Capítulo 88 (Tiempo después)

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Las cosas fluían de manera diferente para todos, ahora más que nunca la vida le daba una oportunidad.
Un sin fin de historias entrelazadas dónde todos tuvieron una mala experiencia a causa de una persona que solo buscaba lograr su ambición sin importar a cuantas personas dañó para lograr su cometido.

Pero ahora era momento de cambiar de aires, quería pasar el resto de su vida a lado de su hijo y de su pequeña familia, así que tomó la decisión de vender la casa que por ley le pertenece.
Lo que menos deseaba era recordar malos momentos, soledad y tristeza cada vez que recorra por esos largos pasillos de esa mansión que con mucho esfuerzo Krest la construyó en su momento.

Garnet entregó las llaves a la inmobiliaria que se haría cargo de la venta de lo que fue su antiguo hogar y con una nueva esperanza en su corazón tomó la modesta maleta donde llevaba algunas pertenencias y partió definitivamente a Grecia para llegar de manera inesperada a darle la noticia a su hijo, era evidente que habia tomado la decisión de vivir con ellos despues de que Degel se lo planteó cuando regresó del hospital con Camus.

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Para Defteros la vida le sonreía aún mejor, si bien ellos jamás causaron algún mal, el hecho de que ambos pudieran darse una oportunidad en el amor, les llegó una dulce e inesperada noticia mientras pasaban un largo descanso en la casa de la joven Seraphina.
"Vamos a ser padres" sonrió la dama mientras sostenía una prueba de embarazo positiva.
Ante aquella revelación, el moreno no pudo evitar soltar unas lágrimas de felicidad mientras la sostenía de la cintura y con ello dando vueltas en círculo.

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Mientras tanto bajo la sombra del árbol de la escuela, Milo descansaba acostado sobre las piernas de Charlotte.

- Creo que un angel se escapó del cielo - Susurró Milo con una sonrisa en su rostro al sentir la mano de su "novia" sobre su cabellera alborotada.

- Hay Milo, desde el día que decidí cambiar de tono de cabello no paras de halagarme.

- Debes admitir que el color rubio te sienta muy bien, además nadie puede coquetearte más que yo - Esto último fue acompañado de un guiño.

- Y tu eres muy apuesto mi amorcito precioso - Le respondió mientras jugaba con ese cabello alborotado que tanto le gustaba - Serás un gran médico sin duda.

Milo había comenzado su carrera de medicina, si bien no era lo suyo, ahora estaba decidido a estudiar esa rama para poder ayudar a los demás. A raíz de aquel suceso con Camus se propuso cambiar de nuevos horizontes y ahora hasta disfrutaba por aprender pero sobre todo superarse para mostrarse a si mismo que cualquier situación no era nada para demostrar sus ganas cumplir una meta en su vida.

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Aunque no todo era felicidad en general,  nadie se enteró que detrás de unas rejas, Fraille moría lentamente mientras cada noche vivía constantes pesadillas de todo el mal que había causado, las voces de las personas a las cuales les arrebató la vida pero sobre todo las que maltrataba a su antojo, ahora sonaban en su cabeza una y otra vez a tal grado de con ello no pudo más; simplemente para quitarse de todo esos males decidió tomar una soga para acabar con su propia existencia.

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Kardia por su parte había conseguido un trabajo que el consideraba "ideal" había pasado a ser la mano derecha de Manigoldo en el negocio de aquel sitio nocturno.
Si bien tanto le gustaba mostrar su lado dominante, fue Calvera quien le dió esa confianza de liberar más allá sus gustos en ese mundo, había encontrado su complemento, alguien que disfrutaba de esos encuentros sin mirar con desdén ese tipo de prácticas.
Ahora su trabajo también se basaba en mostrar el uso de cada una de las herramientas dentro del mundo BDSM, así como unas pequeñas clases dentro de ese lugar.

- Quien diría que tendrías habitaciones llenas con varias personas interesadas en este mundo - Manigoldo le dió un trago a su bebida - Mis ganancias han ido creciendo cada vez al doble.

- Necesitaba un pequeño empujón por parte de alguien, un apoyo que ni en su momento lo pude hacer con Dégel y ni mucho menos con Asmita - Respondió Kardia mientras colocaba nuevamente los objetos sobre la mesa para seguir explicando la función de cada uno.

- ¿Aun te atormentas con tu pasado? Creo que ya todos han tomado sus caminos, hasta tu hermano prefirió irse.

- No me atormenta el pasado, eso quedó atrás... - Kardia sonrió ladino - Más bien conocí mi complemento, así que me siento tranquilo.

Manigoldo se acercó para tomar la fotografía que tanto amaba ver en su escritorio - Debo de admitir que quizá en su momento pensé que si nos involucramos los dos podía cambiar un poco mi pasado y olvidar ese amor eterno que siempre tengo presente.

- ¿Sabes porque siempre te di tantas vueltas? - Kardia tomó asiento - La verdad llevamos una amistad muy larga, no me hubiera gustado perder esos gratos momentos y la otra razón más importante es porque respeto la memoria y tus sentimientos por Albafica.

- Agradezco ese gesto Kardia - Manigoldo le aventó una cajetilla de cigarros - Bien, vamos a cambiar de tema, que tienes aún varias clases por dar en este lugar como experto en el sexo sin tabú.

- Por fin me dedico a algo que disfruto a diario - Se burló Kardia siguiendo el juego de su amigo, después de todo ya eran buenos socios en ese negocio.

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Nuevamente Dégel retomó sus actividades como docente, al sentirse completamente recuperado necesitaba tomar su trabajo porque su pequeño Isaac cada vez que los días transcurrían necesitaba nuevas cosas. La ropa la usaba unas cuantas veces y cuando menos lo imaginaba su hijo necesitaba tallas más grandes.

Camus quería seguir descansando un poco y pasar unas semanas más a lado de su pequeño. Tenía que aprovechar ese tiempo al máximo antes de regresar de nuevo al próximo semestre para volver a retomar sus estudios.

Pero la llegada repentina de Garnet fue una gran ayuda al ver que ella se encargaría del pequeño Isaac mientras Camus y Dégel cumplían con sus labores y obligaciones.

Ecarlate y Mystoria procuraban en sus ratos libres contribuir con los cuidados de su amado nieto, era un pequeño ser al que todo mundo le daba demasiado amor, incluso de todo su círculo cercano no faltaba quien quisiera cuidar del pequeño Isaac.

- ¿Sabes Camus? Gracias a ti tengo todo lo que siempre anhelé.

Susurró Dégel recargando su mentón en el hombro de su amado Camus mientras lo abrazaba por detrás.

- Yo también agradezco el hecho de tenerte a mi lado. Tengo a la pareja más maravillosa que da todo por mi.

Ambos observaban a su pequeño Isaac durmiendo tranquilamente como todo un angelito en su cuna que el mismo Ecarlate le mandó hacer unos dias antes de que naciera su pequeño nieto.

- ¿Tienes algún plan para mañana Mon Amour? - Inquirió curioso Dégel, necesitaba que su amada belleza escarlata tuviera algunas actividades por realizar para que así no se diera cuenta de la idea que tenía en mente.

- Solo quiero ir a visitar a mis padres mañana ¿Necesitas algo?

- Nada Mon Amour - Dégel le dió un beso en su mejilla - Solo simple curiosidad. Mejor vamos a descansar aprovechando que nuestro pequeño se encuentra dormido.

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