Los mortífagos comenzaron a aparecerse en la mansión Malfoy desde temprano. Hasta ese momento, nunca los había visto a todos juntos, y me sentía un poco fuera de lugar. Todos hacían reverencias mientras iban entrando en el comedor.
—Ese es tu lugar —dijo Tom, señalándome la silla a su derecha.
Asentí y me senté, intentando no sentirme tan incómoda, pues yo era la única mujer ahí, además de la más joven. Me fijé en que quedaban unos pocos lugares vacíos y algunos estaban conversando. Tan pronto Tom se puso en pie, todos guardaron silencio de inmediato y se quedaron muy quietos, mirándolo con atención.
—Como les había mencionado en nuestra primera reunión después de mi regreso —dijo, mientras caminaba lentamente alrededor de la mesa—, siempre premio a quienes me demuestran verdadera lealtad. Algunos de mis más leales seguidores están ahora en Azkaban, porque nunca negaron estar de mi lado. No permitiré que magos tan poderosos, pasen el resto de sus vidas en ese lugar, así que he pensado en que lo mejor es ir a sacarlos. Por eso los reuní, porque tengo todo un plan para lograrlo.
Jamás se me hubiera ocurrido que estuviera planeando ir a sacar a un grupo de peligrosos criminales de la cárcel, pero de él se podía esperar cualquier cosa. Algunos de los mortífagos intercambiaron miradas de sorpresa, otros se veían un poco asustados. Yo, por mi parte, intenté mantener el rostro inexpresivo. Tom llegó a su lugar en la mesa, se sentó y sacó su varita. Hizo aparecer un mapa de la fortaleza de Azkaban y se dedicó a explicar su muy bien elaborado plan para entrar. ¿En qué momento se le había ocurrido todo eso? No dudaba de que era alguien bastante inteligente, pero realmente había pensado en todo. Esa sería mi primera misión, y se veía realmente peligrosa, pero yo estaba decidida a no demostrar miedo. Nada podía salir mal, aunque todavía no sabía qué exactamente iba a tener que hacer ahí. Tom guardó su varita en el bolsillo y entrelazó los dedos sobre la mesa.
—Y es probable que los del ministerio sepan que estamos allá —dijo—, y si lo saben, enviarán aurores y puede haber lugar para una batalla. Por eso vamos a ir todos.
—Señor... —dijo un tal Rookwood, en voz baja, y sin atreverse a mirarlo.
—¿Sí? —preguntó Tom, mirándolo con atención.
—¿Cuándo será?
—En tres días.
Me puse nerviosa de inmediato, pero traté de seguir disimulando lo mejor que podía. No presté demasiada atención a las preguntas que hicieron después, me di cuenta de que la reunión había terminado, cuando todos comenzaron a levantarse y hacer reverencias antes de salir. Iba a salir también, pero Tom me detuvo, tomándome del brazo. Me quedé donde estaba y esperé a que todos, incluido mi padre, hubieran salido. Una vez estuvimos a solas, me volví para mirarlo.
—¿Y bien? —pregunté.
—Voy a pedirte algo muy importante —dijo.
—¿De qué se trata?
—Cuando hayamos entrado en Azkaban, quiero que busques a Bellatrix Lestrange, y la traigas aquí, sana y salva.
Traté de recordar a la tía Bella, pero eran pocos los recuerdos que me quedaban. Sabía que ella había sido importante entre los mortífagos, esa era la razón por la que Tom me estaba pidiendo que fuera directamente a buscarla.
—¿Solo eso? —pregunté.
Asintió.
—Solo eso. Búscala hasta que la encuentres y tráela. Eventualmente habrá una guerra, Cassiopeia, y necesito a los más fuertes de mi lado.
Me acerqué un poco y puse mi mano sobre la suya.
—No te preocupes —dije mientras lo miraba a los ojos con atención—, yo voy a cumplir con tus órdenes.
Esbozó una pequeña sonrisa y, por primera vez, entrelazó sus dedos con los míos.
—Sé que lo harás bien. Tengo mucha fe en ti.
Que me dijera que creía en mí, hizo que sintiera aún más que no debía decepcionarlo bajo ninguna circunstancia. Yo iba a traerle a mi tía Bella, tal como me lo había pedido. No pensaba fallar en la primera misión que me había puesto.
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𝓔𝓵 𝓻𝓮𝓰𝓻𝓮𝓼𝓸 𝓭𝓮𝓵 𝓱𝓮𝓻𝓮𝓭𝓮𝓻𝓸 || 𝓣𝓸𝓶 𝓡𝓲𝓭𝓭𝓵𝓮
Fanfiction«Soy un recuerdo, guardado en un diario durante cincuenta años». Lucius Malfoy le entrega el diario de Tom Riddle a la pequeña Ginny Weasley, y encarga a su hija mayor, Cassiopeia Malfoy, la misión de vigilarla de cerca. ¿Qué pasaría si el gran Har...