CUARENTA Y TRES

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La respuesta de Dumbledore tardó unos días en llegar, pero fue positiva. Quedamos en vernos en Londres, pues quería que conociera al resto de la orden. Eso me preocupaba, pues sabía que no todos iban a confiar en mí tan fácilmente como lo había hecho Dumbledore, pero estaba decidida a representar muy bien mi papel. Tom necesitaba un espía y yo estaba dispuesta a ser todo lo que él necesitara.

—Buenas tardes, Cassiopeia —saludó Dumbledore al verme llegar.

—Buenas tardes, señor —saludé.

Me ofreció su brazo, yo lo tomé y nos desaparecimos para aparecer en una pequeña plaza, frente a dos casas. Una de ellas tenía un número once y la otra un número trece. Miré con sorpresa cómo la casa número doce aparecía en medio de ellas. Cuando entramos, pensé en que era el lugar más extraño que había visto en mi vida. Seguí a Dumbledore a través de escaleras y pasillos hacia la cocina de la casa, donde  siete miembros de la orden esperaban sentados alrededor de una mesa. Cuando entré, se quedaron mirándome en silencio, y tuve que hacer grandes esfuerzos por permanecer serena. El primero en levantarse fue Arthur Weasley, me dedicó una sonrisa amable e intercambiamos un apretón de manos.

—Cassiopeia —saludó.

—Señor Weasley —dije.

Su esposa se levantó después, aunque no fue tan amable, por lo menos fue cordial.

—Sirius Black —dijo el siguiente, al que reconocí porque lo había visto en el periódico.

—Mucho gusto.

—Remus Lupin —dijo el siguiente.

—Nymphadora Tonks —ella parecía unos pocos años mayor que yo, y tenía el cabello de un llamativo color rosa. Tan pronto la vi, supe que nos llevaríamos muy bien.

—Yo ya tengo el gusto de conocerla —dijo Alastor Moody, y me dirigió una mirada hostil que me hizo saber que no para él, no era ningún gusto conocerme.

—Creo que eso no ayuda, pero no está de más pedirle disculpas, señor Moody —dije, tratando de verme muy arrepentida. Él asintió secamente y se sentó de nuevo.

—¿Es verdad que eres la esposa de Quien Ustedes Saben? —preguntó el último, los demás lo miraron como si les pareciera una pregunta terrible.

—Así es —le respondí.

—Kingsley Shacklebolt —se presentó.

Después de darle la mano, puse mi sonrisa más amable.

—Un gusto conocerlos a todos —dije.

Aunque no lo estuvieran demostrando, yo sabía que no confiaban del todo en mí, pero ya me encargaría de terminar con sus sospechas.

—Tonks, por favor haz lo que te dije —dijo Dumbledore, la aludida sonrió y me indicó con una seña que la siguiera.

Sirius salió también tras de mí y fuimos a una habitación en la que había en tapiz enorme con un árbol genealógico. Era el árbol genealógico de la familia Black y ahí estaban los nombres de mi madre y mi tía Bella. El nombre de mi madre aparecía conectado al de mi padre con dos hilos plateados y debajo estaba mi nombre y el de mi hermano. Mi nombre también estaba conectado con dos hilos al de Tom Riddle. Pocas veces en mi vida, había escuchado a mi madre hablar de su familia, así que para mí fue un poco extraño encontrarme con eso.

—Como puedes ver, tu madre y yo somos primos —dijo Sirius, y se detuvo a mi lado.

—Ella nunca lo había mencionado —dije.

—Como era de esperar.

—Entonces, tú eres mi prima —intervino Tonks, y señaló con el dedo índice donde aparecía un nombre: Andromeda—. Mi madre es hermana de tu madre y de Bellatrix.

𝓔𝓵 𝓻𝓮𝓰𝓻𝓮𝓼𝓸 𝓭𝓮𝓵 𝓱𝓮𝓻𝓮𝓭𝓮𝓻𝓸 || 𝓣𝓸𝓶 𝓡𝓲𝓭𝓭𝓵𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora