Capitulo 51

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Lauren

Tenía que llegar rápidamente a la casa de Sebastian, tenía que contarle todo. Aunque él no esté en su casa lo esperare el día entero si es necesario para hablar con él.

No podía irme a Paris sin decirle... Corrí mas rápido, con una enorme sonrisa en mi cara y seguí corriendo, hasta llegar a la puerta con la respiración agitada. Toque la puerta, pero no me abría, sabía que estaba en casa porque su coche estaba aparcado afuera.

Toque otra vez, pero creo que lo hice más fuerte y la puerta se abrió. Entre silenciosamente, había ropa tirada en el suelo. Me agache para recogerla y... ¿era ropa de mujer? Me queda quieta por unos segundos preguntándome que hacia esa ropa aquí, si no era mía. Escuché unos ruidos extraños arriba en la habitación, con miedo subí.

Abrí la puerta de la habitación de Sebastian, donde se escuchaban cada vez más fuertes.

Sentí que mi mundo se caía, el ver esa horrible imagen y mis ojos no dudaron en llenarse de lágrimas y esparcirse por mi rostro. Sebastian estaba teniendo sexo con Elizabeth. En cuanto ellos me vieron pararon de hacer sus porquerías y lo único que pude decir fue...

-Sebastian, tenemos que hablar – baje a la sala de estar llorando y me senté en el sofá ¿Por qué me hizo esto? ¿nunca me amo? ¿desde cuándo me era infiel?

Escuche como bajaban, los dos. Elizabeth se despidió de Sebastian con un beso en los labios que me partió el corazón pues Sebastian le respondió al beso y después se fue.

- ¿Por qué? – fue lo único que dije.

-Porque ¿Qué? – me dijo fríamente.

- ¿Por qué me engañaste? – dije llorando.

- ¿Yo? pero si fuiste tú que me engaño primero – me contesto.

-¿Qué? Yo jamás te engañé con nadie – le dije.

- ¡No me hagas reír! – dijo aun serio – te vi a ti y a Alex teniendo sexo.

-Estás loco yo nunca me he acostado con nadie solo contigo – dije dolida.

-Pues entonces explícame esto – se fue a buscar algo y regreso con su ordenador portátil y puso un video. Era de Alex y una chica muy parecida a mí, pero no era yo.

-Esa no soy yo – le dije.

-Claro que eres tu ¿ahora no quieres reconocerlo? – dijo furioso.

-Pues no lo reconozco porque yo nunca me acosté con el – suspiré sin parar de llorar – pero tu si te has acostado con otra.

-Sí, me acosté con Elizabeth porque no es una niña inmadura como tú – eso si me dolió – además tú me fuiste infiel primero, ya estamos empatados.

-Yo nunca he hecho eso – lloraba cada vez más – y si soy una niña ¿Por qué estabas conmigo?

- ¿Quieres saber por qué? – me pregunto y yo solo asentí – porque solo eras un juego para mí – y fue ahí cuando sentí que mi corazón se rompía más de lo que ya estaba.

-Entonces nunca me amaste realmente, solo fui un juego para ti... - mi corazón había dejado de latir en ese preciso momento.

-Sí, solo fuiste eso – me dijo frio – además ¿Por qué me fijaría en ti? si tengo a Elizabeth que es una gran mujer, no como tú que eres una... - no lo deje terminar porque le di una cachetada.

- ¡Cállate, no te permito que me insultes! – le grite.

-Eso es lo que te mereces – me dijo.

-No, no lo merezco – le dije llorando – y como sé que nunca te voy a convencer de que la que está en el video soy yo – suspire – me voy Sebastian.

-Si vete, no te quiero volver a ver – comento.

Llorando me dirigí hacia la puerta, arrugando el papel que traía en mis manos, pero antes de irme me gire.

-Una cosa más Sebastian, te pido que por favor no me busques nunca – y a si me marche de ese lugar sin escuchar respuesta por su parte. Adiós Sebastian.

Mi ginecólogoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora