Capítulo 2 (No lo vuelvas hacer)

472 55 38
                                    

Como era de esperarse, después de aquella noche con Degel, despertó cuando los primeros rayos del sol entraban por las blancas cortinas de la ventana de la recámara del galo.

— Degel, me tengo que ir al trabajo — Susurró Kardia levantando a su pareja.

Con voz adormilada, Degel lo miró y nuevamente cerró sus ojos, tenía demasiado sueño como para discutir con él sobre las marcas que le quedaban en las muñecas por la presión ejercida del amarre.

Simplemente asintió dejando que Kardia depositara un beso en su frente y esperar a que saliera de su casa.

Pudo escuchar cuando cerró la puerta, se posicionó con la mirada al techo, después levantó sus manos y pudo ver las marcas notorias que le quedaban en las muñecas. Era lo que detestaba... ¿Acaso un encuentro sexual debe ser tan desenfrenado como Kardia lo hace? Llegar a métodos tan increíbles, no negaba que había personas que aman el sadomasoquismo y tienen ciertos fetiches asociados con el dolor, pero él... No.

Quería tan solo una vez, una vez probar un encuentro donde pueda experimentar con el contrario con diferentes reacciones, con algunos juguetes quizá pero que prives al contrario de moverse y solamente dejar que el activo haga todo no era lo suyo.
También tenía la necesidad de querer tomar el control, no negaba que incluso hasta las palabras más vulgares y obscenas encienden el libido pero... Su relación con Kardia era más que nada una costumbre.

Porqué no faltaba el día que Kardia le llamara solo para decirle cosas que conlleven al sexo ó mensajes que simplemente lo necesitaba a él.

Luego recordó las fotos que su alumno por error había enviado, se dio cuenta que Camus borró la conversación, sin embargo el contenido de las fotos estaba en su galería.

Nuevamente las miró, no con morbo, sino que sabía admirar a ese joven, quizá demostraba mucha confianza en él para hacer eso.
De todos modos estaba decidido hablar con Camus, cuando tengan clases le pedirá unos minutos de su tiempo para platicar con él a la salida.

Sin muchas ganas, se levantó de su cama y se preparó para llegar a la junta donde los habían citado.





Después de ese gran error, Camus prefirió no mandarle fotos a Milo, hasta saber que pasaría con Degel.
Estaba a la espectativa de que dijera algo con el hermano de Milo, sin embargo jamás mencionó nada.

A menos que...

Degel esté esperando el momento de hablar con él frente a frente, ahí si estaría en problemas porqué no quería que Milo se enterara, era un poco celoso y si llegaba esa noticia a sus oídos, Milo sería capaz de golpear a Degel por no haber hablado sobre las fotos, además de un sermón detestable para Camus por su error.

Necesitaba calmarse, porqué por lo menos hoy no se había presentado a trabajar Degel, pero el día que lo vea, sin duda tendrá una buena llamada de atención por parte de su maestro.


El día esperado llegó, Camus se encontraba caminando por los largos pasillos de su escuela. Hubiera preferido no asistir ese día pero también tenía que presentar un examen.
No tuvo opción, la clase con Degel para colmo era la última de su horario de clases.

A la par de este suceso, Degel llegaba al estacionamiento que es exclusivo de los maestros.
Agradecía que siempre lleva guantes para cubrir las marcas que le quedan en las muñecas, eran muy notorias, además de que le será difícil estar dando la clase con su mejor alumno de la clase justamente cerca del escritorio del maestro como todo alumno destacado.
También necesitaba hablar con él porqué conocía a Kardia y también a Milo, ambos parecía que fueron hechos con el mismo molde y en actitudes eran muy similares. Si esto llegaba a oídos de cualquiera de ellos, es algo que no se tomarían muy bien que digamos y aunque haya sido un simple error inocente de Camus, ellos no lo verían de esa forma.

 

El tiempo fué pasando, cada vez que Camus miraba su reloj, sentía como si el tiempo estuviera en su contra. El examen que presentó  no supo si lo contestó bien, no podía concentrarse.
La última clase de este día le tocaba con Degel y ese era su mayor preocupación, pero no tenía opción, tenía que arreglar todo este incidente con él y buscar de una u otra forma que no se le ocurra hablar con Milo, hasta con Kardia... Ese era su temor.

Dejó escapar un suspiro tratando de tranquilizarse, miró a todos sus compañeros quienes se mostraban tranquilos, claro que él era el único que estaba preocupado.
Tan distraído estaba que no notó la mano de su amigo Mu sobre su hombro, saltando del susto.

— ¡Camus! — Llamó el joven de cabellos lilas notando el nerviosismo de su amigo.

— ¿Mu? — Cuestionó nervioso levantando la mirada.

— Llevas toda la mañana distraído... ¿Estás bien?

Claro que Mu es su amigo pero no por eso le diría el error que cometió — No pasa nada, solo que... No he dormido bien — Mintió, no tenía opción.

Aunque el joven de cabellos lilas no creía eso, estaba por decirle algo cuando el maestro de Física llegaba.

— Buenas tardes jóvenes — Saludó el maestro de cabellos verdes,  a pesar de que era nuevo enseñando desde el primer día arrancaba suspiros en muchas de las estudiantes del lugar, pocos sabían que tenía pareja.

Mu tomó asiento detrás de Camus, afortunadamente ese lugar estaba vacío.

El joven de cabellos rojizos quería que se lo tragara la tierra cuando lo vio entrar, pero más nervioso se puso cuando lo vio directamente a los ojos.
El contrario ligeramente se sonrojó, no sabía que decir, tomó asiento frente a los demás y sacó sus libros de la maleta de piel negra que siempre llevaba consigo.

— Joven Camus — Llamó Degel frente a toda la clase.

No, claro que no se esperaba esto, lo que menos quería es que todos se enteraran, sería vergonzoso. No le quedó de otra más que levantarse de su asiento.

— ¿Si?

Con la mirada fría, Degel le respondió — Quiero hablar con usted a la salida, tiene excelente calificación que el director lo mandará a un concurso de ciencias exactas, representará a la escuela.

Al escuchar eso se sintió más aliviado, por un momento pensó que lo reprendería frente a los demás, pero no fué así. Aun así no se salvaba de la charla incómoda con él. Tomó su lugar de nuevo mientras era felicitado por su amigo Mu y a su lado derecho por Shaka, quienes no dudaron en estar felices por aquella oportunidad de su amigo.

Al terminar la clase, el sonido del timbre anunciaba la hora de salida. Todos salían del salón, a excepción de Camus quien se despedía de sus amigos.
A los pocos minutos quedaron completamente solos.

— Camus... Cierra la puerta por favor — Respondió Degel mientras guardaba sus libros en la maleta.

Camus asintió y se acercó a la puerta para cerrar, le colocó seguro por si alguien entraba de imprevisto, lo que menos quería es que todos supieran de su error.

— Maestro Degel yo...

— Camus yo...

Ambos se dijeron al mismo tiempo, Camus se acercaba con pasos firmes hasta el escritorio quedando de frente con su profesor.

— Yo... Quiero pedirle una disculpa por lo que pasó, y también le agradezco que haya dicho esa mentira para justificar el porqué me quedaría con usted a la salida — Contestó Camus agachando la mirada.

— Camus... Yo no mentí. Esa es una de cosas que necesitaba tratar contigo y en segunda respecto a las fotos... — Se acercó más a él para susurrar cerca de su oído — No lo vuelvas hacer.

🔥❄🔥❄🔥❄🔥❄🔥❄🔥❄🔥❄🔥❄🔥

Bellas personitas, para que vean que los quiero mucho le dejo el siguiente  capítulo.
Y ahora si nos leemos en mis demás historias, un abrazo 🥰🥰🥰🥰

Escondidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora