TREINTA Y NUEVE

6.1K 543 80
                                    

Barty logró impedir que su padre hablara con Dumbledore, pero la forma que encontró, fue matándolo. El día de la tercera prueba del torneo de los tres magos había llegado, y yo tenía una misión que cumplir. Habíamos planeado todo minuciosamente, de manera que Harry llegara hasta el centro del laberinto, yo tenía que evitar que los demás participantes llegaran primero que él. Desde mucho antes de salir de la mansión Malfoy, sentía que los nervios se apoderaban lentamente de mí. Tom, por su parte, se veía más que tranquilo, y me observaba caminar nerviosa por la sala.

—Si hay algo que me gusta de ti, es tu seguridad en ti misma —dijo, mientras se levantaba del sillón y se acercaba a mí—, nunca te había visto así.

—Es que esta es una misión un poco más difícil —dije.

—Lo vas a hacer bien, sabes que tengo fe en ti.

En verdad agradecía que creyera en mí, por eso me sentía en la obligación de no decepcionarlo. Tomó mi mano y le dio un leve apretón. Me acerqué un poco para mirarlo a los ojos y me permití perderme en ellos, siempre me hacía sentirme un poco más valiente.

—Creo que ya es hora —dije, con pesar. Tom sonrió.

—Nos veremos más tarde, y entonces, todo esto habrá terminado —dijo con voz suave.

Se acercó y me dio un beso de despedida. Lo miré una vez más y me desaparecí para aparecer en Hogsmeade. Los funcionarios del ministerio se estaban agrupando a las afueras del pueblo, me cubrí con la capa invisible que Barty me había enviado y me mantuve cerca del grupo. Cuando entraron en Hogwarts, entré con ellos, cuidándome de que nadie notara mi presencia. Se sentía muy extraño volver a estar en Hogwarts, me llené de nostalgia al recordar muchos buenos momentos que había vivido allí, cuando mi vida era diferente y no tenía ninguna preocupación. Cuánto habían cambiado las cosas, en realidad, todo había cambiado solo porque Tom había aparecido. Desde que había salido de ese diario, nada era lo mismo, ni volvería a ser igual. Tuve que esperar un buen rato, hasta que Barty salió del castillo para dejar la copa del torneo en el laberinto. Lo seguí y entramos juntos. Una vez supe que nadie se daría cuenta, me quité la capa.

—Cassiopeia —dijo a modo de saludo.

—Barty —le dije.

Comenzamos a caminar hacia el centro del laberinto y cuando estuvimos en el lugar donde iba a dejar la copa, sacó su varita y la tocó.

¡Portus! —dijo—. Listo. De ahora en adelante, la misión queda en tus manos.

Asentí lentamente e intenté seguir estando tranquila, aunque me costaba mucho.

—Bien.

Antes de irse, me dio una palmada amistosa en el hombro. Regresé tras él y esperé en un lugar que me pareció apropiado. Me pareció que pasaron siglos hasta que escuché pasos que se acercaban, y la primera participante del torneo, apareció. Pasó por mi lado sin darse cuenta de mi presencia, la dejé alejarse un poco y enfrentarse a un par de peligros antes de decir:

¡Desmaius!

Ella cayó al suelo, yo lancé chispas rojas con la varita y me cubrí de nuevo con la capa invisible. Después de que la sacaron, seguí mi camino, tratando de encontrar a los demás participantes. Reconocía a Viktor Krum por el día de los mundiales de quidditch, así que lo seguí por un buen rato, pues no quería levantar sospechas al atacarlos tan rápido. En un momento, se encontró con Cedric Diggory, intercambiaron un par de palabras y se fueron por caminos distintos. Entonces, se me ocurrió una idea.

¡Imperio!

Envíe a Krum tras de Diggory, para que se encargara él de atacarlo, y mejor fui a ver dónde estaría Harry. Por alguna extraña razón, no lograba encontrarlo, dos veces tuve que detenerme y usar la varita como brújula, porque me sentía bastante perdida. Cuando por fin lo encontré, ya había llegado junto a la copa, el único problema era que la estaba tomando al mismo tiempo con Diggory. No pude hacer nada, y solo me imaginé la cara que pondría Tom cuando viera llegar a Harry acompañado, cuando se suponía que llegaría solo. No me gustaba para nada la idea de que se enojara conmigo, pero ya le explicaría de alguna manera. Intenté encontrar la salida del laberinto y me cuidé de ponerme bien la capa.

𝓔𝓵 𝓻𝓮𝓰𝓻𝓮𝓼𝓸 𝓭𝓮𝓵 𝓱𝓮𝓻𝓮𝓭𝓮𝓻𝓸 || 𝓣𝓸𝓶 𝓡𝓲𝓭𝓭𝓵𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora