NUEVE

9.6K 849 355
                                    

Las semanas siguientes pasaron muy rápido y llegó el fin de curso. Había terminado mi sexto año en Hogwarts y ya solo me quedaría uno. No sabía todavía qué haría con mi vida, pero más tarde descubrí que hice bien en no hacer planes. La mañana en que regresaríamos a casa, me levanté temprano para terminar de organizar el equipaje y cuando subimos al tren, me acomodé en un compartimiento con Adrian y me quedé dormida tan pronto inició el viaje. Cuando abrí los ojos, me di cuenta de que faltaba muy poco para llegar a Londres. Me arreglé el cabello y me puse un suéter porque tenia mucho frío. Fred y George aparecieron en la puerta, no habíamos intercambiado ni una sola palabra desde nuestra última conversación, cuando murió Ginny, por lo que se me hizo muy extraño verlos ahí.

—¿Te dejo a solas con ellos? —me preguntó Adrian. Asentí lentamente.

—Sí, gracias.

Él se levantó de inmediato y salió sin decir nada más. Ellos entraron y se sentaron frente a mí. Aunque no fuera a reconocerlo en voz alta, me alegraba que por fin hubieran decidido hablarme.

—Hola, Cassiopeia —dijeron con timidez.

—Hola, chicos —saludé.

Ellos intercambiaron una mirada y luego volvieron a mirarme.

—Escucha, Cassiopeia... —dijo Fred— nosotros cometimos un error, y queríamos disculparnos por lo que te dijimos en la última conversación que tuvimos. No teníamos por qué hablarte de esa manera, ni hacerte quedar como culpable de lo que pasó con tu padre y Ginny.

Pasé unos segundos en silencio, pues no sabía qué decirles.

—Creo que podemos dejar eso en el pasado —respondí, mirándolos con atención—, sé que es una pregunta tonta, pero ¿Cómo han estado en este tiempo?

Vi aparecer el dolor en sus ojos y me arrepentí de haber hecho esa pregunta. Aunque no hubiéramos hablado en mucho tiempo, ellos me agradaban y entendía lo difícil que había sido todo ese tiempo sin Ginny.

—Nosotros sabemos que debemos seguir adelante —me respondió George—, pero cuesta demasiado acostumbrarse a que no volverás a ver a alguien a quien quieres tanto.

—Lo entiendo —dije—, también tengo un hermano y sé lo grande que es el cariño que puedes llegar a tenerles.

—Creemos que lo peor será cuando lleguemos a casa —dijo Fred—, todo se va a sentir muy vacío sin ella.

Me acerqué para darle un abrazo a cada uno, luego volví a sentarme frente a ellos.

—Sigo sintiéndolo mucho, chicos, de verdad.

Los dos esbozaron una sonrisa triste. El tren estaba entrando en la estación, así que me levanté para recoger mis cosas.

—Me alegra haber arreglado las cosas con ustedes —dije.

—No podíamos comenzar las vacaciones sin habernos disculpado —dijo George—, siempre fuiste amable con nosotros y había que arreglar las cosas.

—¿Podemos escribirte durante el verano? —preguntó Fred.

—Por supuesto que sí.

—¿No tendrás problemas con tu padre? —preguntó George.

—Tiene cosas más importantes que hacer que revisar mi correspondencia.

Sonreí y ellos hicieron lo mismo. Antes de bajar del tren, nos dimos un último abrazo.

—Adiós, chicos.

—Que tengas buen verano, Cassiopeia.

Draco apareció a mi lado, lo tomé de la mano y nos fuimos a buscar a mi padre. No tardamos mucho en encontrarlo, estaba charlando con los padres de Adrian.

𝓔𝓵 𝓻𝓮𝓰𝓻𝓮𝓼𝓸 𝓭𝓮𝓵 𝓱𝓮𝓻𝓮𝓭𝓮𝓻𝓸 || 𝓣𝓸𝓶 𝓡𝓲𝓭𝓭𝓵𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora