Capítulo 20 (Par de...)

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Una semana había transcurrido desde aquellos intercambios de mensajes entre su profesor y él.
El último que le había enviado fue para avisarle que los cursos eran muy intensivos y terminaba muy tarde, esa era una razón por la cual no se comunicaba con él.

A pesar de contar con la posibilidad de salir con sus amigos ó incluso su pareja, no era lo mismo.
Había tenido hace poco una fuerte discusión con Milo, todo debido a que lo ha notado muy distante con él y también el detalle de que no le ha enviado fotos para seguir deleitandose.

Esta noche se encontraba preparándose frente al espejo cepillando su largo cabello escarlata, saldría a una cena muy importante con sus padres y los tenía que acompañar.
Tomó su celular y lo guardó en su bolsillo.
Muy a su pesar bajó a la sala donde sus padres vistiendo elegantemente lo esperaban.

— Camus mi pequeño... ¿Cuándo te compramos ese atuendo? Luces muy bien — Respondió Mystoria halagando aquellas prendas que su hijo vestía.

¿De verdad se le había ocurrido colocarse nuevamente aquellas ropas de su maestro?

Así era...

Portando esas prendas lograba sentirse mejor, al menos de esa manera sentía que Degel estaba a su lado.

— Claro yo... — Se quedó pensando unos momentos — Si, lo compré hace poco pero ustedes se encontraban de viaje — Respondió muy nervioso.

Ecarlate miró a su hijo y después tomó su saco que estaba en el sillón — De acuerdo... Hay que irnos, de lo contrario se nos hará más tarde y no me gusta llegar retrasado.

Los tres salieron de su casa y se dirigieron al auto, aunque Camus tratara de mostrar felicidad, por dentro se sentía muy solo y esa compañía solamente una persona ha albergado en su corazón...

— ¿Es posible que... Degel se haya vuelto mi necesidad? — Pensó mientras observaba por la ventana a las personas pasar, algunos iban solos, otros acompañados.
Jamás se había imaginado depender de alguien de esa manera...












En un hotel donde era completamente un desconocido para los demás, se encontraba Kardia a lado de un joven de cabellos rubios.

Desde el día que habían llegado, en las noches esa habitación se convertía en un lugar prohibido donde dejaban ir sus más locos impulsos.

El rubio disfrutaba de aquellos juegos donde se sentía la presa de ese sujeto con personalidad sádica y muchas ganas de someter al contrario.
Esta ocasión le tocaba llevar una mordaza, de manera repentina se lo colocó al contrario, después directamente se fue a su cuello para dejar marcas muy notorias, sus manos bajaron hasta la cadera del contrario.

— ¡Suficiente ya no aguanto más! — Exclamó Kardia empujándolo a la cama para tenerlo completamente a su merced.

Sus manos se colocaron en sus muñecas dejándolas a cada lado de su cuerpo — Hoy no te ataré... Pero tengo en mente otra cosa... Más vale que te relajes.

Rápidamente se levantó de la cama y tomó un dildo que se encontraba sobre el mueble, también acercó una pequeña botella de lubricante efecto caliente.
Dejó derramar unas gotas en ese escondido lugar, sin darle una pequeña preparación previa tomó el dildo y lo introdujo de manera repentina.

El contrario se arqueaba ante esa sensación, por esta ocasión pudo pasar sus manos libres de ataduras sobre su pecho y su vientre calmando esa sensación atrevida recorrer su cuerpo.

— En estos juegos perversos... Me fascina que sean mi presa — Después de decir esto con una voz ronca tomó el fuete y de un movimiento rápido dejó una marca muy notoria en los glúteos del contrario.
Gimió el contrario de dolor mezclado de placer...

Se acercó para tomarlo de sus rubios cabellos y lo atrajo más cerca del oído — Ojalá Deuteros te viera como deliras de placer y que vea que soy tu dueño — Después de decir esto rápidamente posó sus labios con los del contrario de manera peligrosa.

— Lastima que Degel y Deuteros son igual de aburridos... Si esos dos cogieran, serían  unos inútiles en el sexo — Respondió Kardia con molestia y nuevamente siguió con su juego, nadie más oía aquellos gemidos, para Asmita ser sometido por Kardia era la gloria...








La cena se había tornado aburrida para Camus, mientras pasaba su dedo índice sobre la copa de cristal escuchaba la plática de sus padres con sus nuevos socios.
De repente el celular del joven comenzó a vibrar, lentamente lo sacó de su bolsillo para ver de quien se trataba.

Cuando se dio cuenta de quien era quería levantarse y gritar a los cuatro vientos de felicidad...
Era aquella persona que hasta con unas simples palabras lo hace delirar.

La distancia me impide verte...
Pero no me impide extrañarte.

Sin embargo la cena aún no acababa, tenía que idear algo para irse de ese lugar, los sanitarios era una mala idea para contestar... Los demás escucharían esa plática, claro si eso se tornaba en una llamada intensa.

— Mamá, papá... ¿Puedo irme al auto a descansar? Me siento muy cansado y no quiero importunar — Cuestionó Camus esperando la aprobación de sus padres.

— Esto del concurso te tiene muy agotado hijo — Respondió Ecarlate sacando sus llaves de su bolsillo para entregárselas a su hijo.

— Acuéstate en los asientos traseros, la cena pronto se acaba... Mientras descansa pequeño — Susurró Mystoria tocando tiernamente el rostro de su hijo — Anda, ve a dormir un rato.

Camus se despidió de los socios de su padre y salió de ese lugar para tomar el elevador que lo llevara al estacionamiento. Por fortuna a su padre se le había ocurrido dejar el auto lejos de los demás, en los pisos más altos donde casi no habían coches estacionados, solo unos cuantos que también se mantenían muy lejos de él.

La luz inestable también era un excelente aliado, esos focos parpadeantes muy pronto quizá se fundirían.
Lo único que quería era poder llamar sin interrupciones a su profesor, después de una larga semana ya lo merecía...








Los socios de Ecarlate y Mystoria  llevaban también en esa noche a su hijo.
En toda la cena ese joven  miraba de manera discreta a Camus, no podía creer que aquel chico de cabellos escarlata era una belleza total.

— Entonces...  ¿Su hijo también participará en un concurso? — Cuestionó Caín mientras se servía un poco más de vino en su copa.

— ¿También? — Preguntó Mytoria con curiosidad.

— Así es... Nuestro querido Surt participará en un concurso, fue seleccionado por la escuela para que los represente. Se llevará a a cabo en la Ciudad de Larisa en un par de semanas — Contestó Integra mirando a su hijo con ternura y acariciando su cabello.

— ¿Quién lo diría? Es el mismo concurso al que nuestro hijo Camus participará... Vaya coincidencias de la vida — Exclamó muy animado Ecarlate — Ambos ya se estarán viendo en el concurso entonces.

No negaba que era Camus era una persona bella, ya tendrá tiempo de conocerlo mejor ese día y hasta quizá pueda llamar su atención en esos tres días.
No se quedaría con las dudas, necesitaba saber si tenía algún pretendiente aquella belleza escarlata.

— Disculpe señor Leroux... ¿Su hijo es soltero?— Surt dejó escapar una sonrisa traviesa, ganándose la desaprobación de Integra acompañado de un codazo.

— Hijo, no hagas esas preguntas — Le susurró de manera discreta.

Ecarlate dejó escapar una risa, ese chico le agradaba porqué no se veía con malicia como la pareja que su hijo tenía — Bueno  muchos y muchas siempre me hacen esa pregunta pero siento decirte que si tiene pareja... Aunque no es de mi agrado — Esto ultimo lo susurró pero su fue audible para Surt.

Ahí se dio cuenta que al menos puede intentar ganarse el corazón de esa belleza escarlata...

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