II. La aprendiz de Tsunade Senju.

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Las clases transcurrieron con normalidad hasta que llegó la hora del almuerzo, todos salieron al patio, la mayoría en grupos; Shizune no tenía amigos de su edad, rara vez salía de casa y si lo hacía, era simplemente para comprar los víveres del hogar, visitar la biblioteca, e ir a dejar el lunch al tío Dan, así que, en su primer día de academia, salió sola al patio con la determinación de hacer amigos.

Los primeros en aparecer frente a ella, fueron Kurenai y Asuma, ese par de niños siempre estaban juntos y parecían amables, se encontraban sentados cerca del patio de entrenamiento principal, compartiendo unos dangos.

-Hola- saludó con naturalidad Asuma al ver cómo Shizune se acercaba.

-Hola, ¿Puedo acompañarlos? –

- Uhm – asintió la niña de ojos color carmesí. – No te había visto por aquí, ¿Eres nueva en la aldea? –

- Eh... no, siempre he vivido aquí, solo que paso bastante tiempo en casa y salgo en pocas ocasiones – respondió la pelinegra mientras sacaba unas bolas de arroz.

- Eres Kato ¿Cierto? Quiere decir que el shinobi Dan Kato es de tu misma familia – le preguntó Asuma.

- El tío Dan es la única familia que tengo, honestamente no conozco a alguien más de mi clan –

Ambos niños se vieron entre sí, pero antes de que dijeran otra cosa, un peculiar chico de su misma edad, vestido con un traje verde y cabello en forma de casco, llamó su atención, pues comenzó a correr a lo largo del campo de entrenamiento con una manta colgada a sus espaldas que decía: "Que se me permita entrar a la academia si doy 500 vueltas".

-Este tipo de nuevo... - se quejó Asuma.

- Creo que no sabe cuándo debe rendirse – expresó Kurenai.

- ¿Quién es? –

- Maito Gai, es hijo de un genin llamado... ah sí, Maito Dai, ambos son incapaces de usar bien su chakra, por tanto, pésimos en todas las áreas ninja, Gai no fue admitido en el examen para ingresar y ha estado haciendo todo tipo de locuras para ser aceptado – contestó el Sarutobi.

- Por eso es importante que conozcas tus raíces, si no sabes cuáles son tus fortalezas seguro terminarás como ese chico... - completó Kurenai.

Shizune observó a Gai, conmovida por el esfuerzo que hacía, ella no compartía el mismo sentir que sus compañeros, consideraba que el chico merecía una oportunidad en la academia ninja, para darse cuenta por sí mismo, si tenía lo necesario para ser un shinobi.

-Creo que un ninja no debe confiarse únicamente en su talento o poderes heredados, el trabajo duro también es muy importante – soltó la niña después de unos segundos, logrando que los otros dos la miraran extrañados.

La pelinegra se levantó del lugar y caminó de regreso a la escuela, a pesar de que quería hacer amigos, no estaba interesada en socializar con personas de pensamientos así, cuando volvió al salón, notó un grupo de niñas asomadas a la ventana, todas ruborizadas y haciendo un escandalo como si algo extraordinario sucediera. Invadida por la curiosidad se acercó a ellas.

-¿Qué sucede? – le preguntó a una.

-Es Kakashi, está entrenando lanzamiento de shurikens en ese árbol y es tan genial – respondió eufórica.

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𝙴𝚕 𝚟𝚒𝚊𝚓𝚎 𝚍𝚎 𝚂𝚑𝚒𝚣𝚞𝚗𝚎 | ᴋᴀᴋᴀꜱʜɪᴢᴜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora