LXXI. ¿Tú eres Maito Gai?

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El hokage leía con atención el escrito que la asistente colocó entre sus manos.

- ... un tren que conecte las cinco grandes naciones, será todo un proyecto pero no veo que sea imposible.

- Si los señores feudales lo aprueban, sería una gran manera de generar ingresos por medio del turismo, las personas vendrían con frecuencia a nuestra aldea, gracias al tren serían alrededor de 12 horas de viaje a la aldea más cercana, en lugar de 3 a 4 días de desplazamiento a pie.

- Tienes toda la razón. Sólo queda esperar a que los cuatro kages restantes estén de acuerdo.

Kakashi devolvió la hoja a Shizune y ella volvió a colocarla en su bolso.

- ¿Te gustaría un poco de postre?-

- Claro Kakashi-sama - ella nunca podría negarse a comer algo dulce después de los alimentos.

- Tengo un poco de este pastel que me regalaron hace unos días en el mercado, está muy delicioso.

El hokage puso un pedazo sobre un plato y lo colocó frente a Shizune, luego sirvió un poco para él.

- Y si le agregas un poco de esta crema batida sabe aún mejor - cogió un poco con su cuchara y lo acercó a la boca de la pelinegra - Di "ah" -

Ella obedeció y abrió su boca para probar el pastel.

- ¡Qué delicia!

- ¿Verdad? Si quieres te serviré más.

- No creo que debería Kakashi-sama, además es tarde, debería marcharme.

- Podrías quedarte a dormir... - la voz del hokage era más un susurro, pero la kunoichi escuchó perfectamente.

- No estoy preparada...

Kakashi acarició sobre la mesa la mano de Shizune para luego atraerla hacia él.

- Puedo prestarte algo de ropa para dormir... De verdad me gustaría que pasaras aquí la noche.

El corazón de Shizune comenzó a aumentar la velocidad a la vez que sus mejillas se tornaban a un tono carmesí.

- Yo...

- No tienes idea de cuánto deseo tenerte más y más cerca de mí... - una vez dijo eso el hokage se lanzó a besar los labios de su asistente con gentileza al principio, sin embargo, pronto se dio cuenta de que deseaba aún más.

Sus cuerpos se acercaban, junto al calor que despedían, Shizune rodeaba con ambos brazos el cuello del Hatake, concentrada en mantener una buena respiración, pues no quería cortar el beso.

El sexto paso una mano debajo del kimono oscuro de Shizune y suspiró cuando encontró sus tonificadas piernas, suaves y tan bien formadas, justo como las recordaba.

- Shizune, vamos a mi habitación, por favor -

Sus palabras eran demasiado formales para los deseos que había detrás, la kunoichi sabía que una vez aceptara no habría marcha atrás.

𝙴𝚕 𝚟𝚒𝚊𝚓𝚎 𝚍𝚎 𝚂𝚑𝚒𝚣𝚞𝚗𝚎 | ᴋᴀᴋᴀꜱʜɪᴢᴜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora