Capitulo 2

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Estaba de nuevo en su consultorio, yo estaba totalmente desnuda sentada en su escritorio y el solo llevaba sus boxers que me dejaban ver lo feliz que le hacia mi presencia, me besaba brusca pero apasionadamente mientras con una mano me sujetaba de la nuca y con la otra me estrujaba un pecho haciendo que soltara un gemido en su boca. Pensé que era momento de quitar mi timidez así que tome el borde de su última prenda y la baje lentamente, en cuanto le quite por completo sentí su miembro chocar contra mi mano.

Rompí el beso, comencé a tocar toda su longitud con la mano y lo acaricie de arriba abajo, lo hacía cada vez más rápido y pude escuchar cómo le comenzaba a faltar la respiración a Sebastian y soltaba uno que otro gemido que hacía que me mojara cada vez más.

Adiós a mi timidez, lo empuje suavemente a su silla y me puse de rodillas, sin dudar introduje su miembro en mi boca, pero solo llegue hasta la mitad. Él era tan grande que si seguía metiéndolo todo me ahogaría. Continúe con lo mío y empecé a succionar lentamente la punta para luego deslizar todo su ser en mi boca. Sebastian tenía su mano enredada en mi cabello empujándome para que lo saboreara más a fondo. Seguí lamiendo y cuando sentí que se corría comencé a succionar con más fuerza hasta que...

Me senté en mi cama sudada y jadeando. Eran las tres y media de la noche. Esta es la quinta vez que soñaba algo así con mi ginecólogo, con Sebastian. Desde que regrese de mi primera consulta no he parado de tener esos sueños húmedos con él, nos imaginaba a él y a mí en diferentes escenarios, como en su oficina, en mi cama, en una piscina y lo más sorprendente en mi escuela. Esto estaba mal, lo sabía, pero simplemente no lo podía evitar. Me encantaba imaginarme como me haría suya...

Estaba tan excitada por el sueño que no tuve más remedio que masturbarme, me quite toda la ropa quedando desnuda, acaricie mis pechos lentamente para después bajar una de mis manos a mi clítoris y empecé a tocarlo despacio, aumente la velocidad y mientras mordía la almohada para que no se escuchara mis gemidos, seguí así hasta que llegue al orgasmo, cayendo rendida en un profundo sueño.

Esa misma noche más tarde...

Sebastian

- ¡Sigue por favor! – se escuchaban los gritos de una mujer.

- ¿Quieres más? – decía el hombre mientras la penetraba rápidamente.

-Si po... por favor... - dijo la mujer como pudo...

Movía mi mano rápidamente alrededor de todo mi miembro mientras veía la película porno que me mando Chris por correo. Llevo despierto desde la una de la noche, no he podido dormir. Si otra vez me puse a pensar en ella, en mi dulce e inocente Lauren y gracias a ello no he dejado de masturbarme pensando en ella y fantaseando con el día en que introduzca mi miembro en su preciosa boca.

A pasado una semana y solo cuento los días para volver a verla y poder tocarla todo lo que yo quisiera, aunque no debería pensar así, ella es una niña. Pero algo me pasa con ella, es perfecta y simplemente no puedo mantener mis pensamientos y mis manos lejos de su cuerpo. Fantaseaba con hacerla mía en donde fuer, pero ya quería enterrarme en ella. Seguí viendo la película hasta que al fin me corrí. Me limpie, apague la televisión y trate de dormir. Cuando estaba a punto de dormirme sentí como mi amigo volvía a resucitar.

¡Joder! Ya no aguanto más, en la próxima cita que tenga con ella ¡la hare mía!

Mi ginecólogoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora