Respondió con la mirada al suelo.

Fluorite se dio cuenta de ello, colocó su mano sobre su espalda para darle ánimos, no le gustaba verlo así.

— Degel... Piensa con calma las cosas, no te precipites, sólo intenta idear con claridad... ¿Lo amas de verdad ó solo te atrae? Si realmente ambos se aman tienen que dejar todo aquello que los perjudique y luchar por su amor — Contestó la joven en un tono más serio.

— ¿Porqué me dices todo esto Fluorite? No entiendo — Degel no sabía ni porqué terminaron tocando ese tema de los sentimientos.

La joven cerró sus ojos y se acercó aún más para susurrarle — Porqué siempre fuiste un hermano para mi después de perder a mi padre no tuve a nadie más que tu apoyo incondicional, no me gustaría verte sufrir Degel y en segunda porqué hace poco tus padres ya se enteraron donde vives, a como dé lugar quieren comprometerte con Seraphina de una vez por todas.

— Pero... ¿Cómo te enteraste de eso? — Cuestionó incrédulo ante lo que oía, eso no podía estar pasando, no cuando ya se había librado de esa estúpida idea de sus padres.

— La señora Fraille me lo dijo hace poco... Por eso también decidí venir antes de que dieran contigo.

Degel no supo que más responder, era muy evidente que tenía que hacer algo pronto antes de que sus padres tomaran decisiones en su vida como lo hacían antes de que abandonara Francia.

💖❄💖❄💖❄💖❄💖❄💖❄💖❄💖❄

Escondidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora