DIECIOCHO

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En los días siguientes, me di a la tarea de hacer cosas que consideraba importantes. Una de ellas, era despedirme de Fred y George. Me habían dicho en una carta que se quedarían en el Caldero Chorreante un par de días antes de regresar a Hogwarts, así que decidí ir a verlos allí. Me levanté muy temprano y cuando bajé a desayunar, me encontré a Tom, diciéndole algo a Draco en la sala.

—Buenos días —saludé al llegar.

—Buenos días, Cassiopeia —dijo Tom, mientras se giraba para mirarme.

Me acerqué a Draco para darle un beso en la mejilla.

—Hola, Cass —me dijo, bastante desanimado.

—Espero no haber interrumpido su conversación —dije.

—No, era una conversación informal. Creo que Draco sería un buen mortífago.

Tan pronto escuché eso, me tensé y la sonrisa desapareció de mi rostro. No, mi hermano no iba a estar en algo así, yo no lo iba a permitir. Precisamente iba a tomar un lugar entre los mortífagos para evitar a toda costa que Draco tuviera que hacer lo mismo. En ese momento, nos avisaron que estaba listo el desayuno y nos dirigimos al comedor.  Tom terminó de desayunar rápido y se fue.

—Vamos a ir al callejón Diagon, Cassiopeia—me dijo mi padre, mientras dejaba el periódico sobre la mesa—. A comprar las cosas para el colegio.

Respiré profundo, pues ese era el momento de comunicarles que había tomado una decisión muy importante.

—No voy a regresar a Hogwarts —dije.

Draco y mi madre pusieron cara de tragedia tan pronto dije esas palabras.

—Entonces vas a aceptar la propuesta que el señor oscuro te hizo —dedujo mi padre, parecía muy satisfecho. Yo solo asentí.

—Por favor, Cassiopeia —dijo mi madre—, creo que no lo has pensado lo suficientemente bien.

La miré a los ojos y pude ver lo mucho que temía por mí.

—Todo lo contrario, madre —dije—, he pensado mucho para llegar a tomar esta decisión, creo que estoy lo más segura que puedo estar.

Draco tiró la servilleta sobre la mesa con brusquedad, se levantó y salió. Me disculpé y salí tras él.

—Draco —lo llamé, pero siguió caminando— ¡Draco!

Se detuvo antes de subir las escaleras, me miró mal y se cruzó de brazos.

—No pensé que fueras a reaccionar de esa manera —le dije con suavidad.

—No quiero regresar a Hogwarts sin ti.

En ese momento, me di cuenta de lo mucho que lo quería, y de que también lo iba a extrañar mucho. Me acerqué y le di un fuerte abrazo. Siempre había sentido que era mi obligación cuidar de él y protegerlo. Había crecido, pero para mí siempre iba a ser un niño.

—Quiero que sepas que hago esto porque tengo que estar cerca de nuestros padres, pero también porque quiero que tú no tengas que ser parte de esto más adelante. Todo lo que quiero es proteger a mi familia.

—Lo que vas a hacer es un sacrificio demasiado grande, y ni mis padres ni yo, lo valemos.

Me alejé un poco de él para poder mirarlo a los ojos.

—¿Por qué dices eso? —pregunté, frunciendo un poco el ceño.

—Tú siempre crees que puedes salvar a todo el mundo, pero ¿Quién va a salvarte a ti? Te conozco y sé que tienes ese complejo de super heroína.

𝓔𝓵 𝓻𝓮𝓰𝓻𝓮𝓼𝓸 𝓭𝓮𝓵 𝓱𝓮𝓻𝓮𝓭𝓮𝓻𝓸 || 𝓣𝓸𝓶 𝓡𝓲𝓭𝓭𝓵𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora