“Fraille Faure” Susurró Milo al recordar el nombre que Manigoldo le había revelado.
Mientras sostenía la escoba con la que estaba barriendo el área de las mesas intentaba pensar que hacer.
Si bien ya había obtenido mejores pistas que Dohko, tenía que adelantarse a dar otro paso más.
¿Pero como?
Sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz femenina demasiado conocida para el joven de cabellos ceruleos.- Buenas tardes, estoy buscando a Shura.
Milo levantó la mirada para poder ver de quién se trataba, se quedó sorprendido al darse cuenta de la presencia de aquella chica; nuevamente se volvía a encontrar con ella.
- ¿Qué haces aquí? - fue lo único que logró preguntarle justamente mientras dejaba la escoba a un lado recargado sobre la mesa.
- Más te vale que no empieces a intentar besarme de nuevo - Le respondió tomando una de las servilletas de la mesa - Al menos aquella ocasión no me ocasionaste molestias pero fue difícil controlar a tu hermano cuando despertó.
Una tercera voz se coló entre aquella plática amena entre ellos dos.
- Vaya al parecer ya se conocen - Respondió Shura mientras se acercaba a su prometida para tomarla de la cintura.
- A Milo lo conozco por su hermano, es a quien cuidamos en el hospital - Contestó la dama mientras rodeaba con sus brazos a su pareja seguido de un suave beso.
En ese momento Milo estaba por darse la vuelta después de estar presente en un momento incómodo pero la voz de Shura lo hizo quedarse unos momentos.
- Milo ¿Quieres salir con nosotros? Saga viene con Mu, Kanon irá con su pareja y quizá te guste distraerte unos momentos en el cine.
- No - Susurró desanimado - Quiero hacer algunas cosas antes de irme.
- ¿Irte? - Shura comenzó a cuestionarlo, tenía poco trabajando con él y el hecho de que se fuera era una noticia demasiado repentina.
La
Milo tomó un poco de aire antes de seguir hablando - Necesito irme un tiempo a Francia pero antes debo ir a platicar con alguien. Mi hora de trabajo termino Shura ¿Puedo pasar a retirarme?Moni y Shura se miraban el uno al otro - Descuida Milo puedes pasar a retirarte, solo te pido de favor que antes de que te vayas a Francia me avises con tiempo.
- Descuida lo haré - Milo extendió su mano para estrecharlo con el español y con aquella joven enfermera que besó aquel día, de solo recordarlo le causaba gracia, de lo contrario Shura ya estaría demasiado furioso por aquel beso robado.
El color rojizo acompañando de una suave brisa anunciaba la llegada del atardecer, antes de comenzar a planear su nuevo viaje necesitaba hablar con aquel que alguna vez amó.
Era difícil hacer de cuenta ante los demás que nada pudo pasar entre ellos cuando en sus mejores momentos vivieron aquellos tiempos del amor que ambos se profesaban y ahora encontrarse en la calle como si hubieran sido dos extraños que jamás se conocieron era demasiado molesto.No le costaba nada intentar ganarse el corazón de Camus nuevamente y ofrecerle ser el padre de ese pequeño que viene en camino pero el joven de cabellos escarlata había tomado su decisión, su corazón y sus pensamientos ya tenían dueño y ese era aquel profesor.
Solo había un lugar donde seguramente Camus estaría metido a estas horas de la noche.
Mientras llegaba a la casa de Dégel detuvo su andar en una de las esquinas de la calle para poder hacer una pequeña compra; sacó algunas monedas que llevaba en su bolsillo y tomo las necesarias para llevarle un último detalle a Camus.Una rosa de color rojo como el de su cabello, carmesí cómo sus hermosas y delicadas uñas, escarlata como aquellos bellos luceros que alguna vez lo miraron a él.
Esperaba no ser demasiado entrometido, tan solo quería despedirse de él antes de emprender ese largo viaje.
Por el mismo no lo hubiera logrado costear pero fue Manigoldo quien no dudó en ayudarlo con los gastos para el viaje; también lo hacía para que Dégel regresará si es que lograba traerlo de vuelta con vida par que sea él quien ayude a Kardia a recordad su pasado y su presente.Se dió una última vista a sus prendas, procuro acomodarse su inseparable chaqueta negra y peinó su largo y alborotado cabello. Unos segundos después tocó el timbre de la casa de Dégel esperando que aquel pelirrojo estuviera en ese lugar como era su costumbre.
A los pocos minutos la puerta se abrió revelando a Camus quién se sorprendió al ver de nuevo a Milo frente a él.
- Disculpa mi atrevimiento Camus ¿Puedo pasar?
- Pasa, no tengo ningún inconveniente... Estoy esperando a Deuteros.
Camus se hizo a un lado para dejar pasar a Milo, después de varias semanas sin verlo se quedó asombrado al ver que su vientre había crecido un poco más que la vez anterior; también lucía demasiado cansado, bajo sus ojos podía ver unas terribles ojeras sin mencionar que lo notaba más pálido de lo normal.
- No te voy a quitar mucho tiempo Camus, solo vine a despedirme - Le respondió Milo tomando asiento en uno de los sillones.
- Creí que jamás volveríamos hablar.
- Nuestro orgullo no lo permitía Camus, ambos fuimos culpables de nuestros errores y lo acepto. Por no valorar lo que tenía a mi lado te perdí y lo encontraste con Dégel... Mereces ser feliz.
Camus tomó las manos del contrario y lo miro a esos bellos zafiros como cuando ambos eran pareja, se sentía demasiado extraño por volver a tener esa cercanía con él, pero no era un sentimiento fuerte como el que guardaba por el maestro.
- Mi error fue nunca hablar sobre lo que me molestaba, fue tan fácil dejarme llevar por el momento... Es como si hubiera encontrado aquella calidez que siempre anhele y en el fondo de mi corazón espero que seas feliz y encuentres aquello que jamás pude darte.
Ambos sonrieron después de decir estás palabras, Milo llevó su mano dentro de su chaqueta y saco aquella flor que había pasado a comprar momentos atrás.
Ante la mirada atónita de Camus se la entrego esperando que sea un detalle de su agrado.- Creo que jamás fui lo suficientemente detallista contigo, no me lo tomé a mal, no seré Dégel para darte un collar, un arreglo o quizá hasta llevarte en auto pero es algo que te doy sinceramente desde el fondo de mi corazón.
Con estas palabras selló esa declaración mientras Camus la llevaba hasta sus fosas nasales para poder disfrutar de ese suave sutil aroma que desprende aquella flor.
- No te hubieras molestado... gracias Milo.
En ese momento Milo se levantó del sillón para pasar a retirarse pero la mano de Camus sobre su brazo se lo impidió.
- ¿A dónde irás?
- Lejos de aquí, después te enterarás de ello.
El griego se acercó para envolverlo en un cálido abrazo, recordando por última vez el aroma de su cabello, de su piel... Todo lo que alguna vez lo fue.
Si se quedaba más tiempo sería una despedida dolorosa para ambos, rápidamente rompió ese emotivo abrazo, hizo a un lado algunos cabellos de la frente del pelirrojo y depósito un beso de manera repentina antes de pasar a retirarse.❄️💖❄️💖💖❄️💖❄️💖❄️💖❄️💖❄️💖❄️💖❄️💖❄️
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Escondidos
FanfictionPor un simple error Camus envía unas fotos a quien menos se lo esperaba... Despertando la curiosidad del contrario... Los personajes no me pertenecen, son de Masami Kurumada y Shiori Teshirogi. La historia es mía Aries_9322. (Advertencia: mucho cont...