Quedaba poco para terminar mis estudios en Hogwarts, iba a comenzar mi sexto año y en ese momento imaginaba mi futuro como algo muy distinto a lo que sería. Revisé una vez más mi baúl, comprobando que no faltara nada y miré con atención mi habitación. Me acerqué a la ventana y observé las montañas lejanas que había tras la mansión. El sonido de los pasos de mi madre me sacaron de mis pensamientos. Aquella mañana, Narcissa Malfoy llevaba el largo cabello rubio recogido en un moño, y vestía tan elegante como siempre. Al verme esbozó una pequeña sonrisa y yo, sin pensarlo dos veces, me acerqué para abrazarla.
—¿Ya tienes todo en orden? —me preguntó.
—Sí, madre —le respondí.
—Tu padre ya te está esperando abajo.
Sentía nostalgia por tener que irme, pero a la vez me emocionaba ir a Hogwarts un año más. Mi madre me dio un beso en la mejilla y sonrió.
—Que tengas un buen año, Cassiopeia.
—Gracias, madre, adiós.
Salí de la habitación y poco después, estaba en la estación de King's Cross, despidiéndome de mi padre.
—Adiós —me dijo, tan frío como siempre—, no olvides lo que te dije.
Asentí lentamente.
—No lo olvidaré, padre —aseguré.
Le di un beso en la mejilla y me dispuse a subir al tren. Draco se encontró con Crabbe y Goyle y desapareció poco después. Me dediqué a buscar un lugar dónde sentarme y estuve a punto de chocar con uno de los gemelos Weasley.
—Pero si es Cassiopeia Malfoy —dijo, y esbozó una sonrisa amable.
—Pero si son Fred y George Weasley —dije, y sonreí también. Me fijé entonces que tras ellos estaba Ginny Weasley—. Hola.
—Hola —respondió ella, amablemente.
—¿Te sientas con nosotros? —me preguntó George, ¿o era Fred?
—No veo por qué no —respondí.
Entramos en un compartimiento y me senté junto a Ginny y frente a los chicos. El tren se puso en marcha y me pregunté por qué me sentía tan cómoda ahí con esos chicos. Yo no era alguien muy sociable, aunque hablaba con todos mis compañeros de curso, solo había uno al que consideraba realmente mi amigo.
—Y entonces estás en sexto año, ¿verdad? —preguntó Fred, estaba casi segura de que era Fred.
—Así es, ¿y ustedes? —pregunté.
—Nosotros estamos en cuarto y Ginny va a comenzar primero.
Miré a la niña, que me miraba en silencio y recordé lo sucedido años atrás, cuando al igual que ella, iba a comenzar mis estudios.
—Me imagino entonces que debes estar emocionada —comenté.
Ella asintió, y por su expresión, supe que era bastante tímida.
—Un poco —respondió en voz baja e insegura.
—Hace algunos años, yo estaba igual. Lo que más me preocupaba era la ceremonia de selección.
—¿Por qué precisamente eso? —preguntó Fred.
Lo miré antes de responder.
—Porque mi padre me mataría si no quedaba en Slytherin —contesté con toda sinceridad.
—Toda tu familia ha estado en Slytherin ¿no? —dijo George.
—Así es, ni mi hermano ni yo tendríamos que ser la excepción.
—¿Y tu hermano?
—Por ahí, con él par de amigos que tiene, él es mucho más sociable que yo.
—Oye, no pensé que diría esto, pero eres agradable —dijo Fred, y eso me hizo sonreír.
—Que tenga el apellido Malfoy no significa que necesariamente tenga que ser desagradable.
—Es verdad —intervino Ginny.
Pasamos el resto del viaje hablando sobre muchos temas, y me sorprendió de sobre manera lo bien que me sentí, hablando con ellos. Cuando llegamos a Hogsmeade, nos dispusimos a bajar y pensé que mejor sería despedirme.
—Adiós, chicos, fue agradable hablar con ustedes —dije. Ellos sonrieron.
—Adiós, Cassiopeia —dijeron, al mismo tiempo.
Me alejé a paso rápido hacia donde se agrupaban mis compañeros de Slytherin. Aunque estaba de espaldas, no me costó reconocer a mi mejor amigo, Adrian Pucey. Llegué a su lado y me estiré para pasar mi brazo sobre sus hombros.
—Hola —dije. Él me miró y sonrió.
—¿Dónde te habías metido, Cass? Te estaba buscando —dijo.
—Si te lo dijera, no me lo creerías.
Frunció un poco el ceño y comenzamos a caminar hacia el castillo. Cuando me senté en la mesa de Slytherin, Draco llegó y se sentó a mi lado. Poco después aparecieron los de primer año y de inmediato localicé la cabellera pelirroja de Ginny. Como era de esperar, quedó en Gryffindor, al igual que todos sus hermanos. La cena comenzó y el gran comedor se llenó con el ruido de las conversaciones.
Más tarde, cuando me acosté en mi cama en los dormitorios de Slytherin, sentí algo muy extraño, se apoderó de mí la sensación de que algo malo iba a suceder. Intenté ignorarla, pues era algo infundamentado, pero se hacía cada vez más fuerte. Pronto supe que no podría dormir fácilmente, así que me levanté y me dirigí a la sala común. Me acomodé en uno de los sillones que había junto a la chimenea y me dispuse a leer un libro. Contra todo pronóstico, me quedé dormida y soñé que estaba en la sala de la mansión Malfoy y el piso estaba cubierto de sangre. Alguien bajaba las escaleras, envuelto en una capa oscura, aunque no podía verle la cara, daba un aspecto siniestro. Cuando pude abrir los ojos, Draco me miraba con preocupación.
—¿Estás bien? —me preguntó.
Asentí lentamente, pero sentía que el corazón me latía con demasiada fuerza. Me llevé las manos al pecho e intenté normalizar mi respiración.
—Solo era una pesadilla —dije. Me asustaba lo real que se había sentido, incluso parecía percibir el olor de la sangre. Tal vez ese año no sería tan tranquilo como los anteriores.
ESTÁS LEYENDO
𝓔𝓵 𝓻𝓮𝓰𝓻𝓮𝓼𝓸 𝓭𝓮𝓵 𝓱𝓮𝓻𝓮𝓭𝓮𝓻𝓸 || 𝓣𝓸𝓶 𝓡𝓲𝓭𝓭𝓵𝓮
Fanfiction«Soy un recuerdo, guardado en un diario durante cincuenta años». Lucius Malfoy le entrega el diario de Tom Riddle a la pequeña Ginny Weasley, y encarga a su hija mayor, Cassiopeia Malfoy, la misión de vigilarla de cerca. ¿Qué pasaría si el gran Har...