Dégel tomó a Camus en sus brazos y lo llevó a una puerta abierta en mal estado, era un único sitio en el cual podía esconder al pelirrojo antes de que aquella mujer regresara con el propósito de acabar con ellos.
Aún mantenía demasiadas confusiones en su mente, sin embargo algo era cierto; no debía confiar plenamente en esa mujer aunque ella intentara convencerlo a base de mentiras.
- Si algo me llega a suceder, al menos tendré la conciencia tranquila al saber que tu saldrás con bien.
Susurró el joven profesor mientras acomodaba algunos mechones rojizos, seguido de esto depositó un beso en la frente de Camus deseando que todo saliera con bien.
- Dégel, no...
Habló Camus sin fuerzas, no entendía por qué razón se sentía demasiado débil pero logró escuchar las palabras de su amado profesor.
- No me perdonaría jamás si esa mujer te hiciera algo a ti y a nuestro hijo.
Unos aplausos sarcásticos se hicieron presentes en el cuarto, Dégel colocó a Camus detrás de su espalda para protegerlo.
- Si las miradas mataran Dégel, la tuya sin duda ya estuviera muerta - Se burló con desdén aquella mujer.
Fraille Fauré era esa mujer que tuvo como madre, ahora que conocía parte de la verdad por palabras de los demás tenía las cosas en claro.
- Eres despreciable.
- Más te vale que cuides tus palabras Dégel - Fraille movía sus dedos negando - ¿Así recibes a la mujer que siempre cuidó de ti desde que eras un mocoso insoportable?
- ¡Yo tengo una madre y ella es Garnet! ¿Cómo fuiste capaz de quitarme a mi propia familia? - Espetó molesto.
- Con que ya conoce la verdad - Sonrió con malicia al decirle esto - Tienen razón, tu madre es Garnet y Krest efectivamente es tu padre... Que dios se apiade de esa pobre alma en pena.
- ¡Tu destruirte mi vínculo familiar!
Dégel intentó abalanzarse sobre Fraille al sentirse lleno de rabia y coraje pero las manos de Camus lo detuvieron en ese momento.
- No Dégel por favor no, tu no eres así - Susurró preocupado intentando detenerlo.
- Ese pelirrojo entrometido tiene razón - Fraille se acercó con pasos lentos intentando intimidar a Dégel - Siempre fuiste una persona tranquila que no le gustaba meterse en problemas, un rarito como te decían en la escuela. Eres aquel que se deja pisotear por los demás y tú no hacías nada para detenerlos.
Esas palabras comenzaron a molestar a Dégel, aunque sonaran muy crudas en ese momento se le vinieron algunos recuerdos en su mente.
"Te dejas pisotear por los demás"
Eso lo había escuchando alguna vez, esa ocasión estaba con alguien y era nada menos que Kardia.
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Escondidos
Hayran KurguPor un simple error Camus envía unas fotos a quien menos se lo esperaba... Despertando la curiosidad del contrario... Los personajes no me pertenecen, son de Masami Kurumada y Shiori Teshirogi. La historia es mía Aries_9322. (Advertencia: mucho cont...