Capítulo 86 (Sorpresa)

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Un pequeño idéntico a él, jamás se hubiera imaginado que tener una pequeña criatura muy similar, una mini copia de su persona lo tuviera justamente en sus brazos.
Aunque al principio el pequeño se encontraba llorando, al sentirse cobijado por los brazos de su padre comenzó a quedarse sereno y tranquilo mientras Dégel lo mecía lentamente.

- Se ha calmado - Interrumpió Camus intentando incorporarse de la camilla pero las palabras de Dégel lo detuvieron.

- No hagas ningún esfuerzo, debes descansar.

- Pero... ¿Y si vuelve a llorar? Necesito alimentarlo.

Dégel tomó asiento justamente a lado de la camilla aún sosteniendo al pequeño Isaac en sus brazos, dirigió su mirada a su adoración escarlata y con una cálida sonrisa le respondió.

- Mon amour, no sabes la inmensa felicidad que siento al tener la dicha de ser padre. Tenemos una familia, yo... - Se quedó callado unos momentos - Yo siempre anhelé un momento así, deseaba en lo más profundo de mi corazón sentir la calidez de un entorno familiar y ahora lo tengo gracias a ti Camus. Prometo firmemente velar por ustedes siempre, yo...

Camus alcanzó a colocar su mano sobre el brazo de Dégel - Gracias a ti, porque de ahora en adelante seremos tres. Tengo a un novio maravilloso, amoroso y sobre todo muy guapo - Esto último lo susurró en un tono de coquetería aunque no le importaba que su cuerpo le doliera a causa de la cesárea que le habían practicado minutos antes.

Dégel estaba por contestar pero la manera imprevista que un médico y un enfermero que Camus conocía a la perfección interrumpieron su momento ideal familiar.

- Señor,  nuestro paciente aún no se recupera de la anestesia y usted ya interrumpió aquí en la sala de recuperación - El médico miraba a Dégel de manera reprobatoria por su acto sin pensar.

- Lo siento, necesitaba saber de mi pareja y mi bebé.

- Será mejor que se despida de su pequeño por unos momentos, lo llevaré a pediatría para que lo puedan terminar de valorar.

Sigmund tomó al pequeño de los brazos de Dégel, aunque al principio el nuevo papá se mostraba preocupado las palabras de Camus lo hicieron entrar en razón.

- No tienes nada de que preocuparte Dégel, Sigmund es una persona de confianza, lo conozco desde que venía a las consultas, de eso no puedes dudar - Con un último guiño de Camus, a Dégel no le quedó otra opción más que pasar a retirarse de aquella habitación, pero ahora lo hacía con una enorme sonrisa de por medio, logró entrar a mirar a Camus y sobre todo a su retoño, la tranquilidad por fin se había hecho presente en su persona.

Dos días fueron los que Camus estuvo en el hospital para poder recuperarse, en aquellos días Dégel tenía que ir a su casa para poder arreglar la habitación que será destinada al pequeño Isaac. Al medio día regresaba presuroso a la visita para poder ir a ver a su adoración escarlata mejorar cada día que transcurría.

Por palabras de Kardia, le mencionó a Dégel que no se preocupara demasiado por la presión de ir a recoger a su pequeña familia, él se encargaría con el resto de los demás para terminar de acomodar todo lo que necesitaran al regresar, puesto que Kardia ya había hecho un plan maravilloso que por supuesto lo llevaría a cabo en su ausencia.

Sin saber más sobre aquella inesperada sorpresa que aguardaban los demás, Dégel salió repentinamente al hospital con su maleta donde llevaba todas las ropitas necesarias para su pequeño retoño y otras más para Camus.

Mientras que en la casa del joven profesor comenzaban a darse cita los padres de Camus, Defteros junto con la bella dama que ahora lo acompañaba a todos lados ella era la señorita Serafina quien había encontrado el equilibrio perfecto con el moreno, también había regresado de su viaje improvisado Milo junto con la señorita Charlotte, aunque aún no formalizaban nada aún les quedaba mucho por descubrir uno del otro.
Una hora después los amigos de Camus comenzaban a darse cita, Shaka con Aioria, Mu con Saga pero sobre todo no podía faltar la presencia de Manigoldo quien no sabía porqué fue invitado a una pequeña celebración donde conocerá al nuevo mocoso como decía él.

- No me gustan los niños, menos cuando lloran - Se quejó Manigoldo dejando un par de bolsas sobre la mesa mientras se unía al grupito en la sala de Dégel.

- De cuando acá la casa de Dégel funciona como salón de fiestas - Inquirió curioso Milo terminando de acomodar algunos bocadillos que con ayuda de Charlotte prepararon.

- No es una fiesta como tal, simplemente queremos darle una bienvenida a los nuevos padres - Contestó Mystoria - Sé que todos han pasado por situaciones que no son favorables pero, creo que no está demás pasar un rato agradable, además de demostrarle que no están solos. Camus sufrió mucho en la ausencia de Dégel, no podemos seguir con ese fantasma de su pasado.

- Espero que Dégel se tome mi sorpresa con cariño. Defteros y yo hicimos este viaje de imprevisto con ese único propósito - Agregó Seraphina tomando con delicadeza la taza de té.

- Ahí vienen, todos tomen sus lugares - Habló Kardia mirando detrás de las cortinas cuando se dió cuenta que un taxi se estacionó frente a la casa.

De manera inmediata comenzaron a correr para esconderse dónde pudieran, detrás de los muebles, en la cocina, bajo la mesa.
Dégel abrió lentamente la puerta mientras que con su otra mano sostenía a su pequeño retoño, encendió la luces del pasillo para encontrarse con varios globos colgando de su techo.

Camus daba pasos lentos mientras avanzaba, el dolor de la cirugía terminaba siendo molesta pero por órdenes de los médicos tenía que caminar aunque sintiera que su cuerpo se partía en dos.

- Te tomaste el atrevimiento de adornar para nuestra llegada - Halago Camus observando lo hermoso que había quedado el lugar.

- Pero... Pero yo no fui - Susurró Dégel cuando escuchó a la par...

"Sorpresa"

Camus y Dégel quedaron sorprendidos al ver que todos sus amigos, familiares y seres queridos estaban esperando su llegada con los brazos abiertos.
El primero en querer conocer al pequeño miembro de la familia fue Mystoria y Ecarlate quienes tomaron al recién nacido en sus brazos para poder darle un respiro a los nuevos padres.

Milo ayudó a Camus con delicadeza para que tomara asiento en el sillón junto con ellos, en su estado lo que mas requería el joven de cabellos escarlata era reposo.

- Esto fue obra tuya Kardia - Dégel se acercó para saludarlos y darles un abrazo.

- Algo así, aunque Defteros y Seraphina fueron los que mayor culpa tienen.

Dégel se giró lentamente para estrechar en un abrazo al moreno junto a su amiga de la infancia quien con elegancia se acercó para tomar lentamente sus manos y mirarlo a los ojos.

- Hay una persona que está ansiosa por pasar todos estos días a lado de ustedes, sobre todo ayudar en lo que pueda con tu pequeño Isaac. Cierra los ojos Dégel.

Seraphina lentamente soltó las manos de Dégel, comenzó a retroceder, extendió su brazo en dirección a la cocina para hacerle una señal a la sorpresa que lo aguardaba.

- Abre los ojos.

Susurró Seraphina para acercar a Dégel con aquella persona misteriosa, aún dando especificaciones unió las manos del joven profesor con las de aquella sorpresa que en ese momento cuando lentamente abrió sus párpados quedó totalmente anonadado con lo que veía.

- Usted es...

- Dégel, siento no recordar mucho de ti pero soy tu madre... Soy Garnet Leroy.

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