Capítulo 35 (No quiero admitirlo todavía)

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En la cena se había cuenta que su semblante era muy distinto, lo notaba cansado, preocupado, incluso sus ánimos no eran los mismos

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En la cena se había cuenta que su semblante era muy distinto, lo notaba cansado, preocupado, incluso sus ánimos no eran los mismos.
Tenían previsto salir muy temprano y es por ello que Degel prefirió dejarlo descansar, era la primera noche que ambos dormían sin dejarse llevar por sus impulsos, solamente con el calor corporal del contrario envueltos en un cálido abrazo.

La alarma sonó muy temprano, seis de la mañana para que les diera tiempo de llegar a la ciudad de Larisa, sin embargo Degel se quiso adelantar un poco más porqué llegando a su destino lo primero que haría sería llevar a su belleza escarlata al médico.
En todo ese largo trayecto Camus se fue durmiendo y Degel siempre estaba a la expectativa por si su querido alumno despertaba.

Cuatro horas fueron de ese largo viaje donde el silencio reinaba en el auto, el joven profesor miró su reloj de mano para ver la hora, afortunadamente tenían tiempo y lo más importante... Se estacionó frente a un consultorio médico de la ciudad.

— Camus, ya llegamos — Lo llamó Degel pasando sus dedos con parsimonía en el rostro de su alumno.

Al sentir ese cálido tacto el contrario despertó lentamente, mientras su mirada se acostumbraba a la luz natural de su entorno, bostezó y estiró sus brazos.
Pero al mirar al sitio donde habían llegado no pudo evitar comenzar a exaltarse.

— ¡No!

— Me preocupo por ti y no pienso tolerar que te sigas negando Camus — Respondió Degel bajando de su auto para poder acercarse a la puerta del copiloto y bajar a Camus para llevarlo al médico de una vez por todas.

A regañadientes Camus aceptó aunque no sabía como decirle a Degel sobre las sospechas que tenía.

— Degel — Lo llamó en un susurró con la mirada al suelo mientras su profesor intentaba llevarlo en contra de su voluntad.

Camus temía por qué si aquellas sospechas eran ciertas, se les vendría el mundo encima. Principalmente sus padres seguidos de sus respectivas parejas y de las demás personas cercanas a ellas, además que esa relación no sería muy bien vista ante la sociedad.

En ese momento Degel detuvo su andar justamente en medio de la banqueta, tomó el rostro de su amado alumno para verlo a los ojos.

— Has estado muy extraño estos días. Y sé que algo te preocupa, además tu salud esta empeorando cada vez más y esta vez aunque te niegues y me digas que no has desayunado te llevaré a consulta.

Una extraña corriente sentía en su cuerpo, sus manos comenzaban a sudar. Jamás se lo mencionó, simplemente ambos se dejaron llevar por el momento.

— Degel yo... — Se quedó callado por unos momentos.

— ¿Si?

— ¡Soy un doncel! — Gritó desesperado tomando a Degel de la camisa, con la respiración agitada.

El contrario se quedó sorprendido ante esa confesión, tragó grueso porqué ahora estaban en un gran problema.

— Entonces tu...

— Siempre me cuidé anteriormente pero, contigo todo fue distinto. Quisiera darle sentido a todo esto, porqué no se que hacer...

En ese momento Degel lo tomó de la cintura y lo acercó a su cuerpo, envolviendolo en un cálido abrazo.

— Camus, estoy muy conmovido por lo que me dices.

— ¿Qué? — Cuestionó Camus sorprendido porqué en realidad esperaba que Degel se negara rotundamente ó que simplemente se molestara  con él porqué jamás se lo mencionó.

— Sé que esto no es lo correcto pero esto me ha hecho muy feliz. Ahorita que pases al médico si te diagnostican un resultado positivo... Somos nosotros dos contra el mundo.

Camus no supo que responder, la reacción de Degel lo había tomado por sorpresa porqué él esperaba que tomaran otras alternativas. Tenía miedo ante lo que dirían sus padres... Incluso se sentía confundido porqué no sabía como terminar con su actual pareja porqué en el fondo de sus escondidos sentimientos estaba aún Milo.

Simplemente movió su cabeza asintiendo porqué no estaba seguro realmente de lo que sentía.

Mientras Degel llevaba a Camus tomándolo de la mano recordó aquella plática que tuvo varios días atrás con Mu.

Flashback:

Camus se encontraba recargado en la barda de los pasillos observando a su amado profesor caminando rumbo al edificio que tenía enfrente, seguramente se dirigía a la biblioteca, sabía que en sus ratos libres amaba estar a solas leyendo.

De pronto la mano de su amigo de cabellos lilas se colocó en su hombro interrumpiendo sus pensamientos.

— Si lo sigues mirando de esa forma los demás se darán cuenta que tienes cierto interés por el profesor de física.

Camus no podía dejar de mirarlo, de pensar en él, comenzaba  a experimentar un interés especial por aquel maestro de cabellos verdes y no de ese tipo de interés que se han tenido solo por dejarse llevar por sus impulsos.

— A veces pienso que esto es una locura.

— Por la manera en la que te mira... Se nota que te quiere demasiado.

— Es muy repentino para hablar de amor... A veces creo que me lo dice por los momentos que pasamos — Respondió Camus alzando los hombros observando su entorno.

— ¿Y tu lo amas? — Cuestionó de manera directa.

— Yo... — Se quedó callado unos momentos — Admito que me gusta y disfruto todo lo que pasamos pero... Querer es muy diferente y amar es otro sentimiento distinto.

— El te quiere Camus... Además si realmente amaras a Milo jamás le hubieras dado entrada a Degel desde el primer día que se dejaron llevar.

— El desayuno en la cafetería ya te hizo daño Mu — Le respondió el joven de cabellos escarlata tratando de cambiar de tema.

— ¡Por todos los dioses Camus! Abre los ojos, déjaselo al tiempo, tienen que asimilarlo... Los dos parecen piezas del mismo molde, aunque él todo un romántico y tú bien frío cuando te llena de detalles... El es algo tímido y tu un orgulloso...

— ¿Puedo saber porqué llegamos a toda esta plática?

— No me cambies la conversación Camus, te dije desde hace tiempo cuando los dos comenzaban a verse que pensaras muy bien las cosas... Degel y Milo no se merecen que estés jugando con ellos.

—  A veces lo pienso y no es lo correcto. Nos llevamos por casi seis años, es mi maestro y yo un alumno, tenemos cosas en común pero ambos pensamos muy diferente. 

En ese momento Camus tomó su mochila, se la colgó en los hombros y entró al salón porqué nuevamente tendrían clases, su descanso había terminado.

Fin flashback.

En todo este tiempo que Degel lo llevó a su consulta, Camus estaba totalmente distraído. Le tomaron una rápida muestra de sangre, una hora después, les entregaron los resultados.
Degel comenzó a leerlos, presentaba anemia y suponía que así era porqué su adoración escarlata no ha querido comer como debe de ser y además sus sospechas eran ciertas.

Camus estaba esperando un pequeño en su interior...

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