—Sigo pensando en que deberías estar en casa —me decía Tom, por enésima vez desde que se había enterado de que íbamos a ser padres.
—No me voy a quedar allá encerrada todos estos meses —repliqué y lo miré con impaciencia.
—Sabes que no estoy tranquilo con que andes por ahí, podría ser peligroso. Recuerda que seguimos teniendo muchos enemigos. Esos enemigos ya deben saber que eres la única persona en el mundo que me importa, y pueden usar eso para atacarme.
Me acerqué un par de pasos y le acaricié la mejilla.
—Nada va a pasarme, por eso no te preocupes.
Me miró, no muy convencido, y para que no dijera nada más, le di un beso.
—Nos vemos más tarde —le dije.
Él asintió y yo me fui a casa. Tan pronto llegué, me fijé en que había mucho ruido, y eso era algo inusual. Luego reconocí las voces de Greyback y de mi tía Bella, que parecían estar discutiendo.
—Yo no pienso permitir que se quede con todo el crédito —decía Greyback, visiblemente airado—. Yo fui quien lo atrapó.
—Yo simplemente voy a llamarlo, para que venga y se encargue de él —dijo mi tía Bella.
Entré en la sala y me aclaré la garganta.
—¿Qué está pasando aquí? —pregunté.
Mis padres y mi hermano estaban junto a la chimenea, observando la discusión entre mi tía Bella y Greyback. En el centro de la sala habían tres personas. Una de ellas era Hermione Granger, el otro era Ron Weasley, y el restante, no podía ser sino Harry Potter, aunque estaba casi irreconocible, pues tenía la cara hinchada, sin duda alguna, producto de algún hechizo.
—Greyback encontró a Potter, a la sangre sucia y a Weasley —me explicó mi madre.
—Pero no estábamos seguros de que fuera él —completó mi padre.
Me acerqué a Potter, saqué mi varita del bolsillo y le apunté.
—¡Finite incantatem! —exclamé
De inmediato, la hinchazón desapareció y volvió a verse como siempre.
—Ya comprobamos que sí es —dije.
Por lo que pude ver en sus ojos verdes, Potter tenía miedo, sentía la cercanía de la muerte. Sin perder tiempo, me recogí la manga del vestido hasta el codo y toqué la marca que relucía en mi antebrazo. Así Tom sabría que teníamos a Potter, y llegaría cuanto antes a encargarse de él. Greyback me miró de arriba abajo, muy descaradamente y se acercó un par de pasos.
—¿Por qué será que cada vez que la veo está más hermosa? —dijo, y esbozó una sonrisa que me hizo sentirme más que incómoda.
—Será mejor que te calles, Greyback —dijo mi tía Bella—, porque si mi señor escuchara lo que le estás diciendo a su esposa, te cortaría la lengua y te haría tragártela.
—Lo escuché —dijo la voz de Tom, que acababa de aparecerse—, y puede que haga lo que dijiste, Bella.
Tan pronto Greyback lo escuchó, su sonrisa desapareció, se puso pálido y se dejó caer de rodillas en el suelo.
—Perdone, mi señor —dijo, y le temblaba la voz—, yo...
Con una sola mirada, Tom lo hizo callar, y se acercó despacio hacia donde estaba.
—Te dije que tuvieras mucho cuidado con mi esposa —le dijo, con aquella voz fría que asustaba a todo el mundo—, pero eso lo arreglamos después. Entonces... Potter está aquí.
—Lo encontramos en una tienda en medio de un bosque —explicó Greyback—, al parecer estaba acampando.
Yo sabía que no estaba acampando, ni siquiera se estaba escondiendo. Todos esos meses había estado buscando algo, algo que teníamos muy bien guardado y fuera de su alcance. Con disimulo, me acerqué al chico para hablarle.
—Estabas buscando los horrocruxes, ¿verdad? —pregunté en un susurro, pero Potter no respondió, siguió rígido y aparentemente inexpresivo, aunque el miedo que estaba sintiendo, saltaba a la vista.
Tom se acercó a él y lo miró con mucho odio, como si fuera lo más despreciable que ha pisado la tierra.
—Nos volvemos a encontrar, Harry Potter —le dijo, y supe que estaba ansioso por matarlo de una vez por todas. Me sorprendió descubrir que yo estaba igual que él, deseando terminar con esa amenaza de una buena vez. Cuando sacó la varita del bolsillo, Potter pareció más que sorprendido.
—La varita de saúco —murmuró.
Tom sonrió.
—Así es.
Entonces recordé aquel asunto de las reliquias de la muerte.
—¿Dónde tienes la capa invisible? —le pregunté.
—Cuando registramos la tienda, no vimos ninguna capa invisible —intervino Greyback.
—La capa estaba en la tienda —respondió Potter.
—Entonces tendremos que ir a traérla —dijo Tom, muy serio.
—¿Y qué hacemos con Potter y con estos otros dos? —preguntó mi tía Bella.
—A Potter voy a matarlo, eso ya lo sabes, y los otros dos te los dejo a ti.
—Mi señor, ¿Puedo quedarme con la sangre sucia? —preguntó Greyback y miró a Hermione Granger de una manera que me causó escalofríos. Tom se encogió de hombros.
—Haz lo que quieras con la sangre sucia —respondió—, eso me tiene sin cuidado.
—¡No! —exclamó Ron Weasley, visiblemente asustado, entonces pude darme cuenta de lo que había entre ellos y casi sentí lástima, pero no podía dejarlo notar. Ya había comprendido que no bastaría solo con acabar con Potter, ellos tampoco podrían quedar con vida.
—No importa si logras matarme —dijo Potter, en un tono alto y claro—, al final siempre vas a salir perdiendo, porque nunca vas a conocer la amistad sincera o el amor. Mis amigos han estado conmigo hasta el final porque me quieren y me son leales, pero tus mortífagos solo están contigo porque te tienen demasiado miedo como para irse. Nadie nunca podría sentir amor por un ser tan despreciable y malvado como tú.
—Te equivocas, Harry Potter —intervine, y lo miré muy fijamente a los ojos, para que se diera cuenta de que yo no mentía—. Deja de hablar de lo que no sabes. Yo lo amo, verdadera e incondicionalmente y estaría dispuesta a hacer lo que sea por él. Le entregaría el mundo entero, con tal de hacerlo feliz.
—Eso solo puede significar que tú eres peor que él —me miró con desprecio, pero yo no aparté mis ojos de los suyos.
—Piensa lo que quieras, al final, estamos hechos el uno para el otro. Después de que acabemos contigo, vamos a poder ser muy felices sin que tú nos estorbes.
Cuando miré a Tom, supe que le habían agradado mis palabras, se acercó y me tomó de la mano.
—Vamos a ir por la capa, Potter —dijo—, despídete de tus amigos, porque esta será la última vez que los veas.
Mi padre se acercó y desató a Potter, luego lo apartó un par de pasos de sus amigos. Poco después, mis padres, Draco, Tom y yo, nos desaparecimos con Potter.
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𝓔𝓵 𝓻𝓮𝓰𝓻𝓮𝓼𝓸 𝓭𝓮𝓵 𝓱𝓮𝓻𝓮𝓭𝓮𝓻𝓸 || 𝓣𝓸𝓶 𝓡𝓲𝓭𝓭𝓵𝓮
Fanfiction«Soy un recuerdo, guardado en un diario durante cincuenta años». Lucius Malfoy le entrega el diario de Tom Riddle a la pequeña Ginny Weasley, y encarga a su hija mayor, Cassiopeia Malfoy, la misión de vigilarla de cerca. ¿Qué pasaría si el gran Har...